PEDRO ROSELLÓ • GOBERNADOR DE PUERTO RICO
"En esta década, Puerto Rico será un
Estado de EE UU"
JORGE MARIRRODRIGA, Madrid
Pedro Roselló, ayer en Madrid
(B. Pérez).
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Persigue el objetivo de que en la década que acaba de comenzar Estados
Unidos añada a su bandera una nueva estrella representando a Puerto
Rico; sin embargo, Pedro Roselló (médico, de 56 años),
gobernador del que hasta ahora es Estado Libre Asociado, se enfrenta a
la oposición tanto de aquellos de sus compatriotas que quieren preservar
la cultura hispánica de la isla caribeña y le acusan de minar
el empleo del español en beneficio del inglés, como de sectores
conservadores en Washington que no quieren oír ni hablar de un Estado
de mayoría hispana con igualdad de derechos.
Pregunta. Ya se han celebrado tres referendos sobre la incorporación
plena de Puerto Rico a Estados Unidos y cada vez es mayor el porcentaje
de partidarios. ¿Cuál estima que será la fecha en
que gane el sí?
Respuesta. Me atrevería a decir que en esta primera década
del nuevo siglo Puerto Rico tomará la decisión de convertirse
en el Estado 51º de la Unión.
¿Cuáles son las principales reticencias a la anexión?
Son dos, aunque a mi entender no son obstáculos reales. Uno es
el argumento económico. El que Puerto Rico ahora no tiene responsabilidad
en las contribuciones federales. Para mí no es un argumento convincente,
porque la historia demuestra que, sin excepción, cada vez que ha
habido una transición de un territorio a Estado, la economía
de ese territorio aumenta significativamente. Sólo cuando uno se
convierte en un miembro pleno, desaparece el retraso económico.
El otro argumento es el cultural. Se aduce que Puerto Rico perdería
su cultura centenaria. Tiene elementos fuertes hispanos, pero también
africanos y nativos. Yo creo que Puerto Rico lleva integrado un siglo con
EE UU, y las mismas influencias que ocurrirían entonces han ocurrido
ya ahora. La cultura no es estática, pero el componente básico
de esa cultura permanece.
Su proyecto también se ha encontrado un fuerte rechazo republicano
en Washington.
Era predecible. Los republicanos no han sido consecuentes en responder
a las reivindicaciones de grupos minoritarios, y los demócratas
han asumido ese papel. Lo estamos viendo en cuestiones como educación,
empleo, salud... Por otro lado, en un momento en que los republicanos controlan
el Congreso pero por escasa mayoría, temen que una delegación
puertorriqueña en el Congreso federal se incline del lado demócrata.
Además, la población hispana -a excepción de los cubanos-
vota en su mayoría a los demócratas.
Usted ha aprobado recientemente una disposición que deroga
la obligatoriedad del bilingüismo en importantes documentos de Puerto
Rico en sus relaciones exteriores y comerciales. ¿No es una discriminación
contra el español en beneficio del inglés?
Eso no es correcto. En Puerto Rico hay cooficialidad del español
con el inglés. Lo que hace la orden ejecutiva es reconocer que se
utilizaba la excusa del idioma para desviar o hacer descarrilar proyectos
importantes. Se requería que se tradujeran al español, cuando
en realidad, si están en español, no es necesario que se
traduzcan al inglés. Ahora, si una de las partes quiere hacerlo
[traducir], lo puede hacer, pero no es un requisito imprescindible. Lo
que hace la orden ejecutiva es establecer un nivel que permite la agilización
de todas las transacciones. La medida persigue la eliminación de
una burocracia innecesaria.
Pero, en la práctica, esto supone que el inglés será
el único idioma que se utilizará, por ejemplo, al tratar
con la Administración Federal estadounidense.
No, no. Los documentos pueden estar en inglés o en español.
Lo que hace es que los procesos sean más eficientes. Si alguien
tiene alguna objeción sobre un documento, que la presente, pero
no puede utilizar procesos burocráticos para evitar el flujo rápido
y ágil de las transacciones.
¿Qué porcentaje de esa documentación calculan
que se hará en inglés y cuál en español?
La verdad es que no tengo idea.
¿Cómo responde a las críticas que se le hacen
de favorecer el inglés en detrimento del español?
Ustedes tienen situaciones similares internas en algunas comunidades
autónomas. No es extraño que en Cataluña se consideren
el catalán y el español idiomas oficiales; por tanto, es
una vivencia natural. De igual manera que aquí conviven en diferentes
comunidades autónomas, diferentes idiomas oficiales, en Puerto Rico
conviven el inglés y el español. Es más, el español
es la lengua que usamos diariamente. El bilingüismo no es una desventaja,
es una ventaja. Aun los que quieren un Puerto Rico independiente, en su
interior tienen que reconocer que, incluso así, el que Puerto Rico
tenga una situación bilingüe es una ventaja.
¿Va a adoptar medidas que eviten la discriminación
de los que desconocen el inglés?
La discriminación no se basa en el desconocimiento de una de
las lenguas. En EE UU hay una población hispana que se acerca a
los 30 millones y hay personas que no dominan el inglés, pero el
sistema político prevé ese estado de desconocimiento del
inglés, que debo decir no es idioma oficial en EE UU. Hay educación
bilingüe, papeletas de votación bilingües, y eso que ahí
los hispanos son minoría. Pero en Puerto Rico son mayoría
y se entraría en la Unión totalmente como un Estado hispano.
Actualmente existe gran oposición sobre el uso militar de
la isla de Vieques.
Los extremos se juntan. En Puerto Rico hay una oposición a una
directriz del presidente Clinton para solucionar la situación específica
de Vieques. Permite que por decisión democrática de los 9.300
habitantes de la isla en tres años la Marina [de EE UU] salga y
que haya un proceso de transferencia de los terrenos de la Marina al Gobierno
de Puerto Rico, que va a usarlos para conservación, recreación
y desarrollos de vivienda y económicos. Esa solución está
ya sobre la mesa. Hay grupos que en ambos extremos se oponen: por un lado,
los más conservadores del Partido Republicano, que quieren que la
Marina retenga el uso indefinido y sin restricciones del campo de maniobras
en Vieques. En el otro extremo están grupos que no sólo quieren
que salga la Marina de Vieques, sino de Puerto Rico, y que de hecho salga
toda la estructura federal de Puerto Rico. En esencia tienen una base separatista.
Ambos extremos se han unido, aunque por diferentes razones. El periodo
para el referéndum va del primero de agosto de este año hasta
febrero de 2002. Yo tengo esperanza en que se produzca este mismo año.
¿Le preocupa que la mayor parte de la inversión española
en Puerto Rico sea la bancaria, con la volatilidad que estas inversiones
suponen?
Las inversiones de los bancos españoles en Puerto Rico han experimentado
un crecimiento sostenido. En Puerto Rico ha habido una estabilidad, y eso
es importante en términos de decisiones bancarias. También
en el área de tecnología nos interesa mucho que haya una
participación española. Estamos creando un corredor tecnológico
donde se dan ciertas ventajas contributivas y ayudas a empresas de tecnología
que buscan lugares para hacer sus investigaciones.
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