Delaware Review of Latin American Studies
Issues

Vol. 12 No. 2 December 30, 2011


Introducción a la biografía de don Francisco Tzul, residente de San Andrés, Petén

América Martínez Cruzado*
Asst. Prof. Spanish & LA Studies
Foreign Languages & Literatures
University of Delaware
aml@udel.edu
Norman B. Schwartz*
Prof. Emeritus
Anthropology
University of Delaware
nbsanth@udel.edu
Luis Sotero Pantí Tzul*
Bachiller
Agricultor y consultor para proyectos de desarrollo


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Introducción y contexto:
Los lectores de la Revista de Estudios Latinoamericanos de Delaware (DeRLAS) y otras revistas académicas dedicadas a la región están acostumbrados a la descripción científica y el análisis de muchos, si no todos, los aspectos de la vida de las personas en América Latina (inclusive Brasil) como sus sociedades, economías, sistemas políticos, cosmologías y biografías. El “nosotros” colectivo académico e intelectual representa y habla con frecuencia como si fuera la voz de América Latina, de “ellos”, ya sea la gente común o los destacados. Obviamente, lo que "nosotros" escribimos y narramos se basa en lo que "ellos" nos han dicho. Sin embargo, todos los lectores de vez en cuando quieren y tal vez pueden beneficiarse al oír directamente de algunos de “ellos” -- personas muy capaces de comunicarse con nosotros directamente. En este estado de ánimo, la Revista ha decidido publicar una breve biografía de un campesino de Guatemala, don Francisco Tzul, a quien describiremos después de explicar por qué esta biografía se publica en español. A juzgar por la reacción a los artículos publicados en la Revista, creemos que la mayoría de los lectores, si no todos, leen el español tan fácilmente como leen el inglés y/o el portugués. También creemos que se pueden valorar mejor las reflexiones de don Francisco al leerlas en el original. En algún momento futuro, dependiendo de la acogida a esta nueva actividad, podemos traducir la narrativa de don Francisco al inglés y al portugués.

don Francisco Tzul es originario de Petén, Guatemala. Lo que sigue es un breve contexto histórico-geográfico para ubicar su narrativa. Petén fue el centro geográfico y social de la antigua civilización maya, y hoy es famoso por su Reserva de la Biosfera Maya (creado en 1990), el Parque Nacional Tikal--Patrimonio de la humanidad--y, lamentablemente, por el narco transporte y la violencia que engendra, como la decapitación de 27 campesinos, víctimas de un conflicto entre pandillas del narco en 2011.

Petén, el departamento más septentrional de Guatemala (del náhuatl: Quauhtlemallan, 'lugar de muchos árboles'), es una región de tierras bajas subtropicales. El norte de Petén es la extensión más meridional de la península de Yucatán, y el entorno natural de Petén se asemeja más al medio ambiente de Belice, Yucatán y las tierras bajas de Chiapas, México, que a las tierras altas de Guatemala. Hasta el surgimiento del movimiento de colonización moderno a partir de mediados de 1960, casi el 85 por ciento de Petén era bosque. Para 2010, esta cifra se había reducida a menos del 40 por ciento.

A pesar de que Petén posee una extensión territorial de 35.854 km2--lo cual comprende una tercera parte de la superficie de Guatemala--puede ser dividido en varias zonas naturales, la mayoría de las cuales son pliegues y crestas de piedra caliza que corren de este a oeste creando superficies bajas e irregulares de 100 a 300 metros sobre el nivel del mar. Petén cuenta con dos estaciones--seca y lluviosa. La precipitación anual varía de 900 a 2500 mm /año, con una precipitación regional media de alrededor de 1600 mm / año. La temporada de lluvias dura aproximadamente desde mayo a octubre, y la sequía de enero a mayo. El clima es subtropical en el norte, y tropical, o por lo menos más húmedo, en el sur. La temperatura varía de 12 a 40 ° C y rara vez es menor de 18 º C, con una temperatura media anual de 26o C. La precipitación varía más que la temperatura, y generalmente llueve más entre junio y diciembre, sin embargo, hay gran variabilidad entre las temporadas y la geografía.

