El País Digital
Jueves
12 junio
1997 - Nº 405

Una inesperada lluvia de 'petrodólares' salva a Caldera del creciente caos social en Venezuela

LUDMILA VINOGRADOFF, Caracas
Una inesperada lluvia de petrodólares ha salvado en el último momento al Gobierno de Venezuela, acosado desde hace un año por una ola de violentas protestas sociales que amenazaba con desestabilizar al país. La venta de 18 yacimientos petroleros la semana pasada aportó al Ejecutivo del presidente Rafael Caldera 2.300 millones de dólares (cuando apenas esperaba 200), con los que apaciguar el descontento de la población e incluso evitar un proceso judicial por desviar fondos para pagar la nómina de los funcionarios. Una vez más, el oro negro saca a Venezuela del marasmo.

La semana pasada, el milagro petrolero volvió a aparecer con un chorro de petrodólares inesperado. «Ni siquiera los directivos de Petróleos en Venezuela (PDVSA), que esperaban apenas 200 millones, se imaginaron que entraran más de 2.000 millones de dólares», afirmó el ministro de Hacienda, Luis Raúl Matos Azócar.

En apenas cinco días, la estatal PDVSA recaudó 2.300 millones de dólares por la adjudicación de 18 yacimientos, uno de ellos a la española Repsol, que apostó 330 millones de dólares por el campo de Mene Grande.

El ministro Matos reconoció que el Gobierno tampoco se imaginó que entrara esa imprevista danza de millones en tan pocos días. «Nadie es Dios para saber lo que va a pasar mañana. Ni nosotros con el presupuesto nacional ni Petróleos de Venezuela», añadió.

Con este ingreso milagroso, el Gobierno de Caldera podrá cubrir este año la nómina de sus funcionarios tras el aumento salarial decretado recientemente para hacer frente al malestar. Hasta ahora, no había recursos presupuestados para hacer frente a esta emergencia, y un intento de desviar fondos de otras partidas amenazaba con llevar al presidente ante los tribunales.

De hecho, el contralor (controlador) general, Eduardo Roche Lander (con funciones similares a un Tribunal de Cuentas), ya había iniciado una investigación contra el presidente Caldera y sus ministros por presunta malversación de fondos, la misma irregularidad administrativa por la que también fue destituido y enjuiciado el ex presidente Carlos Andrés Pérez.

El chorro de petrodólares también servirá para mantener tranquila a la población en general, y especialmente a la clase media venezolana, prácticamente diezmada por la inflación y el duro plan de ajuste de los últimos meses. La población de las provincias, además, disfrutará de una cierta reactivación económica en sus áreas con la entrada de las inversiones de las multinacionales. Al menos, ésas son las esperanzas del Gobierno.

No es la primera vez en los últimos tiempos que el petróleo salva a Venezuela in extremis. Ya el año pasado, tras la puesta en marcha de las severas medidas de ajuste de la denominada Agenda Venezuela y cuando todos los analistas políticos esperaban revueltas sociales de protesta, los precios petroleros tuvieron un repunte en los mercados mundiales, proporcionando al atribulado Gobierno un ingreso extraordinario de 5.000 millones de dólares acogidos como agua de mayo por las mermadas arcas del país. Nadie se lo esperaba.

Y de nuevo esta semana pasada, el oro negro ha salvado al Gobierno de Rafael Caldera de ser enjuiciado penalmente y de un descontento social con consecuencias previsibles.

Sin ir más lejos, una violenta manifestación de estudiantes en Caracas ayer contra un aumento de las tarifas del transporte público dejaba patente el malestar que reina en Venezuela desde hace meses.

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