El País Digital
Lunes
13 octubre
1997 - Nº 528


Clinton inicia en Caracas una gira para frenar la expansión europea en Suramérica

JUAN JESÚS AZNÁREZ ENVIADO ESPECIAL, Caracas
El presidente estadounidense, Bill Clinton, llegó ayer a la leal Venezuela, primer abastecedor de petróleo de EE UU aun en circunstancias históricas comprometidas, en el arranque de una gira de seis días, primera de su presidencia por América del Sur, que continúa en Brasil y Argentina y cuyo principal objetivo es abrir nuevos mercados y evitar que la Unión Europea cierre el paso a las inversiones y exportaciones norteamericanas en una región de grandes posibilidades económicas e inmersa en un ambicioso programa de privatizaciones. «En el siglo XXI, las Américas serán un modelo para el mundo con democracia y mercados abiertos», declaró a su llegada al aeropuerto de Caracas.


Bill Clinton saludando al presidente
Caldera a su llegada ayer a Caracas
(AP).
Clinton insistió en la necesidad de agrupar a unas naciones «unidas por valores compartidos desde Alaska a la Patagonia» que sirva de ejemplo al mundo, y destacó también la histórica amistad con Venezuela, país con el que comparte, dijo, «la democracia, el desarrollo energético, la música y el béisbol».

Clinton, de 51 años, quiere pedir al jefe de Gobierno venezolano, Rafael Caldera, de 81, otras concesiones, entre ellas garantías para sus inversiones, medidas contra la corrupción judicial, y la revisión de la reglamentación nacional sobre patentes y propiedad intelectual. Las empresas estadounidenses, que también protestan la piratería de Brasil y Argentina, denunciaron pérdidas de 206 millones de dólares por la falsificación de sus productos.

Sin sobresaltos, apenas algunos graffitis en los campus -«Clinton sal de la tierra de Bolívar», o «de Colón a Clinton la misma invasión»-, el presidente estadounidense aterrizó en Caracas con directores de compañías petroleras y un nutrido equipo de ministros, asesores en la lucha contra el narcotráfico, relaciones exteriores, legales y medio ambiente.

Se alojó en una suite con jacuzzi del Hilton, a 1.300 dólares la noche, y su presencia no despertó entre los seis millones de caraqueños, la mitad en los cerros de chabolas, el interés de los viajes presidenciales anteriores: John Fitzgerald Kennedy, (1961), James Carter (1978) y George Bush (1990). Tampoco la pasión suscitada por el vicepresidente Richard Nixon, que arribó durante la efervescencia revolucionaria de 1958, y fue escupido y abucheado de tal manera que el Pentágono despachó al mar Caribe una flotilla para advertir de que con el imperio no se juega, ni menos se le agrede a tomatazos.

Clinton, que tratará de lograr la contribución de Venezuela en la promoción del Área de Libre Comercio de las Américas (ALCA) para el año 2005, dedicará un día al país que generosamente bombeó crudo para paliar las necesidades del Norte durante la II Guerra Mundial, años en que cargueros en ruta hacia puertos norteamericanos eran hundidos por submarinos alemanes en el Caribe, y también en 1968, cuando tras negar su apoyo al boicoteo petrolero de las naciones árabes tras su conflicto con Israel aumentó al máximo su producción para aliviar la escasez de EE UU y Europa.

Escaso entusiasmo

La politóloga María Teresa Romero atribuye el poco entusiasmo dispensado a la visita al hecho de que en principio no estaba prevista en los planes de la Casa Blanca, y «fue el resultado de un lobby venezolano de última hora». «También podría explicarse», agrega, «por la relativa estabilidad política y económica de Venezuela y el bajo perfil del actual Gobierno con Washington».

De hecho, el comercio de este país creció más con la comunidad andina que con el resto del mundo y el democristiano Rafael Caldera, jefe del Gobierno venezolano, mira más hacia el sur que hacia el norte, y ha acentuado las conversaciones con el G-3, Venezuela, México y Colombia, Brasil, y el Mercosur.

A este bajo perfil se añaden la reducida campaña informativa oficial sobre la visita, y la imposibilidad de suscribir dos acuerdos claves sobre protección de inversiones y doble tributación.

La estancia de Clinton culminará con un canto a la democracia, un acuerdo y un memorándum de entendimiento sobre cuestiones jurídicas, aduaneras, penales, científicas y tecnológicas, y una declaración conjunta de voluntad política de ambos Gobiernos en la solución de las diferencias.

Las relaciones entre Caracas y Washington, sin problemas graves en el flanco político, vienen determinadas por el petróleo. Por delante de Canadá, Arabia Saudí y México, Venezuela es el primer suministrador de Estados Unidos, casi el 70% de sus exportaciones de crudo, en una producción de tres millones y medio de barriles diarios, según la Cámara de Comercio Americana-Venezolana. El holding estatal Petróleos de Venezuela (PDVSA) cuenta con la mayor red de distribución de gasolina en EE UU, en torno al 18% de ese mercado.

«Somos el séptimo mayor inversionista en Estados Unidos», destaca Antonio Herrera, vicepresidente de la Cámara. «Hay una sociedad muy estrecha». En 1996, Venezuela vendió a Estados Unidos petróleo y derivados por 12.077 millones de dólares.

Narcotráfico y pozos de petróleo

J. J. A. , Caracas
Agradeciendo la colaboración venezolana en la lucha contra el narcotráfico, que algunos analistas critican como ineficaz, el embajador estadounidense, John Maisto, pedía en conferencia de prensa un mayor esfuerzo de la Administración de Rafael Caldera en la vigilancia del fenómeno, porque Venezuela es un país de tránsito donde se observa un preocupante aumento de las operaciones de lavado de dinero.

«Contra eso hay que luchar con instituciones financieras y bancarias que asuman medidas modernas en una época en que se puede trasladar dinero de un país a otro por medio de computadoras», manifestó el diplomático. Venezuela permite que aviones y embarcaciones estadounidenses aborden o intercepten buques y aviones sospechosos de contrabando de estupefacientes en aguas internacionales cercanas a la frontera marítima venezolana, y ha pedido que se amplíe esa jurisdicción a aguas interiores y al espacio aéreo venezolano.

El país suramericano, poco relevante en cuanto a tráfico de opio y cocaína e importante en el paso de heroína, reclama de la DEA (Agencia Antinarcóticos de Estados Unidos) el desembolso de los 14 millones de dólares prometidos hace dos años para modernizar las instalaciones y equipos venezolanos encargados de combatir esa lacra. También protesta la negativa norteamericana a detener y extraditar a los banqueros venezolanos refugiados en Miami, reclamados como prófugos, culpables de estafa a gran escala durante la catástrofe bancaria de 1994.

Acompañan a Bill Clinton presidentes y altos ejecutivos de las compañías norteamericanas que ganaron en subasta el 42% de los campos petrolíferos abiertos a la inversión extranjera. La española Repsol participa también en la explotación de pozos marginales en la Faja del Orinoco, en asociación con Petróleos de Venezuela. El investigador Carlos Romero sostiene que esa apertura y el proyectado aumento de la producción profundizan el valor estratégico de Venezuela para Estados Unidos.

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