Clinton vuelve a apostar por México y le concede un 'aprobado' en la lucha antidroga
JAVIER VALENZUELA
, Washington
Clinton se reunió en la Casa Blanca con Albright y la plana mayor de sus departamentos de Exteriores, Seguridad Nacional y represión del tráfico de estupefacientes para sopesar las razones a favor y en contra del aprobado a México, un país cuyo máximo responsable de la lucha contra los drogas, el general Jesús Gutiérrez Rebollo, ha sido detenido por sostener relaciones con un prominente capo del narcotráfico.
Albright se pronunció a favor del aprobado, subrayando el hecho de que Clinton ya ha anunciado que el próximo abril efectuará su primera visita oficial a México, un país por cuyo futuro apostó durante su primer mandato al adoptar dos importantes decisiones políticas: la aprobación en 1993 del Tratado de Libre Comercio (TLC), pese a la oposición de poderosos sectores de las partidos republicano y demócrata, y la concesión en 1995 de un crédito estadounidense tras la crisis del peso de finales del año anterior.
La secretaria de Estado añadió que la detención del general Gutiérrez Rebollo debía ser interpretada como una prueba de la voluntad del presidente Ernesto Zedillo y su Gobierno de combatir el narcotráfico y sus ramificaciones en la vida institucional mexicana.
Pero, por otra parte, Clinton escuchó también sólidos argumentos contrarios a la concesión del certificado a México. Altos responsables de los departamentos de lucha contra las drogas, los senadores republicanos Jesse Helms y Phil Gramm e incluso prominentes parlamentarios demócratas como Dianne Feinstein, Richard Gephardt, Robert Torricelli y Joseph Biden habían pedido en los días anteriores a la Casa Blanca que otorgara un suspenso a México.
México es la principal vía de entrada de la cocaína y la marihuana en EE UU, y lo que es más grave: la detención del general Gutiérrez Rebollo es interpretada en EE UU como un nuevo síntoma de la amplitud y profundidad de la corrupción vinculada al narcotráfico en los más altos niveles de la vida mexicana.
El pasado lunes, Ángel Gurría, ministro mexicano de Exteriores, había declarado que una calificación negativa de su país por parte de su poderoso vecino del Norte provocaría «una fractura en las relaciones bilaterales». Desde 1986, México siempre ha recibido el «visto bueno» de la Casa Blanca.
EE UU ha querido evitar la «fractura», pero su aprobado a México va acompañado de numerosas reticencias. El Gobierno mexicano, afirmaban ayer fuentes del Departamento de Estado, tendrá que seguir manteniendo la combatividad en la lucha contra el narcotráfico demostrada en las últimas semanas.
La Colombia de Ernesto Samper recibió, en cambio, un suspenso de la Casa Blanca . Fue colocada en la lista negra de los países que no colaboran con Estados Unidos. La denominada certificación de los países productores de las drogas que se consumen en territorio estadounidense o intermediarios en su tráfico, es una obligación impuesta por el Congreso a la Casa Blanca desde 1986.
El fracaso en la obtención del certificado lleva aparejadas sanciones económicas como la negativa de ayuda estadounidense, la suspensión de los créditos a la exportación y las garantías a las inversiones y el bloqueo de los préstamos de los organismos financieros internacionales.
Zedillo respira aliviado tras la decisión de Washington
JUAN MIGUEL MUÑOZ
, México
La vital importancia que tiene para Washington la estabilidad de su vecino sureño parece que ha pesado más que los recientes y sonados escándalos sobre las redes del tráfico de drogas, que implicaron hasta al ex presidente Carlos Salinas. La visita que Clinton realizará a México el 11 y 12 de abril también ha influido en la decisión.
Los horas previas al examen que EE UU impone a 32 países sobre la lucha antidroga estuvieron cuajadas de sorpresas en México. Óscar Malherbe de León, jefe del cartel del Golfo desde la captura hace un año de Juan García Ábrego, fue detenido y trasladado la madrugada de ayer a una cárcel de máxima seguridad próxima a la capital mexicana. La Procuraduría General de la República (PGR, Ministerio de Justicia y Fiscalía) informó de que el traficante afrontará los cargos de tráfico de drogas y homicidio. Sobre Malherbe pesa una petición de extradición de EE UU. Además, la Armada mexicana encontró ayer un alijo de 1.147 kilogramos de cocaína colombiana en una isla cerca de la ciudad de Cancún.
Fuentes de la Secretaría (Ministerio) de Relaciones Exteriores señalaban ayer pasadas las dos de la tarde hora local (las nueve de la noche hora peninsular española) que aún no habían recibido notificación alguna sobre la importante decisión del Gobierno estadounidense y que esperarían al anuncio oficial para hacer declaraciones.
