El País Digital
Viernes
6 marzo
1998 - Nº 672

La guerrilla de Colombia aniquila una unidad de élite del ejército

JUAN JESÚS AZNÁREZ ENVIADO ESPECIAL, Bogotá
El ejército colombiano habrá sufrido el peor revés de sus cuatro decenios de lucha antiguerrillera de confirmarse que una compañía de élite, de 120 soldados, ha sido prácticamente aniquilada en una emboscada registrada este domingo en el sur del país. Según un parte de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC), no desmentido, 70 militares murieron durante los combates registrados en las márgenes del río Caguán. Por su parte, el Ejército cifra las bajas entre militares y guerrilleros en más de 100.


Soldados abandonan el pueblo de Tres Esquinas
para reforzar la lucha antiguerrillera (Reuters)
Para el segundo jefe del Ejército, el general Fernando Tapias, las víctimas de las cruentas luchas, que desde el domingo se libran en el sur de Colombia entre guerrilleros y soldados, podrían elevarse a más de 100. Pero el informe presentado por las FARC revela 70 muertos, 30 militares heridos, 12 huidos y ocho capturados. La guerrilla, cuyas bajas se desconocen, se apoderó de armas y pertrechos y ha reclamado la entrada de la Cruz Roja Internacional para retirar a los heridos. El presidente colombiano denegó ayer tal posibilidad.

El golpe encajado por las militares, que sigue a otros anteriores, ocurre a tres días vista de las elecciones que renovarán el parlamento colombiano.

Andrés Pastrana, candidato conservador en las presidenciales de mayo, no se explica que una unidad especializada en la contraguerrilla haya sido emboscada y sufrido tantas bajas. «Algo está fallando y la estrategia militar no está dando resultados», declaró. «El 80% del aumento del gasto público en los últimos tres años se destinó a las Fuerzas Armadas y la Justicia, y resulta que esos son los dos frentes del gran fracaso que vive el país. Pero aquí no pasa nada porque no ruedan cabezas y los muertos terminan en un simple titular».

Los titulares de los dos principales periódicos nacionales, El Tiempo y El Espectador, destacaban la magnitud del desastre y la intensidad de los choques en un área donde abundan los cultivos de hoja de coca y donde hay varios laboratorios para la producción de cocaína. La zona es de muy difícil acceso por las condiciones geográficas y climatológicas y su alejamiento de los centros logísticos y de aprovisionamiento. «Catástrofe militar», «Guerra sin cuartel en Caquetá», destacaban los rotativos.

El presidente de Colombia, Ernesto Samper, advertía que proseguirán las operaciones militares y el avance de tropas entre Cartatega de Chairá y Remolinos «por el bien de la democracia y de la paz en la región». Protegidos por bombardeos aéreos, los destacamentos de refuerzo se abrían paso ayer por la maleza y trataban de alcanzar un campamento que se presume arrasado. Huidos, desde algún lugar de la selva, su capitán y cuatro soldados lograron establecer una comunicación radial con el mando. Los datos aportados parecen explicar el pesimismo del comandante en jefe de las Fuerzas Militares de Colombia, general Manuel José Bonett, cuando admitió la gravedad de la situación y la incierta suerte de los 120 efectivos de la Brigada Móvil número tres.

El destino de la brigada atacada a media tarde del último domingo quedaba trágicamente determinado en el parte del bloque sur de las FARC: «Hasta el momento registramos 70 soldados muertos, 30 heridos, 8 prisioneros de guerra en buen estado salud». El material incautado incluye 180 equipos de campaña, y 90 armas, entre ametralladoras, morteros y fusiles. «Los heridos y los muertos están en el campo de batalla. Pedimos a la Cruz Roja Internacional entrar en la zona. Los bombarderos y ametrallamientos (en referencia a los efectuados por el ejército colombiano) han sido sobre la población civil causando la muerte a tres civiles y heridas a otros tres».

El peor camino

No es la primera vez que se ejecutan ataques de esta naturaleza contra compañías móviles despachadas a parajes donde opera el grueso de la guerrilla, que controla el terreno donde se ubican los centros cocaleros más importantes del país. Sin embargo, hasta ahora los asaltos más espectaculares tuvieron como objetivos cuarteles y comisarías. En esta categoría se encuadran los más cruentos, entre ellos el de 1996 contra el acantonamiento de las Delicias, con un saldo de 28 soldados muertos y 60 secuestrados. El analista Gonzalo de Francisco advierte contra las críticas derrotistas. «El peor camino que se podría seguir ahora es acusar a la institución de ser ineficiente, o volver sobre el tema del recorte militar, ya que esto implicaría un doble mensaje muy nocivo». Según De Francisco «sería decirle a la guerrilla que ganaron y a los militares que sigan avanzando porque el ejercito no pudo».

Corrupción y derrotas militares, claves de las elecciones

PILAR LOZANO, Bogotá
Después del desastre militar que mantenía a Colombia de nuevo sumida en la duda de siempre: agudizar la guerra o buscar como sea un diálogo de paz, los analistas no se atreven a presagiar hasta dónde puede este hecho afectar las elecciones legislativas del próximo domingo. No resulta claro si esta tragedia de tantos militares muertos, pueda influir en una baja de la tradicional elevada abstención. Hacerle frente a la corrupción es el factor que más jalonaría en este momento al electorado no atado, es decir, al que tiene un voto de opinión. Pero con los últimos acontecimientos es posible que a última hora algunos busquen un candidato que refleje claramente la mano dura, o claramente la reconciliación de las fuerzas en conflicto.

Y en medio de las noticias de guerra pasaron casi desapercibidos dos hechos íntimamente ligados a la corrupción del actual Congreso. Heyne Mogollón, recordado como el conductor del juicio parlamentario que absolvió al presidente Ernesto Samper de toda culpa por el ingreso de dineros del narcotráfico a su campaña, y aspirante a repetir en el Congreso, fue llamado por la Corte Suprema de Justicia para que explique cómo manejó créditos oficiales que fueron a parar a las arcas de su campaña.

El miércoles por la noche Jairo Chavarriaga, representante en la Cámara, quien logró imponer la idea de la extradición sin retroactividad, y uno de los congresistas acusados de haber llegado al cargo gracias al dinero de la mafia, se entregó a la justicia luego de permanecer dos meses como prófugo. Con él llega a 25 la cifra de políticos detenidos por sus vínculos con el narcotráfico; la mayoría de esos son congresistas.

«Era obvio que se entregara; no tenía más alternativa que rumiar su tragedia en cautiverio», comentó a este periódico Adolfo Salamanca, ex vicefiscal y uno de los artífices de la investigación que dejó claro el peso que tiene el dinero de la mafia en la política. Salamanca es una de las caras nuevas que aspiran al Senado con la bandera de la anticorrupción. «Lo que está en juego en estas elecciones es la supervivencia de lo que queda del sistema democrático colombiano. Los que pensamos distinto debemos recuperar el país». Y se muestra optimista a pesar de su desigual campaña con poca prensa y poca publicidad. «El pueblo se va a sacudir; no tengo la menor duda».

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