El futuro presidente de Ecuador quiere «derrotar a la oligarquía que consume al país»
YANA MARULL,
Quito
hijo Jacobo al conocer su victoria. (Reuter) |
«El pueblo ecuatoriano sabe que Bucaram va a luchar desde el primer día», ha dicho el presidente electo. Bucaram se apresuró a declarar que es la primera vez que «un loquito», como él se llama a sí mismo y como lo definen sus oponentes, «llega a la presidencia de Ecuador y una mujer a la vicepresidencia», cargo que ejercerá Rosalía Arteaga, de 39 años. Abdalá Bucaram sustituirá, si gana la confianza del Parlamento, a Sixto Durán-Ballen.
En sus primeras declaraciones como vencedor, el candidato del Partido Roldosista Ecuatoriano hizo un llamamiento a la «reconciliación» y a la «concertación», al tiempo que ha asegurado que el suyo será un Gobierno pluralista. «Ecuador nos necesita a todos, absolutamente a todos. Buscaré a los mejores hombres para que mi patria tenga un gran Gobierno; buscaré a hombres de todas las tendencias políticas, porque la situación de nuestro país es crítica», declaró el candidato al saberse vencedor. La futura vicepresidenta Arteaga añadió: «Estamos seguros que vamos a ser un buen equipo de trabajo para el país».
A pesar de que al cierre de los colegios electorales Abdalá Bucaram y Jaime Nebot se apresuraron a autoproclamarse vencedores, en pocas horas se aclaró la situación y el candidato del conservador Partido Social Cristiano admitió la derrota. Nebot afirmó que hará una «oposición constructiva» al Gobierno de Bucaram, con el que no está dispuesto a pactar, y auguró cuatro años muy malos para el pueblo ecuatoriano.
La victoria del candidato populista -que fracasó en dos anteriores intentos- ha sorprendido a los ecuatorianos, entre los que despierta grandes afinidades y también fuertes rechazos por su atípica manera de plantear la política. La mayor alarma se ha producido en el sector empresarial y financiero, que ahora espera con cierto temor a que Bucaram defina su política económica y su equipo de Gobierno. A pesar de que han hecho un llamamiento a la calma, los empresarios no pueden olvidar algunas ofertas electorales de Bucaram, como promover la paridad entre el sucre y el dólar, o ajustar el sistema bancario. «No podemos asistir a ensayos de ninguna naturaleza», explica la presidenta de la Cámara de la Pequeña Industria de Guayaquil, Joyce de Ginatta.
Rebelión del pueblo
La elección de Bucaram es «una forma de rebelión del pueblo, de no estar conforme con lo que está pasando», explica el ex candidato Rodrigo Paz, de Democracia Popular (DP). Alberto Acosta, analista del Instituto Latinoamericano de Investigaciones Sociales mantiene que «Bucaram tuvo la capacidad de sentir la angustia nacional», en un país donde el 70% de la población vive en la pobreza, y «es una esperanza que despierta un mundo de expectativas y de miedos, pero sobre todo ofrece cosas que han querido escuchar los sectores populares durante mucho tiempo».
Pero Bucaram no tiene asegurado la gobernabilidad con su elección, ya que su respaldo en el Parlamento es débil. Los representantes de las comunidades indígenas que resultaron elegidos diputados en la primera vuelta en la candidatura del Movimiento Pachakutik Nuevo País, y un desunido centroizquierda tienen en sus manos garantizar la gobernabilidad al virtual presidente electo. Pero este pacto del centro izquierda «es posible con el ganador o con el perdedor, porque ambos tienen una presencia respetable en el Congreso», advierte Rodrigo Paz.
Bucaram y Arteaga, en todo caso, están convencidos de que el próximo día 17 podrán anunciar la composición de su Gobierno y que tomarán posesión el próximo 10 de agosto para gobernar Ecuador durante los próximos cuatro años.
La solución de las diferencias territoriales con Perú tras la guerra de principios de 1995, la modernización del Estado, la inversión social y la lucha contra la corrupción son retos que deberá afrontar Bucaram en su mandato. Pero también tendrá que salir al paso de sus promesas electorales, que no han sido pocas, y que incluyen subvenciones a la alimentación, abanderar una reforma educativa y «acabar con la oligarquía».
Una abogada para la vicepresidencia
Y. M.
,Quito
«Que viva la mujer profesional», gritaba este domingo una madre de familia ante la sede del Movimiento Independiente por una República Auténtica (MIRA), que ha dado la vicepresidencia de Ecuador a la abogada Rosalía Arteaga, de 39 años de edad. Centenares de banderas rosas cubrieron la plaza del norte de Quito, donde Rosalía salió a saludar a sus simpatizantes y a bailar un pasillo tradicional de la región interior de la sierra.
La pareja de Abdalá Bucaram en estas elecciones se ha convertido en la primera mujer que accede a la vicepresidencia de Ecuador, según los datos todavía no oficiales de las elecciones del domingo.
Ante la visceralidad de Bucaram, Arteaga ha representado la razón. Con su imagen de mujer segura, convincente y coherente compensa con la calma el ímpetu del populista en las urnas. La vicepresidente electa se ha apresurado tras las elecciones a realizar un llamamiento «a hacer un Gobierno de concertación, porque nosotros sólo estamos pensando en el futuro».
Muchos ecuatorianos la recuerdan en su cargo de ministra de Educación durante el Gobierno del presidente saliente, Sixto Durán Ballén, y sobre todo su renuncia por no estar de acuerdo con una ley que obligaba a una hora diaria de enseñanza religiosa en todo el país.
En el futuro Gobierno de Ecuador, Arteaga estará encargada de atender el frente social, una de las principales banderas de la campaña de Bucaram, quien se ha presentado como el líder de los pobres en Ecuador.
Los vicepresidentes ecuatorianos han representado papeles diferentes en la historia del país, pero a quien los ecuatorianos no olvidarán es a su ex vicepresidente Alberto Dahik, artífice de toda la política económica de Gobierno de Durán Ballén y que en estos momentos vive asilado en Costa Rica, prófugo de la justicia ecuatoriana, que lo acusa de enriquecimiento ilícito y peculado.