«México está preparado para cualquier fallo. Esperamos que haya pleno reconocimiento de nuestros esfuerzos en la lucha contra el narcotráfico», declaró ayer el canciller mexicano, José Angel Gurría momentos antes de conocerse el veredicto de Washington. El responsable de la diplomacia llevaba días proclamando que el Gobierno de Zedillo continuaría su «pelea» contra los carteles de la droga con o sin la «certificación» de la Casa Blanca.
Pero nerviosismo ha habido a raudales en las pasadas jornadas jalonadas con detenciones de militares, capturas de capos y acusaciones vertidas por la prensa mexicana y estadounidense sobre las relaciones de la familia Salinas y dos gobernadores con el cartel del Golfo y con el cartel de Tijuana. El secretario de Hacienda, Guillermo Ortiz, admitía el jueves que la «descertificación» podría causar turbulencias en los mercados financieros.
El peso mexicano sufrió de hecho el jueves una pérdida en su cotización frente al dólar del 2%, el descenso más pronunciado desde octubre del año pasado. Ayer volvió a caer aunque ligeramente. La Bolsa reaccionaba en la sesión de ayer favorablemente al alza tras revelarse la esperada resolución del presidente Bill Clinton.
Bogotá recibe el 'suspenso' como una bofetada
PILAR LOZANO
, Bogotá
La noticia se conoció extraoficialmente a las tres de la tarde (hora local) y de inmediato los analistas afirmaron que más que una decisión técnica la descertificación, como el año anterior, debe interpretarse como una calificación política contra el presidente Ernesto Samper, visto desde EE UU como persona muy cercana a los carteles de la droga.
Se esperaba la respuesta del presidente Samper, quien eligió la tarde de ayer para condecorar a los colombianos que más han trabajado en la lucha contra el narcotráfico. El primero en hablar fue el vicepresidente Carlos Lemos, actual embajador en el Reino Unido. «No deja de ser triste que se proceda de manera tan injusta». Y añadió que Colombia debe dejar la posición lamentable de estar pendiente de la certificación . «Eso nos quita dignidad», declaró Lemos.
Última esperanza
Aunque se daba por hecho que nada salvaría al país de la mala calificación hasta última hora se tuvo la esperanza de que fuera reemplazada por una certificación condicionada; es decir, con un plazo definido para que el Gobierno cumpliera con la exigencia mayor de EE UU: la reimplantación de la extradición. La sensación que se vive ahora es que EE UU logrará en poco tiempo este objetivo. El Gobierno de Samper que por dos años afirmó que la extradición no estaba en su agenda de prioridades, cambió hace apenas un par de meses su discurso. Ahora todos sus funcionarios repiten que es prioridad número uno un proyecto que elimine de la Constitución la prohibición a la extradición de nacionales. Las cabezas de los tres grupos económicos más importantes del país -los verdaderos dueños del país- recomendaron en carta enviada ayer al presidente Samper que se le vuelva a dar vida a este mecanismo legal.
Antes de conocerse la decisión se daba por seguro que EE UU exigirá a Colombia dos decisiones más para mirarlo con ojos benévolos: aumentar la erradicación de cultivos ilegales y reducir el nivel de corrupción oficial. Se daba también por seguro que la descertificación no significará el retiro de la ayuda de EE UU para la lucha contra el narcotráfico. Con dinero de EE UU se adelantan, por ejemplo, los programas de erradicación de cultivos. «Hace dos meses que no duermo pensando en este tema», comentó ayer a una cadena de radio el director de la Policía, Rosso José Serrano.
Detenido un importante 'narco' mexicano horas antes de la 'certificación' estadounidense
JUAN MIGUEL MUÑOZ
, México
Los acontecimientos relacionados con el narcotráfico se suceden a velocidad de vértigo. Tras el reciente encarcelamiento del general Jesús Gutiérrez Rebollo, ex director del Instituto Nacional para el Combate a las Drogas (INCD), por la presunta protección que brindaba al capo del cartel de Ciudad Juárez y las acusaciones de vínculos con el narco contra prominentes políticos mexicanos, incluido el ex presidente Carlos Salinas, la detención de Malherbe supuso un tanto a favor de México horas antes de que la Administración de Bill Clinton anunciara los países que a su juicio no ponen toda la carne en el asador en la lucha contra el tráfico de estupefacientes.
México nunca ha sido descertificado desde que en 1986 Washington implantó el polémico procedimiento de evaluación. Pero este año, por primera vez, México no las tenía todas consigo. De ahí la necesidad de multiplicar los gestos hacia EE UU como la detención de Malherbe.
El buen camino
EE UU entendió el mensaje. La captura de Malherbe le mereció al portavoz del Departamento de Estado, Nicholas Burns, el siguiente comentario: «Damos la bienvenida a esa detención. Si marca un camino, se trata de un buen camino», informa desde Washington Javier Valenzuela.
