La persistencia de 3,5 millones de desempleados origina muchos mitos sobre la realidad
ANDREU MISSÉ
, Barcelona
Cada vez que se dan a conocer los datos de la encuesta de población activa (EPA) se produce un cataclismo. Es difícil digerir que en España sobrevivan 3.514.000 desempleados, es decir, un 21,91% de la población activa, como señala la última encue
sta. Pero la angustia que provocan estos datos se neutraliza generalmente poniéndolos en duda. Afirmaciones como «no se podría andar por la calle si hubiera tantos millones de parados» son las que acaban por ganar a la opinión pública. Como puede verse, h
oy por hoy el mejor antídoto contra el paro es negarlo. Esta posición es muy ventajosa para los Gobiernos, ya que les exime de tener que adoptar compromisos arriesgados e impopulares. En muchos países europeos con una tasa de paro que es la mitad de la es
pañola, la búsqueda de alternativas para crear empleo constituye el principal debate político y económico.
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1. ¿Cómo se ha llegado a 3,5 millones de parados?
A primera vista parece increíble que en España pueda haber más parados que en Francia, que tiene 58 millones de habitantes, y casi tantos como en Alemania, con más de 81 millones. No obstante, si se compara la evolución de la población y el empleo se pued e cambiar de opinión. La economía española emplea actualmente (tercer trimestre de 1996) a 12.524.520 personas, medio millón menos que en 1974. Sin embargo, durante este periodo la población ha pasado de 35.401.000 a 39.270.000 personas. Es decir, casi cu atro millones más. Si se observa la evolución de la población activa, el crecimiento es más intenso. El número de activos (suma de las personas que trabajan y los parados que buscan empleo) ha pasado de 13,2 millones en 1975 a los casi 16 millones actuale s. En definitiva, en 20 años el mercado laboral ha aumentado en 2,8 millones de personas, mientras que el empleo se ha reducido en medio millón. Los datos son de la EPA, que son los que toman como referencia todos los expertos y los organismos internacion ales.El máximo número de ocupados se alcanzó en el verano de 1991, con 12.677.000.
2. ¿Pero cómo es posible que con tantos parados no haya un estallido social?
El economista Juan F. Jimeno advierte que la situación es más soportable socialmente porque la mayoría de los parados son personas que proporcionan los «segundos ingresos» en las familias. Si se considera a los cabezas de familia, el paro es del 11,1%. La mayor parte de los desempleados son mujeres (1.827.000) y jóvenes menores de 25 años. Un 35% de las personas clasificadas como hijos están en paro. El número de hogares en los que todos están parados es de 900.000, el 10% del total. Jimeno precisa que el paro no siempre implica indigencia. La familia desempeña un gran papel de protección social y más de 1,5 millones de personas reciben alguna prestación. También ayuda la economía sumergida.
3. ¿Por qué ha crecido tanto la población?
La evolución demográfica y el cambio de signo de las migraciones han sido determinantes para explicar este fuerte aumento. La media de nacimientos durante los años sesenta fue de 671.000 anuales. En 1974 se alcanzó el record de 682.000 nacimientos, según el Instituto Nacional de Estadística. La fecundidad de la población ha ido reduciéndose paulatinamente y actualmente ya está por debajo de los 400.000 nacimientos anuales. Por otra parte, según la encuesta demográfica, entre 1971 y 1990 retornaron del ext ranjero más de 600.000 españoles. Un estudio de A. Blanes, F. Gil y J. Pérez señala que el número de españoles que vivían en el extranjero ha pasado de 2,2 millones en 1970 a 1,1 en 1994. El mismo estudio revela que los extranjeros residentes en España en 1991 eran 353.367, unos 200.000 más que 20 años antes. En los años ochenta llegaron al mercado laboral las generaciones del baby boom de los sesenta y setenta.
4. ¿Por qué ha crecido más todavía la población activa?
Lo determinante ha sido la incorporación de la mujer al trabajo fuera de casa. A finales de 1970 la población activa se repartía entre 9,2 millones de hombres y 3,1 millones de mujeres. Ahora rebasa los 16 millones de personas, pero el número de hombres e s prácticamente el mismo, 9,8 millones, mientras que el de mujeres se ha duplicado y éstas superan ya los seis millones; de ellas, casi dos millones están en paro. El desempleo femenino ha pasado de 193.000 personas en 1975 a 1.827.000 en la actualidad. H ace 20 años, la mayor parte de las mujeres se dedicaban básicamente a las actividades domésticas, por lo que eran clasificadas como inactivas. El cambio cultural ha favorecido su incorporación al mundo laboral, aunque en muchos casos este cambio sólo ha s ignificado pasar de inactivas a paradas (cuadro 2).
