El País Digital
Domingo
30 noviembre
1997 - Nº 576

Honduras elige entre el oficialismo o la popularidad

PACO GÓMEZ NADAL, Managua
Los hondureños van a despejar hoy varias dudas al depositar sus votos en las 10.000 urnas distribuidas por todo el país. Pueden confirmar el bipartidismo de hecho que se instaló en el país en 1981, tras las dos décadas de dictaduras militares. Pueden elegir por primera vez en la historia a una mujer para la presidencia del Gobierno. Pueden castigar a todas las fuerzas políticas con un fuerte abstencionismo (en las anteriores elecciones de 1993, fue del 35%). O, simplemente, pueden tomarse estas elecciones como un acto rutinario más en una democracia «asentada» según los Gobiernos de Estados Unidos o de Italia, que por esa razón no han querido enviar observadores en esta ocasión.

Cinco partidos aspiran a la presidencia de Honduras, pero sólo dos tienen posibilidades reales. «Los de siempre», explica el dueño de una pequeña venta de Tegucigalpa: el Partido Liberal (PL), que actualmente dirige el país, o el Partido Nacional (PN). Durante más de cien años han gobernado de manera alterna. Ahora, las estadísticas le conceden cierta ventaja en la carrera a Carlos Flores, el candidato oficialista, pero le advierten que el PN tiene un as en la manga: Nora Gúnera de Melgar, popular ex alcaldesa de Tegucigalpa y aglutinadora del voto femenino.

Uno de los dos sustituirá, previsiblemente, al actual presidente liberal, Carlos Roberto Reina, que entregará el poder el próximo 27 de enero con más pena que gloria. Si bien es cierto que a su Administración se le reconocen éxitos en la lucha contra el déficit (que bajó del 9,9% de 1994 al 3,1% en 1997) y en la reducción de la deuda externa, Reina no ha cumplido con su promesa de provocar una «revolución moral», ni con la de «dar un rostro humano» a su gestión.

«La nueva agenda» fue el lema de Flores, que ganó popularidad tras un accidente a principios de octubre. En cualquier caso, su principal activo es haber presidido el Congreso Nacional durante esta legislatura y haber impulsado varias leyes sociales, entre ellas una contra la violencia intrafamiliar.

Nora de Melgar prefirió llenar calles y paredes con un lema de tipo populista: «Nora sí entiende al pueblo». En su currículum figura una gestión popular de la alcaldía de la capital y unas formas políticas cercanas al gusto de los hondureños. En contra tiene el respaldo del ex presidente Rafael Callejas, cuyo nombre es relacionado en Honduras con corrupción. «Callejas quiere tener a alguien en la presidencia para que jamás se destapen sus escándalos», según explica una joven periodista del diario El Día.

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