El País Digital
Martes
24 febrero
1998 - Nº 662

El responsable del asesinato de Letelier dice que sólo cumplió órdenes de Pinochet

RAMÓN LOBO, Madrid
El general retirado Manuel Contreras, antiguo jefe de la DINA (policía política durante la dictadura chilena), implica directamente al general Augusto Pinochet en los desmanes cometidos al calificarle de «autoridad superior de la DINA» y considerarse a sí mismo como un mero «delegado» que «trabajaba subordinado» a él y a quien informaba a diario «sobre lo importante que sucedía (...) y sobre el cumplimiento de las órdenes recibidas». Es la primera vez que un responsable de la DINA -Contreras era el máximo responsable teórico- vincula a Pinochet con su dirección política y militar.

Estas declaraciones de Contreras están contenidas en la demanda presentada por sus abogados ante la Corte Suprema de Chile el 23 de diciembre de 1997, y admitida a ingreso con el número 4413, en la que argumenta en 310 páginas los motivos en los que basa la petición para revisar su caso: «Los hechos o antecedentes nuevos o desconocidos que pasamos a enumerar y que constituyen el fundamento de este recurso». El más importante de todos estos «hechos nuevos o desconocidos» es, sin duda, la implicación de Pinochet como jefe real de la DINA.

El general Contreras fue condenado en 1995 por los tribunales chilenos a siete años de cárcel -que cumple en el recinto penitenciario de Punta de Penco- como responsable intelectual de la orden de asesinar al ex ministro de Exteriores de Salvador Allende, Orlando Letelier en 1976 en Washington. El antiguo responsable de la temible DINA, que hasta ahora siempre había protegido a Pinochet evitando su implicación en el citado caso Letelier o en el intento de asesinato del dirigente democristiano Bernardo Leighton y su esposa en Roma en octubre de 1975, es muy claro en su nuevo testimonio: «Si quiso juzgar al director de la DINA, no debió juzgarme a mí», asegura dirigiéndose al juez instructor chileno Adolfo Bañados.

Toda la declaración de Contreras está dirigida a intentar demostrar que él era tan sólo un subordinado de Pinochet y como tal le debía obediencia jerárquica.

«La DINA era un organismo militar que dependía, primero, directamente del presidente de la Junta de Gobierno (Pinochet), y, posteriormente, del presidente de la República (Pinochet)», dice Manuel Contreras, quien argumenta que el 12 de noviembre de 1973 fue nombrado «delegado» en la DINA por el general Pinochet, de quien recibía todas las órdenes.

«Diariamente informaba al jefe del Estado de las novedades nacionales, exposición que realiza (Contreras) con acuciosidad, claridad y con fundamento» (página 70 del recurso). «Como delegado del señor presidente informaba permanentemente al señor presidente de la República de cualquier actividad o hecho que se produjera al momento y diariamente» (página 259 del recurso).

«Siempre cumplí (...) conforme a las órdenes que el señor presidente de la República me daba. Solamente él como autoridad superior de la DINA podía disponer y ordenar las misiones que se ejecutaran, y siempre, en mi calidad de delegado del presidente, (...) cumplí estrictamente lo que se me ordenó» (página 260).

El texto de este recurso ha sido incorporado inmediatamente al sumario que sigue en España el juez de la Audiencia Nacional Manuel García-Castellón contra el general Augusto Pinochet y otros altos cargos de la dictadura -entre los que se encuentra Contreras-, por los delitos de genocidio y terrorismo.

«Se trata de una prueba muy importante», afirman fuentes de la acusación particular que se sigue en España, «pues es la primera vez que un alto jefe de la DINA implica claramente a Pinochet en la dirección de esta policía política». Y añade: «No hay que olvidar que ya está probado que fue la DINA la responsable del asesinato de los españoles Carmelo Soria, Antonio Llidó y Michelle Peña».

Toda la estrategia de la acusación particular está dirigida a demostrar que Pinochet tenía conocimiento de los desmanes cometidos durante la dictadura, y, por tanto, es el responsable máximo de éstos. El testimonio de Contreras permite, a juicio de la acusación particular, fundamentar que Pinochet no sólo tenía ese conocimiento, sino que era el jefe de las estructuras represoras del régimen.

Un militar que empieza a hablar

R. L., Madrid
El general retirado Manuel Contreras tiene (junto al brigadier Espinosa) el dudoso honor de ser el único alto cargo de la dictadura chilena condenado por los tribunales de justicia. La autoamnistía de Augusto Pinochet de 1978 le dejó excluido por la presión directa de EE UU, que, durante 17 años, exigió al Gobierno de Chile que los asesinatos del ex ministro de Exteriores de Allende, Orlado Letelier (cometido en Washington) y de su acompañante, la ciudadana norteamericana Ronni Moffit, no quedaran impunes. Contreras, antiguo jefe de la DINA (policía política), pagó con la cárcel el haber ordenado ese atentado. Aunque la excepción impuesta se refería al asesinato de las «personas internacionalmente protegidas», el español Carmelo Soria, muerto también por la DINA, no fue incluido.

En diciembre, los abogados de Contreras decían a quien les quisiera escuchar que su cliente se hallaba muy molesto por su situación, ya que se consideraba abandonado por sus antiguos compañeros de armas. La declaración del ex responsable de la DINA en su recurso ante la Corte Suprema chilena es el primer aviso: Contreras parece dispuesto a hablar.

La nueva estrategia de la defensa de Contreras es trasladar la responsabilidad a su jefe: Augusto Pinochet Ugarte.

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