Los 26 suelos distintos en Petén varían de rendolls, fértiles de poca profundidad (suelos oscuros preferido por los agricultores nativos) hasta vertisoles, más profundos y fácilmente inundables, y los histosoles--tierras pantanosas encharcadas. Los suelos calcáreos del norte son, en términos generales, poco profundos y generalmente bien drenados, en contraste con el sur, donde los suelos calcáreos tienden a ser mal drenados aunque más profundos.

La relación inversa entre la fertilidad del suelo y el drenaje es una limitación agrícola importante en la mayor parte del departamento. Poco más del 15% de los suelos son lo suficientemente profundos, fértiles y bien drenados para sustentar la agricultura intensiva y mecanizada. A pesar de una infinidad de micro variaciones ambientales, en Petén, al igual que en otras regiones de tierras bajas subtropicales y tropicales, la eliminación de extensas áreas de bosque ha causado estrés en la ecología y ha reducido la fertilidad del suelo.

La región central de las tierras bajas de Petén fue el centro de la antigua civilización Maya. Aún después de su severa disminución hacia 900 DC, la gente, obviamente, continuó viviendo en Petén, y de igual forma las personas iban y venían entre Petén y la Península de Yucatán. Sin embargo, ni la población ni la sociedad se elevó al nivel del régimen clásico maya después del Siglo X DC.

Protegidos por bosques y pantanos, por cierta indiferencia española, y por su propia resistencia feroz, los pueblos indígenas de Petén fueron capaces de resistir la conquista española hasta 1697, cuando los españoles conquistaron la capital--una isla hoy llamada Flores, en el Lago Petén Itzá--en Petén central. Mucho antes de 1697 la población había sido diezmada por las enfermedades europeas introducidas durante la conquista. Luego cayeron bajo la dominación española caracterizada por la estratificación étnica. Una vez conquistado Petén, las autoridades coloniales se mostraron indiferentes a su suerte y reacios a invertir energía y recursos en su desarrollo. Aparte del palo de tinte (Haematoxylum campechianum), Petén carecía de los recursos naturales y población suficiente para atraer a los colonizadores españoles a una región que además era considerada insalubre. Por esto, hasta bien entrado el Siglo XIX, Petén era una región interior poco poblada situada dentro de un interior más grande compuesto de Yucatán, Belice y las tierras bajas de Chiapas. Hasta entonces, la economía se basaba en la crianza de ganado y caballos, y la horticultura de subsistencia de roza y quema (conocida como milpa en Mesoamérica). Alrededor de la década de 1860 se empezó a desarrollar la industria maderera a lo largo del Río Usumacinta (frontera occidental de Petén con México), el Río Mopán y otros ríos en la frontera oriental de Petén, con lo que era entonces Honduras Británica. Los peteneros, la mayoría de ellos habitando el centro de Petén, se mostraron reacios a convertirse en madereros de forma que las empresas de madera traían negros hondureños británicos e indígenas lacandones para trabajar en la industria.

A principios de la década de 1890 la extracción y exportación de la resina del árbol de chicozapote (Manilkara zapota Lindl.) se convirtió en el producto más importante de la economía de Petén. En ocasiones, hasta el 50% de la población económicamente activa de Petén ha dependido de la chiclería, como llaman a la industria. La chiclería también era importante para Honduras Británica y Quintana Roo, México. La resina de chicle siguió siendo el ingrediente principal de la goma de mascar comercial hasta la década de 1940 cuando ingredientes sintéticos, mayormente derivados del petróleo, sustituyeron la resina. Para la década de 1950, la demanda de chicle había disminuido drásticamente, y para 1960 la historia social de Petén también estaba a punto de cambiar drásticamente.

