El País Digital
Lunes
24 noviembre
1997 - Nº 570

La muerte del político y empresario Mas Canosa deja un gran vacío en el anticastrismo

J. VALENZUELA / R. TOWNSEND, Washington / Miami
La muerte de Jorge Mas Canosa sumió ayer en un profundo duelo al exilio anticastrista de Miami, y en particular a su sector más intransigente. Mas Canosa, un empresario y político de 57 años de edad que soñaba con derrocar a Fidel Castro y convertirse en el primer presidente democrático de Cuba, sufría el mal de Paget, una enfermedad degenerativa de los huesos. Sus últimas palabras horas antes de morir en su domicilio fueron: «Adelante, adelante, hay que continuar en la lucha. He luchado la buena lucha y he mantenido la fe».


Jorge Mas Canosa (primero a la derecha), en 1996,
junto a Vargas Llosa, Guillermo Gortázar, Alberto
Recarte, y Carlos Alberto Montaner (U. M.).
Mas Canosa era un hombre que se había hecho a sí mismo. Luchador contra la dictadura de Fulgencio Batista y luego contra el castrismo, se exilió de Cuba en 1961 y se instaló en Miami sin un centavo. Allí comenzó a trabajar como repartidor de leche. Laborioso e inteligente, terminaría fundando una empresa de telecomunicaciones, MasTec, valorada hoy en 475 millones de dólares. Mas Canosa y su hijo y heredero empresarial, Jorge Mas junior, figuraban en la lista de los diez hispanos más ricos de EE UU de la revista Hispanic Bussines .

Pero la principal aportación de Mas Canosa al exilio cubano de Florida fue su profunda comprensión de los mecanismos de la política estadounidense. Él, que siempre se consideró «un extranjero» en el país en el que vivió más de tres décadas, fue el arquitecto del denominado lobby cubano, que es, tras el judío, el más poderoso grupo de presión en la capital estadounidense. La piedra angular de ese lobby es la Fundación Nacional Cubano Americana, que Mas Canosa fundó en 1981 y ha presidido hasta poco antes de su muerte.

Lincoln Díaz Balart, parlamentario de Miami en el Congreso de EE UU, declaró poco después de conocerse la noticia: «Nuestro mejor tributo a Jorge Mas Canosa será en la lucha por la libertad de Cuba; lo más importante es mantener el embargo contra el Gobierno cubano».

Sus relaciones con España, en lo político, no fueron fáciles. Diferencias en el seno de la Fundación Hispano Cubana, creada en 1996, junto al Partido Popular le llevaron a abandonarla en junio pasado.

Mejor le fue en Washington. Mas Canosa tuvo relaciones particularmente estrechas con el Partido Republicano, al que ofreció buena parte de los votos de los cerca de 2 millones de cubanos residentes en EE UU y sabrosas contribuciones económicas.

El hombre que anoche calificaban de «irremplazable» las emisoras cubanas de Miami fue el padrino de toda una generación de políticos republicanos de origen cubano, como la congresista Ileana Ros-Lehtinen. La voz de esa generación es de las más poderosas en la capital de EE UU. «Jorge Mas Canosa», dijo ayer Ros-Lehtinen, «sabía como navegar por el extraño sistema de poder de Washington; era un maestro en el arte de saber qué corazones y cabezas hay que atraer para tu causa si quieres que se escuche en el Capitolio y la Casa Blanca».

Mas Canosa fue el impulsor en la sombra de las principales medidas anticastristas de varios gobiernos y legislativos norteamericanos, entre ellas la ley Helms-Burton. El empresario y político fallecido ayer era también la gran figura detrás de Radio y Televisión Martí, que difunde informaciones y opiniones anticastristas en la isla caribeña.