En México, mientras, la PGR aseguró en un comunicado que el narcotraficante fue detenido por policías y soldados a bordo de un automóvil y que portaba un arma de fuego de uso exclusivo del Ejército. Añadió también que el capo intentó sobornar a los agentes y soldados con un cebo suculento: dos millones de dólares. Ni un dato más. El mutismo de la procuraduría era ayer absoluto, mientras algunos analistas señalaban que el arresto de Malherbe responde al deseo de evitar a toda costa el suspenso.
Pero si la captura de Malherbe puede reportar beneficios inmediatos ante la certificación, lo más probable es que también cree problemas de consumo interno al Ejecutivo de Ernesto Zedillo. Es de prever que Washington solicitará la extradición del presunto traficante, algo a lo que se opone con vehemencia nacionalista gran parte de la clase política mexicana.
Existen precedentes cercanos. El 15 de enero del año pasado, García Ábrego fue deportado a EE UU de manera fulminante sin responder por las imputaciones que pesaban sobre él en México. El Gobierno justificó la expulsión por la presunta nacionalidad estadounidense del capo, quien ha insistido siempre en su filiación mexicana. La deportación causó desavenencias incluso dentro del propio Ejecutivo, pues el entonces procurador general, Antonio Lozano, abogaba por enjuiciarlo en México antes de proceder a la entrega.
11 cadenas perpetuas
García Ábrego ha sido ya condenado en Tejas a 11 cadenas perpetuas. Tras su caída, Malherbe, uno de sus principales lugartenientes durante años, se hizo con el cartel del Golfo. Esta organización, la más poderosa a finales de la década pasada y comienzos de la presente, comenzaba a perder vigor al tiempo que otros grupos de narcos se hacían espacio en el turbio negocio de las drogas a base de tiros.
Son precisamente los capos del cartel de Tijuana y del cartel de Ciudad Juárez -los hermanos Arellano Félix y Amado Carrillo, respectivamente- los delincuentes más buscados por miles de soldados y policías mexicanos. Washington analiza imponer plazos al Gobierno mexicano para que se detenga a los Arellano y a Carrillo.
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Bill Clinton volvió ayer a apostar por México. Animado en gran medida por Madeleine Albright, el presidente estadounidense le otorgó a México el certificado de «buena conducta» en la lucha contra el tráfico de drogas. Clinton aceptó las razones, esencialmente geopolíticas, de la secretaria de Estado: EE UU no debe desairar a su gran vecino y tercer socio comercial con un suspenso en este examen anual que, desde 1986, el Gobierno de Washington hace pasar unilateralmente a una treintena de países. Colombia, en cambio, fue colocado en la lista negra de países que no colaboran con EE UU.
«No debemos aislar a México, debemos trabajar con México», declaró Nicholas Burns, portavoz del Departamento de Estado. La captura al sur del río Grande de Óscar Malherbe de León le mereció a Burns el siguiente comentario: «Damos la bienvenida a esa detención. Si marca un camino, se trata de un buen camino. Malherbe es un conocido y violento narcotraficante. Esperamos que sea procesado».
colombiana decomisada (A. Winning, Reuter).
Aunque le resta trascendencia al proceso de «certificación» sobre el combate al tráfico de drogas que cada año realiza Estados Unidos a decenas de países, el Gobierno mexicano de Ernesto Zedillo respiró ayer aliviado. El presidente estadounidense, Bill Clinton, decidió tras postreras consultas con la secretaria de Estado, Madeleine Albright, dar el visto bueno al comportamiento de México en la lucha contra el tráfico de estupefacientes, según funcionarios de EE UU.
Como ocurrió el año pasado, la decisión del Gobierno estadounidense de descertificar a Colombia en materia de lucha contra el narcotráfico fue recibida en el país como una bofetada. Dolió más tal vez por el hecho de que la decisión sobre México -envuelto en casos de narcocorrupción- fue favorable. Según EE UU la ayuda que presta Colombia en la lucha internacional contra la droga sigue siendo «débil».
Los horas previas al examen que EE UU impone a 32 países sobre la lucha antidroga estuvieron cuajadas de sorpresas en México. Óscar Malherbe de León, jefe del cartel del Golfo desde la captura hace un año de Juan García Ábrego, fue detenido y trasladado la madrugada de ayer a una cárcel de máxima seguridad próxima a la capital mexicana. La Procuraduría General de la República (PGR, Ministerio de Justicia y Fiscalía) informó que el traficante afrontará los cargos de tráfico de drogas y homicidio. Sobre Malherbe pesa una petición de extradición de EE UU.
La fiscalía no detalló, sin embargo, el lugar ni el momento de la aprehensión, que fue anunciada previamente por el departamento antinarcóticos estadounidense (DEA).
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