En 1959 el gobierno de Guatemala creó una agencia semiautónoma del ejecutivo nacional: FYDEP, La Empresa para El Fomento y Desarrollo de El Petén.  FYDEP estableció oficinas en Petén entre 1959 y 1960, razón por la cual la línea de base para la descripción que sigue es el año 1960. La agencia fue encargada de la colonización y el desarrollo económico de Petén y se le dio autoridad para regular todas las actividades económicas dentro del departamento, excepto el petróleo. En ese momento la población de Petén era de 21,330 personas.  San Andrés, en el municipio donde don Francisco vivió y trabajó toda su vida, tenía una población de 2,075 personas en 1960, distribuidos en 8.874 km2 (área del municipio). El hogar de don Francisco estaba en el centro municipal, o pueblo, también llamado San Andrés. San Andrés se ubica en la orilla norte del Lago Petén Itzá, dándole frente a Ciudad de Flores. En 1960, 1,202 personas (648 de ellos menores de 15 años de edad) residían en los 201 hogares del pueblo de San Andrés. En adelante, “San Andrés” se refiere al pueblo a menos que se indique lo contrario.

Hasta hace relativamente poco, el principal medio de comunicación entre San Andrés y Flores era por canoa, aunque había senderos peatonales hacia San Andrés. En 1960, aproximadamente el 90% de los hogares en el pueblo dependían económicamente de la recolección de chicle y/o la milpa. Pocos adultos tenían más educación que la de segundo grado. La mayoría de la gente era pobre, pero nadie pasaba hambre.  Pocos conocían el mundo guatemalteco fuera de Petén, y solamente trece jefes de familia tenían radios. En el 20-25% de los hogares, los adultos eran bilingües hablando o el Itzá o el Maya Yucateco, y el español, pero el uso del Maya había ido decayendo desde la década de 1930 cuando el gobierno departamental prohibió el uso de Maya en público.

En resumen, en muchos aspectos San Andrés era como los pueblos y aldeas de casi toda la América subtropical, con dos excepciones. Para empezar, en la década de 1930 varias personas se habían convertido en nazarenos y en 1960 cerca de un tercio de la población sanandreseña era protestante fundamentalista o evangélica, una circunstancia inusual en esos días cuando la mayoría de los peteneros eran católicos. En la actualidad alrededor del 40% de los peteneros se identifican como protestantes. Sin embargo, los ancianos entre los peteneros creen más en un Dios supremo y los espíritus del bosque que en los santos y deidades de las religiones organizadas. El yerno de don Tzul dijo una vez: “Yo nací en una hamaca y voy a morir en una. Esa es mi religión.” En segundo lugar, San Andrés fue también la “canasta de maíz” de la región, y agricultores como don Francisco eran famosos por hacer grandes milpas. Hasta finales de la década de 1960 y principios de 1970 no existía la propiedad privada de la tierra en Petén. El Estado era dueño de Petén, una gran finca estatal. Pero con el FYDEP hubo grandes cambios legales y a partir de 1973-1974 el FYDEP comenzó a vender tierras a gente particular, así como a cooperativas.

Como se señaló anteriormente, el FYDEP ha introducido y/o catalizado cambios dramáticos en Petén, algunos de los cuales se describen aquí. En 1975, el año en que se registró la historia de la vida de don Francisco, el FYDEP les estaba vendiendo tierras a los colonizadores en una escala cada vez más grande y la población de Petén había aumentado a 64,114 personas (en 1973). En 2010 había al menos 613,693 residentes en Petén, y aproximadamente otros 40,000 peteneros que vivían en los Estados Unidos y mantenían algún tipo de contacto con su patria petenera.  El FYDEP les vendió grandes fincas a los ricos especuladores de tierras y ganaderos, muchos de ellos propietarios ausentes de las zonas urbanas de las tierras altas de Guatemala. Además de ganado, los ladinos pobres (personas identificadas con la cultura nacional más que con las culturas indígenas) y las familias de migrantes mayas q'eqchi transformaron Petén en un importante proveedor de maíz blanco y frijol negro para el resto de la nación. La producción de petróleo en el noroeste de Petén y el turismo arqueológico también se hicieron cada vez más importantes, a pesar de la guerra civil interna--cuya etapa bélica fue especialmente feroz en Petén entre 1978 y 1982--que obstaculizaba su desarrollo hasta mediados y finales de 1980. Sin embargo, como era de esperar, con el aumento dramático de la población, crece la demanda de puestos de servicios en el comercio, el gobierno y la educación--el llamado “trabajo de cuello blanco”.