5. ¿Qué diferencia hay entre inactivos y parados?
La frontera entre inactivos y parados es a veces muy borrosa. Un mismo estudiante, por ejemplo, puede ser considerado inactivo o parado, según el momento del año. Cuando estudia se le considera inactivo. En verano, si busca empleo activamente y no lo encu entra, es un parado. El cambio fundamental se ha producido en la población femenina. Una mejor formación ha empujado a muchas mujeres a salir de la inactividad. Sorprendentemente, las mujeres que se dedican al trabajo doméstico son consideradas inactivas, a pesar de que esta actividad ocupa el 70% de su tiempo. En Estados Unidos el trabajo doméstico representa el 20% del producto interior bruto (PIB), según el premio Nobel de Economía Gary S. Becker.
6. ¿Por qué la economía española no crea empleo?
Esto no es exactamente así. El hecho de que España tenga menos empleo que hace 20 años no quiere decir que no se hayan creado muchos puestos de trabajo. El problema es que se han destruido muchos más de los que se han creado, sobre todo agrícolas. Entre 1 985 y 1995 se crearon 2,2 millones de empleos netos en los sectores no agrícolas. Pero este incremento ha sido insuficiente para compensar la pérdida de un millón de empleos en estos mismos sectores y, sobre todo, para dar acogida a los 2,7 millones de ag ricultores que han abandonado el campo desde 1975. Según los profesores Ramón Marimón y Fabrizio Zilibotti, si la disminución de empleo en la agricultura española hubiera seguido una pauta similar a la de Francia, la tasa de desocupados en España en 1992 habría sido del 8,2%, inferior a la media europea de aquel año, que fue del 9,5%. Marimón ha precisado que «la generación de empleo en los sectores no agrícolas se asemeja mucho al patrón europeo» (cuadro 3).
7. ¿Por qué Portugal tiene mucho menos paro que España?
Para muchos analistas resulta sorprendente que a pesar de la semejanza de situaciones entre España y Portugal (ambos países salieron de una dictadura y los dos tienen una elevada proporción de empleo agrario), el nivel de paro es muy distinto: el 7% en Po rtugal frente al 21,7% en España. Marimón y Zilibotti explican las razones de esta diferencia. Por una parte, el ritmo de destrucción de empleo agrícola ha sido más intenso en España (5,5%) que en Portugal (2,8%). A su juicio, «Portugal puede haber optado por mantener y desarrollar algunas actividades urbanas poco cualificadas que, actuando como un verdadero amortiguador, han absorbido en gran medida a los trabajadores agrícolas y asimismo han permitido una tasa de participación laboral de la mujer más el evada».
8. ¿Por qué no se reduce el paro aunque se crea empleo?
Aunque actualmente la economía española crea 387.000 empleos netos anuales, según la última EPA, su impacto en la reducción del paro es mucho menor. El problema radica en que cada año aumenta la población activa. Estos nuevos buscadores de empleo (332.000 en los últimos 12 meses) consumen buena parte de los empleos de reciente creación, los cuales, por lo tanto, no sirven para disminuir el paro existente. Esta tendencia puede seguir durante muchos años porque la tasa de actividad española (porcentaje de l os activos entre los mayores de 16 años) es sólo del 49,8%. Es decir, en España los activos son 16.039.000 para una población mayor de 16 años de 32.155.170. Si España tuviese la tasa de actividad europea (55,4%), la población activa sería de 17.800.000. Ello significa que el paro afectaría a unos cinco millones de personas.
9. ¿Cuál es la mejor manera de medir el paro?
La medida del paro como un porcentaje de la población activa resulta muy imprecisa. En cambio, si se toma como referencia la tasa de ocupación (relación entre ocupados y mayores de 16 años), se obtiene una imagen mucho más exacta (véase el cuadro 4). Así, la tasa de ocupación en España se sitúa en el 39% (es decir, sólo trabajan 39 personas de cada 100 mayores de 16 años). En Europa trabajan 49; en Estados Unidos, 61, y en Japón, 62. Ello significa que la realidad del paro es mucho más cruda.
