El País Digital
Martes
28 octubre
1997 - Nº 543



Nueve millones de colombianos votan a favor de la paz en una iniciativa al margen del Gobierno

PILAR LOZANO, Bogotá
«Colombia rompió la apatía, la indiferencia. Vamos a pasar de ser un país donde nadie protestaba por nada a un país de protesta masiva», dijo Francisco Santos, jefe de redacción del diario El Tiempo y uno de los promotores del mandato ciudadano por la paz que fue el ganador de la jornada electoral del domingo. En medio de unas elecciones regionales marcadas por el fuego de guerrilla y paramilitares, casi nueve millones de colombianos dijeron no a la guerra y no al terror en una votación paralela organizada por movimientos cívicos. «Con este mandato en la mano, la guerrilla, los paramilitares y el Gobierno no tienen excusa para seguir haciendo el quite a la paz», dijo a este diario otra de sus promotoras, Ana Teresa Bernal.


Un agente herido en combate deposita su voto
en favor de la paz en Bogotá (Reuter).
Quinientos extranjeros votaron simbólicamente por esta propuesta. Lo hicieron también, de manera simbólica, los policías, encabezados por su comandante. Dos de ellos mueren diariamente víctimas de la violencia. En su alocución el domingo por la noche, el presidente colombiano Ernesto Samper, después de dar el parte del triunfo del Gobierno sobre los violentos, anunció que se reunirá esta semana con los promotores del mandato para «interpretar sus alcances».

El temor es que algunos quieran apropiarse del resultado de esta iniciativa ciudadana. «Los militares no pueden decir que derrotaron al contrario con esta votación, porque ellos también están metidos en la guerra», dijo Santos al comentar en la cadena RCN una declaración del comandante del Ejército.

El mandato ciudadano nació de la alianza de varias organizaciones que trabajan por la reconciliación nacional, y el apoyo de Unicef. En sólo dos meses con una agresiva campaña directa y a través de vídeos en los que se ve a los violentos en medio de actos de guerra, cuando son sorprendidos por un «bombardeo» de papeletas verdes por la paz, lograron impulsar el voto en todo el país.

Nadie duda de que esta propuesta jalonó el número de votantes y fue así un factor decisivo en la disminución de la abstención. La votación general podría pasar de los 10 millones, es decir la mitad del potencial electoral, y esto en un país donde una abstención del 60% se interpreta como un gran triunfo.

«La mala organización de las elecciones fue un golpe a la democracia peor que el de la guerrilla», afirmó el alcalde de Medellín. En algunas ciudades, sin problemas de orden público, como Cartagena, el caos fue tal que muchas mesas sólo se abrieron cinco horas después de que comenzaran las elecciones. En general, en las grandes ciudades muchos electores se quedaron sin poder votar.

El resultado electoral compartía ayer primera página en los diarios con la otra noticia del día: el anuncio por la revista estadounidense Newsweek de que el Gobierno de Estados Unidos está dispuesto a revelar pruebas que vinculan a Horacio Serpa -el más fuerte aspirante a la presidencia y mano derecha de este Gobierno- con los carteles de la droga (Medellín, Cali y del Valle). «Es una canallada», respondió de inmediato Serpa y aseguró que no existe ni un vídeo ni un cheque que pruebe su vinculación con la mafia. En una conferencia de prensa retó al Gobierno de EE UU a mostrar las pruebas y aseguró que si la acusación se confirma él estaría dispuesto a retirarse de la vida política.

Serpa, considerado uno de los grandes caciques liberales, sufrió un duro revés en las elecciones de ayer: su candidato fue derrotado en la capital de su provincia, Santander.

El Partido Liberal, a pesar de lo desdibujado y atomizado que está por los escándalos que han salpicado a varios de sus dirigentes, incluido el presidente Samper por el empleo de dinero del narcotráfico en su campaña, logró mantener la mayoría en alcaldías y gobernaciones. La alcaldía de Bogotá, el segundo cargo en importancia en el país, fue para el liberal Enrique Peñalosa.

Las otras grandes ciudades, Cali y Medellín, quedaron en manos de conservadores. En Barranquilla repitió el cuestionado ex sacerdote Bernardo Hoyos, representante de un movimiento cívico. Los derrotados fueron los partidos de izquierda y los movimientos cívicos que en 1991 habían mellado el bipartidismo tradicional.

Ayer se reanudaron los contactos para liberar a los dos delegados de la Organización de Estados Americanos (OEA) y un colombiano que trabaja por los derechos humanos, que desde el pasado jueves están en poder del Ejército de Liberación Nacional (ELN) y que ayer parecía inminente. Paralelamente fueron liberados dos periodistas.

Este grupo, dirigido por el ex sacerdote español Manuel Pérez, pide el despeje de cuatro municipios para soltar a sus rehenes. El gobernador de Antioquia y el comandante del Ejército han dicho ya que no se abandonará ni un centímetro de territorio.

Macondo existe

P. L., Bogotá
Murindó es una pequeña población sobre el río Atrato y el municipio antioqueño más alejado de la capital de la provincia, Medellín. Hace una semana, todos sus habitantes salieron aterrorizados huyendo de la violencia de la guerrilla y los paramilitares. Veinticinco regresaron en vísperas de las elecciones. El domingo se abrió la única urna y allí se depositó el único voto por el único candidato, Enrique Ayala. Ha habido más casos absurdos - macondianos, prefieren llamarlo algunos- el domingo en Colombia.

En San Francisco, la población del oriente de Antioquia, en donde el sábado el Ejército de Liberación Nacional intentó atentar contra el gobernador, pero las balas hicieron blanco en el párroco, sólo 11 personas se acercaron a las urnas. En Enciso, una pequeña población encaramada en las montañas de Santander, 2.300 personas votaron, pero lo hicieron en blanco. Y hubo poblaciones a las que las autoridades electorales, cuando llegaron con las urnas y los tarjetones, encontraron vacías.

Cartagena del Chairá, que se hizo famosa porque la guerrilla devolvió allí a 70 soldados que mantuvo retenidos más de 10 meses, tiene nuevo alcalde, respaldado por 10 votos. El lunes aún no se sabía cuántos alcaldes que no querían ser alcaldes -renunciaron, pero el Gobierno no aceptó su renuncia e invitó a votar por ellos- fueron elegidos el domingo y nadie sabía tampoco qué pasará si se niegan a asumir el próximo año.

Había dudas también sobre la alcaldía de Valledupar: el candidato elegido está inhabilitado por la fiscalía para ejercer cargos públicos.

Por la lentitud en el recuento -en algunos casos, el resultado de pequeñas aldeas se demora en llegar a la cabecera municipal tres días-, no se conocía el nombre de los tres municipios que ganaron el premio gordo la medalla de oro, anunciada por el presidente para las poblaciones con mayor número de votantes. Para estos tres municipios habrá 500.000 dólares (75 millones de pesetas) de premio, concretados en obras públicas.

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