Castro, Hitler y Sadam

Mas Canosa se oponía a cualquier diálogo o negociación con Castro, que comparaba sistemáticamente con Hitler y Sadam Husein. «Si no hubiera sido por Mas Canosa, muy probablemente EE UU hubiera tenido relaciones más o menos normales con La Habana, como las que tuvo con el Moscú comunista o tiene ahora con Pekín», dijo ayer Wayne Smith, un diplomático que encabezó la sección de intereses de Estados Unidos en La Habana durante la presidencia de Jimmy Carter. Al igual que fue respetado también fue temido. Quienes cuestionaron sus puntos de vista, se ganaron sus ataques personales. «Voy a demostrar a los cubanos que eres un payaso y un cobarde», prometió Mas Canosa a Joe Carollo, hasta hace una semana alcalde de Miami

Su muerte abre una incógnita sobre el liderazgo en la Fundación Cubano Americana. Los potenciales sucesores son su médico, Alberto Hernández, y el hasta ahora presidente de la fundación, Francisco Pepe Hernández. El domingo, en una conferencia de prensa, dijeron que la decisión se tomaría mediante elecciones internas, pero que mientras tanto Alberto Hernández ha sido nombrado líder.

Desaparece uno de los principales enemigos de la Revolución

M. VICENT, La Habana
Las autoridades cubanas aún no han reaccionado de forma oficial a la muerte de Mas Canosa, aunque para nadie es un secreto que la desaparición del exiliado que más se ha esforzado en destruir la Revolución de Fidel Castro será recibida en Cuba con cierta alegría y alivio.

Para el Gobierno cubano, la leyenda y alma anticastrista de Jorge Mas Canosa comienza en una época tan temprana como abril de 1961, durante la famosa invasión de Bahía de Cochinos, en la que él participó como soldado, si bien no pudo desembarcar. En aquella época Mas Canosa era solamente un joven anticastrista más, y no fue hasta la década de los ochenta cuando se convirtió en «uno de los enemigos más peligrosos de la Revolución».

Fue en 1981, al crear la Fundación Nacional Cubano Americana (FNCA) con el apoyo del ex presidente norteamericano Ronald Reagan, cuando Mas Canosa se convirtió en un verdadero «demonio» para el régimen de Fidel Castro, al lograr unir al atomizado movimiento anticastrista y darle un peso político en Estados Unidos. Desde entonces, La Habana no ha parado de acusarle de estar detrás de numerosos planes terroristas y de financiar diversas operaciones armadas contra las autoridades de la isla.

Recientemente, el Gobierno cubano acusó a la FNCA de Mas Canosa de estar detrás de la campaña de atentados contra varios hoteles de La Habana y Varadero, y de organizar y financiar la red terrorista que llevaba a cabo los atentados desde el exterior. Castro también le ha acusado de crear conflictos entre los Gobiernos de Cuba y EE UU.

Por todo ello, la muerte de Más Canosa significa para La Habana la desaparición de un peligroso enemigo, a lo que se suma la percepción de que nadie en Miami será capaz ahora de tomar su relevo.

El campeón del anticastrismo

EFE , Madrid
Jorge Mas Canosa, el empresario cubano residente en Miami, era el más renombrado líder anticastrista en el exilio. Fundó y era director del poderoso grupo de presión Fundación Nacional Cubano-Americana. Entre los logros de esa asociación están la Radio y Televisión Martí y la aprobación por parte del Congreso de Estados Unidos de las leyes Torricelli y Helms-Burton, que endurecen el embargo contra la isla.

Mas Canosa nació en 1940 en Cuba, de donde salió con 20 años. Siempre se definió como un «patriota luchador» primero contra el régimen de Fulgencio Batista y luego contra el de Fidel Castro.

Acusado de autoritario e intolerante, nadie, sin embargo, le ha disputado el hecho de ser el principal líder del exilio cubano en Estados Unidos. Siempre aseguró no tener «aspiraciones políticas y mucho menos presidenciales», aunque se le atribuía el sueño de ser el primer presidente democrático de Cuba. «Es más bonito», solía decir, «terminar como un patriota, como un libertador, que como un político: el poder político es transitorio, efímero».

