El País Digital
Domingo
5 octubre
1997 - Nº 520

Un diseño sencillo pero
muy elaborado

La Infanta lució un vestido con gran simbología y un manto
de la reina María Cristina

MABEL GALAZ, Barcelona

El vestido de novia de la Infanta,
visto por detrás (Efe).
El vestido de novia de Cristina de Borbón es todo un tratado de historia. Aunque sus líneas parecen a simple vista muy sobrias, en realidad corresponden a un diseño muy elaborado. Lorenzo Caprile, el encargado de su confección, eligió para esta ocasión dos tejidos de seda coordinados, uno liso para el delantero del traje y otro labrado para la cola. El tejido de seda se fabricó en Valencia durante varios domingos para preservar el secreto de su composición.

El modelo se divide en tres elementos: un cuerpo liso con hombros al descubierto y manga larga ceñida al antebrazo mediante cremalleras invisibles; un paño cortado al bies colocado bajo el pecho para estilizar aún más la figura y ajustado a la espalda mediante cintas rematadas con borlas bordadas, y una cola de 3,25 metros en tejido labrado, donde se reconstruyó un dibujo plateado con técnica à la disposition, inspirado en el modernismo catalán. Los atuendos de los seis pajes y las dos damas de honor se inspiraron en trajes populares españoles.

La Infanta cambió el velo por un manto de corte encargado por la archiduquesa de Austria para la boda de su hija María Cristina con el rey Alfonso XII, que se celebró el 29 de noviembre de 1879. El velo, realizado en Bélgica, es de tul con decoración de encaje inglés de color blanco crudo aplicada a punto de aguja. Una orla de rosas recorre todo el borde y, paralelas a esta orla, en la parte delantera y en la trasera corren, respectivamente, dos y tres calles de águilas bicéfalas que se alternan con flores de lis y lunares.

El velo pertenece al Estado, que lo compró en 1981 para el Museo del Pueblo Español. Sus medidas aproximadas son de 240 por 230 centímetros. La diadema del siglo XIX tallada en oro y plata con diamantes que lució la Infanta es de la reina Sofía.

Los pendientes pertenecieron a la reina Victoria Eugenia y son un regalo de su abuela doña María de Las Mercedes. La pieza, de mediados del siglo XIX, está realizada con un par de diamantes y una orla de diamantes de talla brillante montados en garra. El peinado fue una creación exclusiva de Gloria Delgado. Para realizarlo se tuvieron en cuenta las especiales dimensiones de la diadema, el manto de corte y los gustos de la Infanta. La peluquera buscó inspiración en retratos y fotografías de la reina Victoria Eugenia.

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