EE UU advierte sobre el peligro de tomar
un taxi en Ciudad de México
ANTONIO O. ÁVILA,
México
Abordar un taxi en la Ciudad de México puede resultar el inicio de una peligrosa aventura, que ahora adquiere tintes políticos, ya que la embajada de EE UU advirtió ayer a empresarios y turistas norteamericanos sobre los riesgos que corren ante esa creciente forma de violencia. En una respuesta inmediata, el gobernador de la ciudad, Cuauhtémoc Cárdenas, dijo que la lucha contra la delincuencia seguirá no sólo para garantizar la seguridad de los turistas extranjeros, sino la de los propios habitantes de la urbe.
El 15 de diciembre, en el exclusivo barrio de Polanco, el empresario estadounidense John Peter Zarate tomó un taxi y horas después su cadáver fue descubierto en la zona. Había sido víctima de los taxistas piratas.
Unos cuantos días antes otro norteamericano había sido objeto de un asalto, en el que recibió una «salvaje paliza», pero logró salir con vida de la aventura, según informa la embajada.
EE UU sugirió a sus nacionales que «no tomen taxis aparcados afuera de los cines, teatros, auditorios, o frente a centros nocturnos, restaurantes, hoteles (excepto taxis para turistas específicamente indicados por los empleados de los hoteles), sitios turísticos ni ningún taxi que no se haya llamado para un servicio específico».
Nadie está a salvo de los piratas y existen denuncias de sitios donde las bandas han sentado sus reales, como los alrededores del Palacio de Bellas Artes y otros lugares turísticos del Centro Histórico. En la ciudad de México son denunciados cada día unos 800 delitos, algunos de ellos referentes a atracos en taxis. Sin embargo, la mayoría de los víctimas sólo van ante las autoridades cuando les despojaron de tarjetas de crédito empresariales, teléfonos celulares asegurados o documentos personales. Los delincuentes normalmente se quedan con alguna identificación de las víctimas, especialmente las que contienen la dirección, y amenazan con tomar represalias para impedir que se les denuncie.
El método de los taxistas piratas es esperar a sus víctimas, y arrancar con rumbo al lugar indicado por el cliente. Pero minutos después, en algún lugar solitario, aparecen varios hombres -que han seguido al taxi en otro vehículo- y con puñales o pistolas secuestran momentáneamente al pasajero. Van detrás del dinero en efectivo y las joyas pero sobre todo tras las tarjetas de crédito, que les reportan entre 1.500 y 3.000 pesos (entre 175 y 375 dólares) sin ningún riesgo. Son pocos los casos de asesinato de pasajeros que se resisten al asalto, pero los hay, quizá por ello la embajada de EE UU advirtió que, «aunque el asesinato del 15 de diciembre es el primer robo en taxi cuyo desenlace es la muerte de un ciudadano estadounidense, los asaltos en taxis, que afectan no sólo a estadounidenses sino a todos los residentes de la Ciudad de México, parecen realizarse con mayor violencia en las últimas semanas».
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