Estados Unidos entrega a Panamá el canal y la plena soberanía sobre su territorio 

Una cláusula del tratado permite la intervención militar de Washington en caso de conflicto 

JUAN JESUS AZNÁREZ / ENVIADO ESPECIAL, Panamá 
Estados Unidos devolvió ayer a Panamá su soberanía nacional y el canal que desde hace 85 años permite la navegación entre el Pacífico y el Atlántico, atraviesa el istmo y determinó el nacimiento y la evolución del país centroamericano, ahora descolonizado. El rey Juan Carlos I, fue especialmente distinguido durante la ceremonia de entrega y canje de notas entre la presidenta panameña, Mireya Moscoso, y el ex presidente norteamericano James Carter, quien en 1977 firmó con el general Omar Torrijos los tratados de transferencia. 
 
El rey Juan Carlos, la presidenta Moscoso,
Carter y Zedillo, ayer en los actos de entrega
del canal (Reuters),
La entrega se efectuó en las esclusas de Miraflores, a 10 kilómetros de la capital. Moscoso y Carter coincidieron en destacar que Panamá y Estados Unidos, abiertamente enfrentados en varios tramos de su historia, deben acometer una nueva relación bilateral, desde el respeto y el equilibrio. Los dos rechazaron las advertencias de quienes pronostican que Panamá no será capaz de administrar debidamente un canal de 76 kilómetros cruzado diariamente por 40 buques, ruta del 4% del comercio mundial, del 16% latinoamericano y el 15% del estadounidense. El 40% de las exportaciones de grano norteamericanas pasan por un cauce que perdió valor estratégico para Estados Unidos y que Panamá quiere modernizar y aprovechar económicamente con una inversión de 1.000 millones de dólares (unos 160.000 millones de pesetas).
 
 

"Lo convertiremos en una empresa líder del comercio mundial", prometió la presidenta en un discurso integrador. El protagonismo histórico de Torrijos, que derrocó a su esposo, el caudillo conservador Arnulfo Arias, y fue adversario del movimiento al que pertenece Moscoso fue recordado y reconocido por ésta con respeto. El difunto general, cuyo hijo, Martin Torrijos, asistió a los actos, negoció que la definitiva entrega tuviera lugar el mediodía del próximo día 31 pero fue adelantada para facilitar la asistencia del mayor número de gobernantes. Acudieron a Miraflores 1.500 invitados, entre ellos los presidentes de Bolivia, Hugo Banzer; Ecuador, Jamil Mahuad; Costa Rica, Miguel Ángel Rodríguez; México, Ernesto Zedillo, y Colombia, Andrés Pastrana. El rango de la delegación de Estados Unidos -presidida por el secretario de Comercio y Transporte, William Daley- la ausencia de su presidente y dirección política, disgustaron a la mayoría de los panameños, y al propio Gobierno. Los Tratados de 1977 establecen que Estados Unidos podrá intervenir militarmente en Panamá, incluso con una decisión unilateral, si considera que peligra el canal inaugurado el 15 de agosto de 1914 y en cuya construcción participaron 75.000 personas.
 
 

Lectura tranquilizadora
 
 

Carter desarrolló una lectura tranquilizadora de esta espada de Damocles. "Los tratados le dan a Estados Unidos el deber de defender el canal de agresiones externas, pero se entiende que esto será siempre en cooperación y a pedido de Panamá", subrayó el ex presidente demócrata en su discurso. "Que esto quede bien claro". Los historiadores coinciden en que quedó bien claro, en el Tratado de Neutralidad de 1977, el derecho norteamericano a la intervención. Las circunstancias cambiaron, sin embargo, ya que la protestada reserva se redactó durante la Guerra Fría con la desaparecida Unión Soviética.
 
 

El Rey, que regaló a la presidenta Moscoso una reproducción de planos del Panamá del siglo XVI, un libro sobre las colecciones de arte de la época y una fotografía dedicada en la que aparece con doña Sofía, recibió un tratamiento especial en la ceremonia y en la prensa. "Hacia tiempo que no teníamos un rey aquí", comentó un periodista. Don Juan Carlos manejó las perillas e interruptores del centro de mando de Miraflores que abren las puertas de 700 toneladas de las esclusas. Liberó 200.000 millones de litros, y permitió el paso un remolcador. "Majestad tiene que estar muy pendiente", bromeó el ingeniero jefe durante la operación. También acompañó a Mireya Moscoso y a James Carter en la cabecera de la mula mecánica que arrastra a los barcos hacia las esclusas, y en la que los gobernantes invitados efectuaron un breve recorrido.
 
 

El ministro de Asuntos Exteriores, Abel Matutes, en declaraciones a la prensa española, dijo que España aprueba las conversaciones de Panamá con Estados Unidos y la comunidad internacional para asegurar la defensa del canal y perseguir a los narcotraficantes que lo eligen para el ocultamiento de sus alijos. A Panamá le llega de España el 50% del total de la cooperación internacional que recibe. 

Los ingresos perdidos de 10.000 panameños

J. J. A, Panamá 
La recuperación del canal enorgullece a todos los panameños, pero la definitiva salida de sus administradores durante 85 años y el desalojo de las bases no entusiasman a todos por igual. Algunas encuestas aventuran que el 70% de los nacionales desea la permanencia de unas instalaciones militares que fueron desalojadas progresivamente, y sus edificios y solares ofrecidos a los inversores a partir de la firma de los tratados de 1977. Aproximadamente, 390 técnicos norteamericanos permanecen en el país para asegurar el funcionamiento de un canal que cuenta con más de 7.000 empleados panameños.
 
 

Los gastos militares de Estados Unidos y Panamá representaron el 4% del PIB. Y los más de 10.000 panameños que dependían directa o indirectamente de esos ingresos manifiestan su nostalgia por los años del auge. "Es difícil que esos trabajadores logren el nivel salarial que tenían con el Ejército norteamericano", señala Fernando Márquez, presidente del consejo nacional de la empresa privada.
 
 

La salida de los norteamericanos del canal, por otra parte, significa un 30% menos en la ocupación hotelera del país, según datos de la Asociación Panameña de Hoteles. Numerosas misiones castrenses y civiles, que viajaban regularmente a Panamá y no podían quedarse en las bases, alquilaban habitaciones en hoteles y apartahoteles. En este momento, la disponibilidad hotelera en ciudad de Panamá es grande y se registra una guerra de precios.
 
 

El problema viene de lejos: en esta capital se desocuparon 3.000 casas en un periodo de tres años, como consecuencia de la progresiva repatriación estadounidense. El Pentágono devolvió 7.000 viviendas, oficinas y diferentes edificios que están siendo vendidos a los propios panameños o a los inversores extranjeros. 

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