El hombre actual, pendiente de su realización personal y aferrado a la búsqueda de su propia satisfacción, ha comenzado a estar aquejado de narcisismo.
La premisa de quererse a uno mismo para poder amar plenamente a los demás ha dejado a un lado el altruismo basado en la experiencia para centrarse en el egoísmo más puro. Así, parecen existir hoy más adoradores del ego que en ningún otro momento de la historia.
La exaltación de la individualidad se les ha escapado a algunos de las manos hasta alcanzar niveles enfermizos. El espejo les devuelve la imagen que ellos creen que representan, pero en realidad no se corresponde en absoluto con su persona. Piensan que el mundo gira a su alrededor y que pertenecen a una raza especial como el superhombre que Nietzsche defendía.
Yo es su palabra favorita y escuchar no se encuentra entre sus virtudes, a no ser que quien hable se refiera a sus increíbles y superiores cualidades.
Aparentan una inmensa alegría por ser tan perfectos y se consideran el centro de todas las miradas. Sin embargo, su seguridad tiene la consistencia de un flan, y para conservar un tan alto concepto, es indispensable que el resto de la humanidad les vea tan especiales como ellos pretenden.
Aunque las comparaciones son odiosas, los descendientes de Narciso las emplean a modo de evaluación continua, mientras la envidia asoma varias veces al día. Nunca se relacionan de igual a igual. En el terreno sentimental y sexual, su pareja les sirve para inflarse como globos.
Suelen practicar el picoteo amoroso sin fin, a pesar de que luzcan el anillo de casados. Su necesidad de reconocimiento es tan apremiante y difícil de saturar que les tortura la idea del triunfo a todos los niveles.
El poder es uno de sus fines, gracias a él pueden rodearse de lo que más ansían: aduladores. Claro, que un narcisista nunca reconoce su dependencia de los demás. Su gran drama es que aunque vive en un plano irreal fabricado por sus fantasía, se siente terriblemente vacío.
No logra conectar con sus semejantes, ni tan siquiera con sus seres queridos. Huye de las emociones por temor a que le hieran, y al amor le cuesta instalarse en su corazón.
Diversos estudios señalan que los hombres tienden más al narcisismo que las mujeres. Éstas suelen mostrarse más abiertas y cooperantes con los demás que el sexo masculino. De la misma forma, los jóvenes resultan también más amantes de sí mismos que los más mayores.
El psicólogo José Luis Trenchera asegura que "quererse sanamente, es decir, trabajar para la autoestima para desinflar al sujeto y que cuestione la falsa imagen que se ha construido, es el remedio contra el narcisismo". Éstas son algunas pistas:
1.Hay que profundizar en el conocimiento personal y descubrirse sin disfraces
2. Luego, hay que apechugar con lo que uno va encontrando en su interior y sacar a flote lo positivo.
3. Es esencial cambiar el nexo de unión con las otras personas, para pasar de la necesidad de afirmación externa a relaciones más sinceras y desinteresadas.
4. Y primordial, querer en singular y plural, en primera persona, en segunda y en tercera.
Fuente: La Revista del diario El Mundo (España)
Vocabulario
nombres
la realización a busqueda la premisa el altruismo el ego el espejo la individualidad la consistencia el flan la envidia el nivel las emociones la autoestima el sujeto el disfraz |
verbos
aferrarse centrar(se) adorar exaltar devolver aparentar inflar(se), hinchar(se) lucir saturar adular fabricar soler apechugar |
adjetivos
personal pleno favorito inmenso perfecto indispensable apremiante vacío (adj. & nombre) falso primordial sano |
expresiones
estar aquejado en absoluto las comparaciones son odiosas sacar a flote el nexo de unión escapar de las manos |
Preguntas para después de la lectura
1. ¿Quién piensas que ha escrito el
texto?
2. Busca un sinónimo en el texto para: empezado,
totalmente, refleja, preferida, simulan, campo, admite, escapa, solución
3. Di tres caracteristicas de los narcisistas.
4. ¿En qué se basan los remedios contra
el narcisismo?
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