El País Digital
Jueves
7 mayo
1998 - Nº 734

ETA asesina en Pamplona a un concejal de UPN

Tomás Caballero, que se había enfrentado a HB, fue tiroteado por dos pistoleros cerca de su casa

MIKEL MUEZ, Pamplona
ETA asesinó ayer en Pamplona a Tomás Caballero Pastor, portavoz del grupo municipal de Unión del Pueblo Navarro (UPN) en el Ayuntamiento de Pamplona. Dos pistoleros le dispararon tres tiros a la cabeza dejándole mortalmente herido en su vehículo, a 10 metros de su casa. Antes, el concejal, que no tenía protección policial, había inspeccionado los bajos de su coche, siguiendo las normas de autoprotección que le había recomendado el partido y que él tomaba a diario.


Decenas de miles de personas
se manifestaron ayer en Pamplona
en repulsa por el asesinato del concejal (L. Azanza).
Gráfico sobre el atentado
Desde el asesinato del concejal donostiarra Gregorio Ordóñez, Caballero es el sexto asesinado por ETA. El edil pamplonés es la primera víctima mortal de UPN, partido fusionado con el PP desde 1991 y hay que remontarse al 27 de enero de 1979 para encontrar el último atentado contra un político en Navarra (el alcalde de Etxarri-Aranatz Jesús Uláyar). Decenas de miles de personas se manifestaron ayer tarde en Pamplona en repulsa por el atentado, mientras los partidos democráticos expresaban su condena. Caballero se había enfrentado varias veces a los concejales de HB.

El asesinato de Tomás Caballero se produjo a las 9.15 a la altura del número 38 de la calle de Mutilva, en el barrio de Santa María la Real donde residía. Poco antes, sobre las 7.45, la víctima había recibido una llamada telefónica de su compañero de partido y corporación Eradio Ezpeleta, secretario del grupo municipal. Ezpeleta le dio la noticia de que, según las informaciones de prensa publicadas ayer, entre la documentación intervenida a un grupo etarra vinculado al comando Donostia había datos de otro concejal de UPN de Pamplona, Miguel González Fontana. "Es bueno saberlo... por si acaso", comentó lacónico Caballero.

Tras desayunar con su esposa, Pilar Martínez, el concejal, de 63 años y padre de cinco hijos, bajó a la calle para ir a trabajar en su despacho municipal, como hacía a diario en el Ayuntamiento. Cuando salía a la calle se encontró con una vecina, Angelines M., a la que se ofreció a trasladar al centro de la ciudad. Según testigos presenciales, Caballero y su vecina subieron al coche del fallecido, un Ford Mondeo, de color azul, matrícula NA-6004-AN, que tenía aparcado en la calle. El concejal empezó a maniobrar el coche para salir y en ese instante notó un movimiento extraño y alertó a su acompañante gritándole: "¡Sal del coche!". Los terroristas, dos jóvenes que después huyeron a la carrera, no le dieron tiempo a más. Le descerrajaron tres disparos a través de la ventanilla. Dos balas del calibre 9 milímetros parabellum le atravesaron la cabeza.

Huida de los terroristas

Los terroristas, tras abrir fuego contra el concejal, huyeron en dirección opuesta: uno hacia la calle de Mutilva y el otro hacia la de Montes de Alaiz. El coche del concejal fue a estrellarse contra otro aparcado al lado.

La acompañante tuvo el arrojo y la sangre fría de avisar a la Policía Municipal y a la esposa de Caballero. Uno de los cinco hijos de la víctima, el menor de ellos, y una repartidora de propaganda atendieron al edil en el lugar de los hechos. Éste llegó con vida a la sección de urgencias del Hospital de Navarra en una ambulancia del SAMU. Eran las 10.05 horas.