10. Pero el Inem dice que hay un millón de parados menos...
El Instituto Nacional de Empleo (Inem) da una cifra de desempleo más digerible, 2.234.000 parados (1,3 millones menos que la EPA). Economistas estudiosos del mercado laboral como Luis Toharia y Juan F. Jimeno no dudan en dar más credibilidad a la EPA. Toh aria recuerda que los datos del Inem no son estadísticos, sino administrativos. La inscripción como demandante de empleo puede tramitarse sólo para cobrar el subsidio de desempleo. Por otra parte, cuando una persona acude al Inem en busca de trabajo es in cluida en los registros como «demandante de empleo», pero no todos los demandantes de empleo son incluidos en el llamado paro registrado. Toharia advierte que hay un proceso de depuración de estas listas que es excesivo. «En 1995», señala, «de los más de 10 millones de altas de demandas de trabajo que se produjeron en el Inem, sólo la mitad fueron considerados parados a efectos estadísticos».
11. ¿Por qué se da tanta credibilidad a la EPA?
Los datos de la EPA se obtienen tras un cuestionario que se plantea cada trimestre a más de 64.000 familias. Ello supone obtener información de unas 200.000 personas. Toharia recuerda que la EPA se viene efectuando desde 1964 y ha sido revisada en varias ocasiones para equipararla a la encuesta realizada en los demás países de la Unión Europea. El trabajo de campo lo llevan a cabo encuestadores habituales del Instituto Nacional de Estadistica, cada uno de los cuales efectúa 20 encuestas a la semana. Los s ondeos habituales, como los barómetros de opinión que periódicamente realiza EL PAÍS, se hacen con muestras de 1.200 o 2.500 personas y las macroencuestas electorales recogen información de 20.000 personas. No hay ninguna razón para pensar que ahora los e ncuestados son menos sinceros o los funcionarios menos diligentes. No obstante, los expertos consideran que la EPA mide mal el número de ocupados. En su opinión, el número real de empleados, y por tanto también el de activos, es superior en un millón al d e la encuesta. Sin embargo, consideran que las cifras de desempleados no están muy alejadas de la realidad. 12. ¿Cuántos empleos se crean ahora de verdad?
Según la última EPA, durante los últimos 12 meses se han creado 387.240 empleos. No obstante, Luis Toharia considera que los últimos cambios en la muestra pueden haber exagerado este dato y que el empleo neto creado debería rebajarse en una tercera parte. Porque ahora aflora mucho empleo que antes no se contaba. En cualquier caso, España es uno de los países de Europa que crean más empleo (889.000 empleos netos desde enero de 1994). En el Reino Unido, desde 1993, se han creado 347.000 a tiempo completo y 692.000 a tiempo parcial. Francia creó 125.000 en 1995, pero este año no ha creado ninguno. Alemania sigue perdiendo empleo.
13. ¿Todos los empleos que se crean son temporales?
Desde 1998 el número de trabajadores con empleo fijo se ha reducido en unos 200.000. En el mismo periodo el número de temporales creció en 1.261.000. Los trabajadores temporales representan un tercio de todos los asalariados y son 3.207.000. Sin embargo, en los últimos tres meses se han creado 71.770 empleos fijos y 106.450 temporales.
14. ¿Es ésta una sociedad dividida en tercios: fijos, temporales y parados?
El problema más grave que padecen los trabajadores temporales, además de la inseguridad, es la desigualdad salarial. El Banco de España ha puesto de manifiesto el distinto trato que reciben los fijos a tiempo completo, con subidas salariales próximas al 6 %, y los asalariados a tiempo parcial, con salarios inferiores, que incluso han sufrido rebajas. Hace unos dos años, los economistas Samuel Bentolila y Juan J. Dolado ya advirtieron de los riesgos de esta dualización, cada día más explosiva. Los expertos consideran que se está consolidando una sociedad que divide la población en fijos, temporales y parados.
15. ¿Crearía más empleo la desregulación laboral?
