La huelga general dominicana se cobra su primer muerto
MIGUEL ÁNGEL ORDÓÑEZ,
Santo Domingo
La huelga general convocada en la República Dominicana por organizaciones sindicales y estudiantiles arrancó ayer con un alto índice de seguimiento. Pero también con arrebatos de violencia: un joven murió de un disparo y otro resultó gravemente herido en un confuso enfrentamiento con fuerzas militares, y en el que presuntamente estaba implicado un movimiento de apoyo al presidente Leonel Fernández.
![]() barrio del norte de Santo Domingo (AP). |
La calma tensa del lunes se tradujo ayer en un brote de violencia, con varios puntos candentes en todo el país, como la explosión de un artefacto de fabricación casera en Cotuí (localidad agrícola del centro de la isla); las acciones de piquetes en la región norte, especialmente en la ciudad de Santiago, la segunda de la República Dominicana, o el bloqueo de la carretera nacional norte a su paso por Villa Altagracia (40 kilómetros al norte de Santo Domingo) con troncos y animales muertos.
El centro de la capital, a pesar de la ausencia de incidentes reseñables, permaneció ocupado por efectivos militares en las grandes avenidas. El sector servicios respaldó casi en su totalidad el paro, incluyendo las grandes áreas comerciales y los supermercados. Los bancos y los hoteles, sin embargo, operaron con normalidad. Los transportes públicos no funcionaron.
Durante la tarde y noche del lunes, las fuerzas de seguridad detuvieron a dirigentes de varios barrios que se habían manifestado en favor de la huelga. El periodista deportivo Kennedy Vargas, del matutino El Siglo, fue detenido en su casa y encerrado en una celda de aislamiento de las dependencias de la Marina de Guerra durante 24 horas, sin mediar explicación o notificación a sus familiares. Finalmente, los responsables de su diario consiguieron localizarlo.
Leonel Fernández, Marx y la televisión
PABLO FERRER,
Santo Domingo
A sólo siete horas del comienzo de la primera jornada de huelga general -que se inició a las seis de la mañana hora local (las once en la España peninsular)-, el presidente Leonel Fernández dirigió al país un polémico discurso por televisión en el que calificó de ilegal la convocatoria de la huelga, al tiempo que advertía a los líderes de la protesta que castigaría las «acciones ilegales».
El presidente dominicano acusó a los convocantes de pretender desestabilizar al Gobierno «para alterar el sosiego y la tranquilidad del país». Lo que está en juego con esta convocatoria, señaló Fernández, es la paz social imprescindible «para que pueda funcionar de manera adecuada un verdadero Estado de derecho».
A renglón seguido, Fernández enumeró medidas de su Gobierno -como el aumento en un 30% de las pensiones o el alza salarial media de un 40%- con la intención de desautorizar los argumentos de la Coordinadora de Organizaciones Populares, que convocaba la huelga. «El incumplimiento a presuntas promesas electorales no podía ser, por consiguiente, un argumento válido para desatar una política de enfrentamiento permanente con el Gobierno, que ha llevado, en lo que va de año, a más de 280 paros en barrios y comunidades », agitados, apuntó Fernández, por «algunos que creen, interpretando erróneamente a Carlos Marx, que la violencia es la partera de la historia».
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