La red de carreteras fue mejorada, y para la década de 1970 ya había un camino de terracería abierto todo el año hacia San Andrés. El camino fue pavimentado para el 2006. Para 1982 la gente del pueblo podía comprar televisores, así como camionetas pick-up. Los sanandreseños dejaron la agricultura y la chiclería para entrar en una amplia gama de ocupaciones de cuello blanco que requieren escuela superior (duodécimo grado) o educación universitaria. El mundo de los sanandreseños estaba cambiando cada vez con mayor rapidez.

Unas pocas líneas pueden dar una idea de cómo han cambiado las cosas desde que el FYDEP llegó a Petén en 1959-1960. En 1990, el FYDEP fue disuelto, habiendo ya vendido la mayoría de las tierras al sur del Lago Petén Itzá bajo título privado. La mayor parte de la zona norte del Lago y una parte del oeste de Petén fueron declarados bosques nacionales  protegidos--la Reserva de la Biosfera Maya--y puestos bajo la jurisdicción del Consejo Nacional de Áreas Protegidas, el cual fue creado en 1989. Como ya se señaló, en 2010 había más de 600,000 personas en Petén, de los cuales cerca de 8.000 eran de San Andrés. La economía de Petén se ha diversificado para incluir el petróleo, el turismo, las remesas de los Estados Unidos, el engorde de ganado en gran escala, la agricultura comercial, la producción de aceite de palma africana, la narco-transportación, el comercio (incluyendo el comercio con Tabasco, México), la explotación forestal, la recolección de productos forestales no maderables  y la construcción de hogares y edificios, por no hablar de empleos en instituciones nacionales e internacionales, muchos de ellos dedicados a la conservación del medio ambiente (la primera ONG de conservación internacional llegó a Petén en 1989). Todos estos cambios también llevaron a un aumento en la concentración de tierras y el desplazamiento de campesinos que fueron y son posteriormente obligados a entrar en el mercado de mano de obra urbana no calificada, invadir los parques protegidos, o emigrar por lo general a los Estados Unidos.  Para el año 2007 el camino entre Flores y San Andrés fue pavimentado y los sanandreseños se familiarizaron con los turistas, el Internet y la cultura moderna de consumo. Ya no más del 25% de los hombres del pueblo se dedicaban a la agricultura, y aún menos trabajan en los productos forestales no maderables como el chicle. La mayoría de los sanandreseños ahora estaban trabajando en ocupaciones urbanas no calificadas o en la industria de servicios. Para 1996 San Andrés tenía mas maestros trabajando en escuelas primarias que agricultores trabajando en el campo.

En breve, en Petén, y por ende San Andrés, no sólo se ha experimentado un crecimiento demográfico y económico rápido, sino que también se ha modernizado con todos los aspectos positivos y negativos de tales eventos. don Francisco vivió en el momento cuando, para casi todos los varones adultos en San Andrés y otros pueblos de Petén, había solamente dos oficios: horticultor (milpero) o picador de los árboles forestales (chiclero). Todavía en la década de 1960, cuando se les preguntaba a los niños pequeños qué llegarían a ser o qué querían ser cuando fueran adultos, la respuesta era siempre la misma: milpero o chiclero “como mi padre.” Hoy en día, los nietos de estos mismos niños dicen que quieren ser maestros, conservacionistas, guías turísticos, químicos, médicos, abogados, y así por el estilo.