La influencia de la regulación laboral en el empleo es uno de los aspectos que tienen más carga ideológica. La Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) ha defendido tradicionalmente la tesis de que una mayor flexibilización del m ercado de trabajo era la condición fundamental para crear empleo, aunque últimamente ha cambiado su posición. Un estudio del Centre for Economic Policy Research (CEPR) revela que el mercado de trabajo europeo no es tan esclerótico como se cree. El informe señala que no hay ninguna experiencia que acredite que los países que han introducido reformas hayan rebajado el desempleo. Cita el ejemplo del Reino Unido, donde las reformas liberales de Margaret Thatcher de 1979 fueron ajenas a los distintos niveles d e desempleo. Así, en los años sesenta, antes de las reformas, el desempleo se situaba entre el 1% y el 3,5%. En los setenta se situó entre el 3% y el 6%. En 1980, con las liberalizaciones, alcanzó el 12,4%. En 1983 cayó al 6,8%, en 1990 subió al 10% y aho ra está en el 7,6%.
16. ¿Los salarios son los culpables?
Juan F. Jimeno y Juan J. Dolado han estudiado la evolución de los salarios y la productividad en España y el resto de Europa. Sus conclusiones son que entre 1973 y 1995 en España los salarios crecieron a un ritmo del 1,9%, mientras que en Europa lo hicie ron en un 1,4%. No obstante, en el mismo periodo la productividad creció en España más intensamente, un 2,6%, frente al 2,1% de los países europeos. Conjugando ambas variables, los costes laborales unitarios -lo que mide la productividad- han registrado l a misma evolución en España que en la media de Europa: en ambos casos han caído un 0,7%. Por otra parte, todavía hay diferencias importantes entre los costes de Alemania (31,8 dólares por hora), Francia (19,34), Estados Unidos (17,2), el Reino Unido (13,7 ) y España (12,7).
17. ¿Y los costes no salariales?
El catedrático y ex secretario de Estado de Economía Alfredo Pastor considera insuficientes las propuestas de fijar sólo la atención en el lado de la oferta. Es decir, las políticas que pretenden controlar la inflación y el déficit, reducir los costes no salariales y desregular el mercado de trabajo. A pesar de esta cautela, Pastor considera importante la reducción de cotizaciones sociales e impuestos especialmente para los trabajadores no cualificados.
Pastor cita un estudio de J. Dreze que calcula que «un volumen de exenciones de cotización equivalente a un 1% del PIB centradas en colectivos con ingresos inferiores a la media permitiría aumentar el empleo en un 2%, sin incremento de déficit». Alfredo P astor expresa su preocupación por la escasa actividad de la demanda interna y advierte que «si la persistencia de políticas monetarias antiinflacionistas y de políticas fiscales ortodoxas no logra que se reanime el gasto de las economías occidentales, tar de o temprano habrá que pensar en otra cosa».
18. ¿El problema son los costes del despido?
Dolado y Jimeno señalan que el coste del despido en España ha experimentado un notable aumento. Las indemnizaciones medias han pasado de 4,5 meses en 1981 a 12 meses en 1993. No obstante, Jimeno señala que el hecho de que sean altos no es debido a la ley , sino al elevado coste de los trámites administrativos.
19. ¿Destruyen empleo las nuevas tecnologías?
Evidentemente, en un momento determinado y un sector determinado, las nuevas tecnologías reducen el empleo. Pero el diseño de nuevas máquinas y la creación de nuevos servicios también han generado mucho empleo. El citado estudio del CEPR afirma que no ha y ninguna relación entre el incremento del desempleo y un mayor o menor ritmo de desarrollo tecnológico. Cada país reacciona de forma distinta. El estudio señala también que desde principios de siglo la productividad se ha multiplicado por 10 y, en cambio , esto no ha tenido un paralelismo en el desempleo.
20. ¿Es una solución el reparto del empleo?
El debate de actualidad en Europa plantea la reducción de la jornada laboral como estrategia para crear empleo. El Parlamento Europeo ya ha aprobado una propuesta inspirada por Michel Rocard que propugna la jornada de 34 horas y que puede crear 10 millone s de empleos. El sistema consiste en abaratar las cotizaciones sociales para las empresas con jornadas inferiores a las 34 horas e incrementar el coste en las que superen esta duración. El reparto del trabajo ya ha tenido un gran éxito en Holanda con los contratos a tiempo parcial, que ya representan el 34% del total. En España, el empleo parcial representa sólo el 7,5% de la población ocupada.
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