La ONU clasifica a España como uno de los 10 países del mundo con mejor desarrollo humano



Madrid. Ch. F. de la Mata/S. Manso.

Según el Informe de la ONU sobre Desarrollo Humano, nuestro país ocupa el puesto 31 por su Producto Interior Bruto, en la lista de los países más ricos. Sin embargo, en este mismo informe, que también analiza los logros de una nación en competencias humanas básicas, y se tiene en cuenta la longevidad, la educación, la salud y el nivel de vida, España se sitúa en el número 10 de esta clasificación, por encima, en ocasiones, de Australia, Reino Unido o Suiza.

El Informe sobre Desarrollo Humano (IDH) 1996, que aborda las relaciones que existen entre el crecimiento económico y el desarrollo humano, explica que en España, durante el período de 1980 a 1993, el crecimiento anual del Producto Nacional Bruto (PNB) per cápita descendió mucho en relación a los quince años anteriores. Sin embargo, nuestro país se ha situado en el puesto 31 de la clasificación del PNB per cápita real en términos de poder de compra, con 13.660 dólares.

El IDH mide los logros de un país en competencias humanas básicas y constituye una alternativa a los criterios exclusivamente ecónomicos, como los que refleja el PNB. En su elaboración se tienen en cuenta la longevidad y la salud de la población, la educación y la información, y su nivel de vida, calificando a los países en una escala del cero al uno. España, que ha descendido un puesto respecto a 1995, tiene una puntuación de 0.933 en el IDH.

Mayor igualdad distributiva

Uno de los primeros factores que analiza el Informe es la esperanza de vida, que en España en 1993 era de 77,7 años; esto nos situaba por encima de los países industrializados, con una media de 74,3. Respecto a la educación, nuestro país tenía, ese mismo año, un índice de alfabetización del 98 por ciento, aunque aparecía en el penúltimo puesto de la lista de los 20 primeros países con «alto desarrollo humano».

Por lo que respecta a la distribución de los ingresos, en España se han registrado niveles muy desiguales en la distribución de los ingresos. No obstante, en el periodo comprendido entre 1981 y 1991, nuestro país tenía un índice muy bajo de desigualdad en comparación con la media de los países industrializados. Desde 1981 hasta 1993, el 40 por ciento de los hogares españoles recibió el 22 por ciento de los ingresos totales anuales, lo que contribuyó a mayor igualdad en la distribución.

El paro es una de las grandes lacras que sufre nuestro país y así lo refleja el Informe. En 1993, España tenía el 22,7 por ciento de desempleo. Aunque el gasto total del Gobierno dedicado a las prestaciones por desempleo, era del 7 por ciento: cifra muy superior a la media gastada por los países europeos occidentales (el 3 por ciento). De 1991 a 1993, el 40 por ciento de los jóvenes varones estaba desempleado, justo el doble que la media de los europeos occidentales. El 47 por ciento de las jóvenes españolas estaba desempleado en ese mismo periodo; en Europa occidental había un 17 por ciento de media.

Poco gasto público en educación

En 1993, el gasto público destinado a salud fue del 5,7 por ciento del Producto Interior Bruto, mientras que la media de los países industrializados fue del 6,1 y la de los países europeos occidentales, del 6,4. España dedicó a educación el porcentaje más pequeño del PIB de los países más industrializados.

En los gastos dedicados a la defensa, nuestro país gasta, en general, una cantidad relativamente pequeña, per cápita. Así, en 1994 España dedicó el 1,6 por ciento del PIB a gastos militares, lo que la sitúa por debajo de la media, tanto de las primeras naciones industrializadas –3,1 por ciento– como de los países europeos occidentales –el 2,3 por ciento.

Ese mismo año, España desembolsó, en relación al porcentaje gastado en armamento, una cantidad muy superior a la asistencia al desarrollo –un 18 por ciento– que la media de los países con un «alto desarrollo humano», que es del 12 por ciento. Nuestro país consagró el 0,28 por ciento del PIB a la ayuda al desarrollo; la media de los países industrializados es del 0,3 por ciento.

En lo relativo al medio ambiente, en 1992, España generó una media de 360 kg. de desechos municipales por persona. Media inferior a la de los países industrializados, que fue de 540 kg. Desde 1990 hasta 1993, nuestro país recicló el 78 por ciento del papel y del cartón consumido, situándose en el primer puesto en esta categoría. Pero en el reciclaje del vidrio estamos en los últimos lugares, con sólo un 29 por ciento del vidrio reciclado.

Demasiados presos

La situación de nuestras cárceles es preocupante. En comparación con otros países, tenemos un alto índice de personas en prisión: 115 por cada 100.000 habitantes. La media en los países más ricos es de 20 presos y la de los europeos occidentales es de 85 por cada 100.000. Sin embargo, en España «nos suicidamos menos» que en otros países. En el periodo que va desde 1989 a 1993, la media de personas que se quitaron la vida voluntariamente en nuestro país fue de 11 hombres y 4 mujeres por cada 100.000 habitantes. En los países más industrializados esa cantidad llegó a 28 hombres y 8 mujeres.

El Informe sobre Desarrollo Humano 1996 examina la relación entre el desarrollo humano, pero dependiendo también de las desigualdades entre hombres y mujeres. Según el Informe, en 1993, las mujeres españolas tenían una esperanza de vida de 80,6 años, superior a la de los países industrializados –con un 78,6– y a la de los países europeos occidentales, que tienen una esperanza media de vida de 80,1.

Mujeres técnicas y profesionales

La proporción de matriculaciones en enseñanza primaria, secundaria y en la universidad, es altísima, con un 90,3 por ciento; media muy superior al 79,6 por ciento de los países con «más alto desarrollo humano». En cuanto a ingresos, las mujeres españolas tienen un nivel relativamente pequeño; en 1993 ocupaban el penúltimo lugar en la clasificación.

A mediados de 1995, el 14,7 por ciento de los escaños parlamentarios en España, estaban ocupados por mujeres, lo que supera a la media mundial, que es del 12,2 por ciento, pero nos sitúa en el octavo peor puesto en relación con las 20 naciones más industrializadas.

Aunque la mujer no está bien representada en el terreno de la administración y la gestión, sin embargo las mujeres que desempeñan trabajos profesionales y técnicos tienen más oportunidades que los hombres en sus mismos puestos –representan el 48,1 por ciento–, y en los países europeos occidentales la media es del 46 por ciento.



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