El País Digital
Viernes
18 abril
1997 - Nº 350

Las venezolanas comienzan
a competir en la política

Las mujeres se abren paso hacia la cúpula del poder entre
el machismo reinante

L. VINOGRADOFF , Caracas

La alcaldesa venezolana, Irene Sáez
(Reuter).
El protagonismo político que ha alcanzado la hermosa alcaldesa Irene Sáez, Miss Universo 1981, representa un ejemplo a seguir para las venezolanas que ambicionan llegar al poder, y constituye un dolor de cabeza para los hombres que no pueden imaginar a una mujer en la presidencia. En el pasado reciente, la única venezolana que casi gobernó el país sin haber sido electa fue Blanca Ibáñez, la secretaria privada del entonces presidente Jaime Lusinchi (1983-89), cuya experiencia enseñó a las mujeres a tomar un camino distinto si querían destacarse en la política.

Irene Sáez, de 35 años, no ha dejado de prepararse para gobernar desde que finalizó su reinado de belleza. Se graduó en Ciencias Políticas y ganó dos veces la caraqueña alcaldía de Chacao, convirtiéndola en un modelo exitoso de limpieza, seguridad urbana y gestión administrativa, lo que la ha llevado a la cima de la popularidad jamás alcanzada por un líder venezolano. Los sondeos la proyectan como futura presidenta.

Ahora, la actual Miss Universo, la venezolana Alicia Machado, también quiere dedicarse a la política, un terreno históricamente dominado por los hombres. Para Ixora Rojas, vicepresidenta de la Internacional Socialista de Mujeres y secretaria femenina de Acción Democrática, el machismo obstaculiza el avance de la mujer en la política venezolana. «Este país es muy machista. Culturalmente, tenemos una herencia patriarcal difícil de romper. Los hombres siempre han ejercido el poder y no quieren perderlo cuando alguna mujer compite con ellos».

A la diputada Ixora le complace el lugar alcanzado por la alcaldesa Sáez. «Por su tenacidad, trabajo e inteligencia, es la única que ha logrado el apoyo de todos los partidos para el Ayuntamiento, sin ser militante de ninguna organización». Ixora considera que las elecciones presidenciales del próximo año serán interesantes si Sáez se presenta como candidata.

Aun cuando las leyes igualan los derechos de la mujer con los del hombre, el avance de las venezolanas en la política es aún tímido y silencioso. En el Parlamento representan apenas el 6,5%, en las asambleas legislativas el 1,4% y en los consejos municipales el 3,6%. En el Gabinete gubernamental sólo hay dos ministras: la de Juventud, Pilar Romero, y la de Trabajo, María Bernardoni de Govea.

Pero la mitad de los seis ayuntamientos capitalinos está dirigida por mujeres: la ex actriz Yvone Attas, la abogada Flor Aranguren e Irene Sáez. Las tres alcaldesas han demostrado eficacia, seriedad, ingenio y buena administración. Además, las trabajadoras del sector privado ya están superando a los hombres en rendimiento. «En mi empresa prefiero contratar a las mujeres porque me han resultado más competentes, responsables, serias y honestas que los hombres», asegura el español José Antonio García, dueño de la más grande alfarería de Venezuela.

Las mujeres también se han destacado en el sector financiero, como Esther de Margulis, presidenta del Fondo de Garantía de Depósitos Bancarios. Aunque es en el poder judicial donde ya han alcanzado la meta del 50%, y la Corte Suprema de Justicia la preside Cecilia Sosa Gómez. Además, en los cargos docentes, desde la educación preescolar hasta la media, las mujeres alcanzan el 85% del profesorado.

A pesar del incremento del número de mujeres venezolanas en las luchas sociales, políticas, gremiales y comunales, así como en el estudio de carreras superiores, «estas cifras no se reflejan en las posiciones logradas por la mujer, debido a las serias limitaciones que ella tiene que enfrentar en un recorrido lleno de escollos para alcanzarlas», afirma María de Guzmán, presidenta del Consejo Nacional de la Mujer. En su opinión, es en «el campo político, tal vez, donde la mujer debe multiplicar esfuerzos para lograr posiciones de relevancia».

Según cifras oficiales, más del 60% de las venezolanas son jefes de hogar, es decir, que es la mujer quien sostiene económicamente a la familia. Muchos hogares carecen de padre, lo que ha originado que en Venezuela, en contra de lo que sucede en el resto del mundo, no se celebre la fiesta del padre. Se celebra principalmente el día de la madre.

«Más hormonales y transparentes»

L. V. , Caracas
Hay un rasgo común entre las líderes venezolanas. Casi todas son solteras o separadas y cuando consiguen encontrar pareja es rayando los 40 años con un tipo maduro y excepcional porque ellos las prefieren jovencitas y poco exigentes.

Cuando empiezan a despuntar en el campo político, los colegas les montan todo tipo de intrigas, sexuales e intelectuales, para descalificarlas y cerrarles el paso. «Los hombres intrigan para seguir gobernando porque saben que somos más hormonales y transparentes», afirma la diputada Ixora Rojas, recién casada a sus 40 años.

«La política ha significado una entrega absoluta de mi vida para transformar el país. Esto me ha costado mucho trabajo y no tengo tiempo para el romance», dice Irene Saez, de 35 años, la soltera más deslumbrante de Venezuela.

Los 53 años de la jurista y edil Sonia Sgambatti prefiere llevarlos sin marido porque sus energías las dedica a que el Parlamento apruebe una nueva ley que obligue a que el 50% del Congreso esté representado por mujeres. «Así garantizaremos la igualdad y la oportunidad de acceder al poder», dice.

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