Temas
Como los lectores van a notar, hay temas recurrentes en la narrativa de don Francisco. Ellos merecen comparación con los temas encontrados en una notable, quizás única, serie de libros producidos por Pedro Cholotío Temo, un Tzutuhil Maya anciano del altiplano central de Guatemala, y James D. Sexton, Profesor Regente de Antropología de la  Universidad del Norte de Arizona. Sexton es el traductor, editor y colega de Pedro Cholotío Temo, el narrador (ver “Referencias” a continuación). Incluido entre los temas principales que se desprenden de la narrativa de Cholotío Temo son una profunda preocupación por la familia, la solidaridad comunitaria, la pobreza extrema, el trabajo extremadamente duro, la dependencia o abuso del alcohol, la preocupación por un sinfín de enfermedades, y la confianza en los espíritus mayas.

don Francisco, también se centra en la familia. Él piensa mucho en su padre ausente, su durable e intenso apego a su madre, su rivalidad y a la vez su cooperación con sus hermanos y otros parientes masculinos cercanos. En cierto sentido, los interminables intentos de dominar a su esposa, de ser la cabeza indiscutible de su familia nuclear, también hablan de la importancia de la familia y el hogar. Otros temas son la pobreza y el trabajo duro, junto con un profundo compromiso con el trabajo en el bosque. Como en la narrativa de Cholotío Temo, hay gran dependencia en  el abuso del alcohol, preocupación constante sobre la salud (aunque no en la medida en que don Pedro se preocupa por los problemas de salud) y, si don Francisco muestra poca preocupación con los espíritus mayas o cristianos—rara vez invoca a Jesús o los santos católicos--él es consciente de los duendes del bosque.  Sin embargo, hay un tropo – ese es el tropo del camino, el cual, en su manera, puede resonar con gente maya  aunque también tiene un lugar en las religiones occidentales. La figura del “camino” se utiliza de diversas maneras, por ejemplo, “agarrar el camino” (agarrar o abrazar la carretera) significa “ir en una borrachera”; a “buscar mi camino” quiere decir “para buscar y encontrar mi destino” (“buscar,” entre los peteneros mayores, no significa sólo buscar, sino también significa encontrar); y “camino” se utiliza a veces para referirse a las propias responsabilidades (los “cargos” como dice la gente maya). Como en el caso de los Tzutuhiles, los peteneros, incluyendo a don Francisco, asumen que sus obligaciones con la familia y la sociedad tienen la aprobación divina.  Ambos hombres también comparten el valor de la honestidad, la humildad, la virtud del trabajo duro, la unidad entre hermanos y el respeto por los ancianos (sobre todo en el mundo de don Pedro) y la bondad por los animales. En el caso de don Francisco, esto se expresa en la intimidad con animales (caballos) que le ayudan con su trabajo.

También hay diferencias notables en los temas encontrados en las narraciones respectivas de don Pedro y don Francisco. Por ejemplo, don Francisco no participa en los actos rituales en lugares espirituales como las cuevas. ¿Será porque don Francisco, al igual que muchos peteneros mayores, se siente más cómodo en su ambiente natural que las personas como don Pedro? Se diferencian también en su atención a la comunidad. Para don Pedro, la familia, la comunidad, las cofradías de la comunidad, y el mayor y frecuentemente extraño mundo de Guatemala, son temas de importancia crítica e imponente.  Sin duda, don Francisco es plenamente consciente de su propia comunidad (San Andrés), pero la familia y la chiclería y la milpa, ambas actividades realizadas en el bosque, son los temas más convincentes. Como casi todos los observadores de la vida en Petén han señalado, los peteneros nativos son fuertemente individualistas (véase, por ejemplo, Alejos 2010; Atran y Medin 2008; Reina 1967). También por lo general los peteneros son amables, generosos y divertidos, disfrutan del compañerismo, y están preocupados por el “qué dirán” (“Qué diría la gente’ es una sanción fuerte en el comportamiento) y también les encanta chismear. Sin embargo, cuando se trata de la vida en general y la vida laboral son individualistas--independientes y autosuficientes, en un grado inusual1.