Aún así, no renunció al poder económico. Mas Canosa había logrado en su vida un éxito en sus dos metas primordiales: como opositor por excelencia a Fidel Castro y como empresario. Amasó una fortuna calculada en 80 millones (unos 11.500 millones de pesetas), lo que le convirtió en uno de los cinco hispanos más ricos de Estados Unidos.

Mac Tec, la empresa de su propiedad especializada en instalaciones de redes de cable de fibra óptica, cuenta con 2.400 empleados y tiene unos beneficios anuales de siete millones de dólares, lo que la convierte en una de las principales de sus sector. En 1996, adquirió a la compañía Telefónica de España la empresa de telecomunicaciones Sintel por 5.000 millones de pesetas.

Desde que él mismo anunciara en mayo de este año su padecimiento físico, muchos analistas comenzaron a preguntarse quién podría llenar el vacío político si Mas Canosa desapareciera.

Mas Canosa anunció el pasado mayo que padecía del mal de Paget que afecta lo huesos y generalmente a las personas mayores de 40 años. Desde aquel momento, sus comparecencias públicas disminuyeron y su hijo mayor, Jorge Mas, asumió gran parte de sus responsabilidades empresariales.

La polémica acompañó las inversiones de Mas Canosa en España

J. M. ZAFRA, Madrid
Jorge Mas Canosa cerró el mes de abril de 1996 una de las operaciones más rentables de cuantas ha realizado en el ámbito empresarial: la compra de Sintel. El empresario cubano-estadounidense adquirió a Telefónica su filial Sintel, una de las firmas punteras en la venta de equipos de telecomunicaciones en España, por menos de 5.000 millones de pesetas. Desde el primer momento, la entrada del líder anticastrista en un sector estratégico como las telecomunicaciones suscitó un fuerte rechazo sindical, dentro y fuera de la propia empresa.

Entre otras cosas, sorprendió sobremanera que la operación se cerrara en un momento de transición entre el Gobierno del PSOE y la llegada del Partido Popular, y cuando en Telefónica se mantenía aún el equipo gestor colocado por el Ejecutivo socialista.

Antes de la adquisición de Sintel, Mas Canosa había intentado la compra de otra empresa del sector, Radiotrónica, en la esfera de Banesto.

La operación no resultó rentable para Telefónica, que antes de cerrar la venta se había gastado más de 3.000 millones de pesetas en el saneamiento de Sintel. Por si fuera poco, el anterior equipo gestor de Telefónica se comprometió con Mas Canosa a adquirir a Sintel equipos por valor de 75.000 millones de pesetas en el periodo 1996-1998.

No satisfechos, los nuevos propietarios de la empresa promovieron un expediente de regulación que afectaba a 1.411 trabajadores de Sintel, el 62% de su plantilla. La protesta sindical en la calle se ha prolongado, prácticamente, desde que la familia Mas se hizo con Sintel e impuso un modelo de gestión muy personalista, aunque con directivos interpuestos. Finalmente, el expediente ha sido retirado y se ha abierto un periodo de negociación.

Relevo generacional

Al frente de la compañía española se encuentra Jorge Mas Santos, en quien su padre depositó hace ya algunos años la responsabilidad ejecutiva de sus negocios en el ámbito de las telecomunicaciones. Éstos se concentran en la firma MasTec, cuya sede se encuentra en Miami, de la que Mas Santos es presidente.

MasTec es dueña de las acciones de Sintel, a la que ha convertido en una pieza clave para su expansión en América Latina. MasTec ha ido absorbiendo las actividades de las filiales de Sintel en Latinoamérica y se ha ganado la enemistad sindical.

Conocedores del sector ven en la retirada del expediente de regulación y la incorporación al consejo de la empresa de personalidades del ámbito empresarial español la posibilidad de que los propietarios de Sintel consigan bazas para introducirse en el negocio de la televisión por cable.

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