El País Digital
Jueves
9 octubre
1997 - Nº 524


Vote hermosura

La candidatura presidencial de una ex Miss Universo provoca un aluvión de bellezas en la política venezolana

EDUARDO DAVIS (EFE) , Caracas
Las encuestas la coronan como futura presidenta de Venezuela. Aquello que comenzó siendo una boutade de una chica guapa y desenfadada se ha convertido, con el tiempo, en una auténtica conmoción. La ex Miss Universo Irene Sáez encabeza con firmeza todos los estudios sobre la intención de voto en las elecciones de diciembre de 1998. Los últimos le otorgan un 33% frente al 12% de Claudio Ferrán de Acción Democrática o el 8% del ex golpista Hugo Chávez. Los partidos ya han reaccionado al éxito de Irene y ahora todos tratan de incorporar con prisa toda suerte de reinas de la pasarela a sus listas de candidatos o a los mítines para mitigar el impacto Sáez.

Este fenómeno, que los diarios describen como una inusual «frivolización» de la política, ha afectado incluso a líderes tan ortodoxos como el dos veces presidente Carlos Andrés Pérez (conocido popularmente por las siglas de su nombre y apellidos, CAP), que pretende ser elegido senador en 1998. Al anunciar oficialmente su candidatura al Senado, CAP, posiblemente el dirigente más carismático que haya tenido el país en los últimos 30 años, fue acompañado por la despampanante Veruska Ramírez, una joven de 18 años que en septiembre fue elegida Miss Venezuela 1997 y que cuenta con grandes posibilidades de lograr también un trono internacional.

No muy diferente ha sido la actitud del ex gobernador del Estado central de Carabobo, Henrique Salas, quien hace 15 días se presentó como aspirante independiente a la presidencia acompañado por la ex Miss Mundo Jacqueline Aguilera. El ejemplo ya cunde.

«Los candidatos quieren a las misses para ellos solos», escribió ayer un prestigioso columnista del diario El Nacional, que señaló con ironía que el mejor jefe de campaña para cualquier aspirante a cargos públicos será, a partir de ahora, Osmel Sousa, el presidente de la Organización Miss Venezuela, pues él podrá suministrar la acompañante perfecta para las necesidades de cada político. A Sousa se le considera un auténtico fabricante de muñecas. No en vano las chicas formadas en su organización han ganado ya cuatro títulos de Miss Universo, cinco de Miss Mundo, más de una decena de coronas menores y suelen ser finalistas en cuanto concurso de belleza se presentan.

Una de las más acabadas obras de Sousa es Irene Sáez, Miss Universo en 1981. Once años después de pasear su belleza por el todo mundo, Irene saltó a la política y logró ser elegida en 1992 alcaldesa de un municipio caraqueño. Ahora, tras su experiencia política, pretende convertirse en la primera presidenta venezolana.

Por Irene, es decir, por el apoyo o no a su candidatura, el partido socialcristiano COPEI se ha enzarzado en una disputa interna que puede suponer la segunda gran escisión en la historia de esa organización política.

Los datos de las encuestas son reveladores para el líder de COPEI y ex presidente venezolano, Luis Herrera Campins. El deseo de Herrera de embarcar a COPEI en el portaaviones que puede llegar a ser Irene Sáez en las elecciones choca con las aspiraciones personales de otros líderes históricos del partido, como el ex candidato Eduardo Fernández o el ex ministro de Energía y del Exterior Humberto Calderón. La palabra división no es pronunciada en público por ningún dirigente de COPEI, pero los analistas coinciden en que, si la intención de Herrera se convierte en postura oficial, Fernández y Calderón pueden romper con el partido al que han dedicado toda su vida política.

Mientras los socialcristianos se definen, Sáez insiste en que encarnará una candidatura «independiente» y «antipolítica», aunque aceptará el respaldo de todo partido que desee apoyarla. La ex miss, de 35 años, ha creado su propio partido. Le ha bautizado con su nombre (Irene). Hasta ahora sólo ha logrado el apoyo de pequeños grupos políticos. El camino que le queda todavía es largo.

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