Debido a que el concepto y la realidad de la comunidad de la vida es tan importante don Pedro, como Sexton ha señalado en varios lugares, tiene una gran conciencia y sensibilidad hacia los agentes de cambio e instituciones externas, así como con los temas de modernización y desarrollo. Por alrededor de 1978 los temas de la violencia política y la sociedad civil, las rupturas en la textura de la vida comunal, la resistencia y el profundo temor a la represión política, y la revitalización auto consciente de la cultura Maya son notables en la narrativa de don Pedro. don Francisco dictó su relato a finales de 1974, varios años antes de que la guerra civil interna llegara a San Andrés. Aunque habían rumores y encuentros ocasionales con los insurgentes, en Petén, la guerra interna no se convirtió en violencia asesina intensa hasta alrededor de 1978 y duró hasta alrededor de 1982-1984. Se sospecha que la respuesta de don Francisco a la violencia política podría haber sido la de desvanecerse de nuevo en los bosques de Petén.

don Pedro se esfuerza por encontrar el equilibrio entre la tradición y la modernidad, los insurgentes y el gobierno. don Chico también se esfuerza por encontrar el equilibrio entre las cosas, como su “derecho” a dominar a su familia y de ser responsable de la familia. Él es, como puede ser natural a la gente de su edad, consciente de las a veces absurdas contradicciones de la vida, incluso hasta las contradicciones de su propio fuerte individualismo. Para la generación contemporánea de sanandreseños y peteneros, el estilo de vida de don Francisco está llegando a ser un recuerdo lejano y parte de un mito colectivo. Su poema, Adiós Tiempos, cobra más significado con cada temporada que pasa, así que es hora de permitir que hable don Francisco2.

Notas:

1 Tal vez eso es de esperar.  El individualismo acentuado es común en otras partes del mundo de bosques tropicales donde la gente ha practicado swidden (horticultura de roza y quema, o milpa) por siglos, como lo han practicado en Petén (véase por ejemplo Grandstaff 1980).

2 La narrativa de don Francisco es repetitiva, pero esto es de esperar de una persona que ha tenido una vida escuchando a las tradiciones orales en lugar de leyendo a la palabra escrita. Una discusión del sentido literario de sus repeticiones  - ¿Qué elemento de la narración es amplificada por repetición, que elemento se lo contradice por cambios sutiles en la repetición, y así sucesivamente - debe posponerse para otro momento y lugar.


Referencias:

Alejos García, José
2010 Adivinos del Agua: Los Itzaes en los discursos de identidad en Petén Central. Mexico:  Universidad Nacional Autónomo de México.

Atran, Scott and Douglas Medin
2008 The Native Mind and the Cultural Construction of Nature.  Boston: The Massachusetts Institute of Technology.

Grandstaff, Terry B.
1980 Shifting Cultivation in Northern Thailand. Tokyo: The United Nations University

Reina, Ruben
1967 Milpa and milperos: Implications for prehistoric times. American Anthropologists 69:1-20.

Sexton, James D. translator and editor
1981 Son of Tecún Umán: A Maya Indian Tells His Life Story. Tucson: Univ. of Arizona Press

1985 Campesino: The Diary of a Guatemala Indian. Tucson: Univ. of Arizona Press.

1991 Ignacio: The Diary of a Maya Indian of Guatemala. Philadelphia: Univ. of Pennsylvania Press.

2001 Joseño: Another Mayan Voice Speaks from Guatemala. Albuquerque: Univ. of New Mexico Press.


Colaboradores:

* América Martínez Cruzado, quien enseña en el Departamento de Lenguas y Literaturas Extranjeras de la Universidad de Delaware, es uno de los fundadores de la Revista de Delaware de Estudios de América Latina, así como su jefe de redacción.

* Norman B. Schwartz, Profesor Emérito de la Universidad de Delaware, es un antropólogo cultural que ha llevado a cabo investigaciones en Petén desde 1960

* Luis Sotero Pantí Tzul, bachiller, es originario de San Andrés, Petén, Guatemala.  Ha sido chiclero y agricultor y ha trabajado como consultor en varios proyectos financiados por donantes como la Agencia para Desarrollo Internacional de los EE UU y entrevistador en estudios de campo para varias instituciones y académicos. También trabajaba con la OGN Conservación Internacional/Proyecto ProPetén.



Last updated December 20, 2011