A pesar de las maniobras de soporte vital realizadas por los médicos durante 40 minutos, no pudieron evitar su muerte. Uno de los disparos era mortal de necesidad. Al llegar al hospital, el concejal había sufrido una parada cardio-respiratoria. La herida por arma de fuego tenía dos orificios de entrada, uno en el ángulo mandibular izquierdo y uno de salida en la cara posterolateral derecha del cuello. La segunda bala quedó alojada en la cabeza. Caballero falleció a las 10.45 horas. A partir de ese instante el Hospital de Navarra fue un reguero de dolor al que acudieron todas las autoridades políticas y sociales de la comunidad, además de compañeros de la víctima, amigos y familiares. El cadáver fue llevado a un tanatorio de la capital antes de ser conducido a la capilla ardiente instalada en el Ayuntamiento.

El presidente del Gobierno de Navarra y de UPN, Miguel Sanz, reconoció que todos los cargos públicos de UPN estaban "alertados" del riesgo que corren, que algunos de ellos gozan de "medidas especiales" y que otros toman "medidas de autoprotección". Sanz añadió que "es inútil hacer planteamientos de esa naturaleza porque desde las cavernas y el terror se puede perfectamente seguir asesinando", y añadió: "En realidad, todos los concejales son ya objetivo de ETA y todos los ciudadanos".

Caballero acababa de instalar un sistema de alarma en su vehículo, cambiaba los horarios y acudía al Ayuntamiento por distintas rutas. Pero de nada le valió. El delegado del Gobierno en Navarra, Francisco Javier Ansuategui, aseguró que el edil no estaba amenazado directamente.

Tomás Caballero acababa de regresar el lunes de la ciudad japonesa de Yamaguchi, donde una delegación municipal asistió a la reinauguración de una iglesia dedicada al patrón de Navarra, san Francisco Javier. Apenas llevaba 48 horas en la ciudad.

Su sillón en la corporación municipal será ocupado por la pamplonesa Carmen Alba Orduña, de 30 años, casada y madre de dos hijos. Licenciada en Derecho, ya perteneció al consistorio pamplonés entre 1991 y 1995. Es hija de un comandante del Ejército que en la década de los 80 salió con vida de un atentado de ETA.

Decenas de miles de personas se manifestaron ayer en Pamplona en repulsa del atentado. La pancarta que abría la marcha tenía el escudo de la ciudad y dos crespones negros. La portaban la ministra de Agricultura, Loyola de Palacio, el presidente de la comunidad de Navarra, Miguel Sánz, el alcalde Javier Chourraut, miembros de la corporación y la presidenta del Parlamento navarro, la socialista Dolores Eguren, entre otros.

"Así tienden su mano los terroristas"

La muerte de Tomás Caballero, el primer concejal de Unión del Pueblo Navarro (UPN) asesinado por ETA, sumió ayer en la consternación a sus compañeros de partido en la comunidad foral y en el Parlamento. El presidente de UPN, el diputado nacional Jaime Ignacio del Burgo, señaló que el atentado de Pamplona es la manera que tiene la banda terrorista de "tender la mano", en referencia a la oferta en este sentido realizado en un juicio por el terrorista Ignacio Aracama Mendía, Macario. En declaraciones a Radio Nacional, Del Burgo calificó a los asesinos de "miserables" y pidió responsabilidad a la sociedad para dejar de hablar de una negociación con ETA.

El diputado cree llegada la hora de "exigir al PNV que diga con quién está, dónde quiere estar", porque, dijo, "es muy difícil para UPN tener relaciones de amistad con un partido que está contribuyendo con su acción política todos los días a dar y alimentar las esperanzas de los terroristas".

El presidente del Gobierno de Navarra, Miguel Sanz, intentó transmitir a la sociedad un mensaje de "confianza e ilusión" y garantizó que los demócratas seguirán "con la misma ilusión, con el mismo esfuerzo y con los mismos principios, ahora más que nunca, siguiendo el ejemplo de Tomás Caballero".

Los dos senadores de UPN, Rosa López y José Iribas, muy afectados, se reunieron ayer en la Cámara alta durante unos minutos con el vicepresidente Francisco Álvarez Cascos. López, con la voz rota, intervino en el Pleno porque, según dijo, su compañero así lo hubiera querido para demostrar a los terroristas que "no van a conseguir sus propósitos".

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