El salón de Columnas del Palacio de la Moncloa acogió ayer la entrega de la Medalla de Oro al Mérito en el Trabajo a Rafael Alberti, Camilo José Cela y Antonio Mingote, una distinción que reconoce la labor de toda una vida dedicada a la cultura y el arte. José María Aznar entregó personalmente el galardón a Cela y Mingote, mientras que Alberti lo recibirá hoy de manos del ministro de Trabajo y Asuntos Sociales, Javier Arenas, en el domicilio madrileño del poeta.
El acto tuvo una cordialidad que terminó rebasando lo meramente institucional. José María Aznar llegó distendido y sonriente al salón de Columnas, donde le esperaban Camilo José Cela y Antonio Mingote. Después de la lectura de los Reales Decretos del 24 de mayo, por los cuales se anunciaba la concesión de la distinción a los tres creadores, el presidente del Gobierno impuso las medallas a Cela y a Mingote, y entregó el diploma acreditativo a Gonzalo Santonja y Marta Mateos, quienes lo recogieron en nombre del poeta, ausente por enfermedad de su esposa.
Una vez realizada la imposición, y en presencia de los invitados al acto –entre los que se encontraban la esposa de Cela, Marina Castaño, y su hija; la de Mingote, Isabel Vigiola; así como Sabino Fernández Campo, Carmen Llorca y Jaime Ostos, entre otros–, tomó la palabra el Nobel para agradecer las medallas recibidas en nombre de todos los premiados. Primero dedicó unas palabras a sus compañeros de homenaje, y se apresuró a tranquilizar a quienes manifestaron su preocupación por la ausencia de Rafael Alberti, que dijo lamentar profundamente, aunque explicó que «está ausente de entre nosotros no por razones de salud, que quede claro». Cela definió al poeta como la voz del 27 que «ha estado casi un siglo enseñando a los españoles el camino de la belleza a través de la palabra».
De Antonio Mingote, por su parte, dijo que «lleva también casi un siglo dedicado a explicar a los españoles el camino de la inteligencia y el ingenio a través del trabajo». Afirmó que el Gobierno que preside Aznar «se acredita como muy sensible a esta actitud ante la vida que es tratar de morir con las botas puestas», actitud ante la que los galardonados deben dar la única respuesta posible: «Seguir en el tajo mientras el cuerpo aguante» porque, en definitiva, «creo en el trabajo, creo en la dedicación a aquello a lo que la vocación nos ha empujado, y compadezco al que trabaja sin ganas».
José María Aznar, por su parte, se mostró honrado en poder conceder las medallas a tan ilustres personalidades: «Para quien se afana todos los días en cumplir la aspiración de ser un buen español, es un orgullo tener tres compatriotas tan importantes y que han hecho tanto por el país. Como presidente del Gobierno, me siento muy orgulloso de ellos». Deseó que la aportación de los tres continúe durante largos años, y concluyó su discurso retomando las palabras de Cela para afirmar que «el tajo nos espera, Aasí que al tajo, que ya va siendo hora!».
Alberti la recibirá hoy
El ministro de Trabajo y Asuntos Sociales, Javier Arenas, quien también estuvo presente en el acto celebrado en La Moncloa, acudirá hoy al mediodía al domicilio madrileño de Rafael Alberti para imponerle la medalla, que no pudo recoger personalmente.