El País Digital
Domingo
5 octubre
1997 - Nº 520

40 casas reales

Las monarquías de todo el mundo acompañaron a los reyes
de España en la boda de su hija

EL PAÍS, Barcelona

La reina Noor de Jordania (izquierda) y la princesa
de Suecia, junto a Alberto de Mónaco (Reuter / Efe).
El aprecio hacia los Reyes de España y el recuerdo de la boda de la infanta Elena en Sevilla desplazaron hasta Barcelona a representantes de 40 casas reales de todo el mundo. Los reyes de Noruega y Suecia y la reina Noor de Jordania ocuparon un lugar destacado en la catedral. Fueron precisamente los días de festejos del cumpleaños de Harald de Noruega, celebrados en julio, la ocasión elegida por don Juan Carlos y doña Sofía para presentar a su futuro yerno, Iñaki Urdangarín, a las familias reales. Con lo cual, la llegada de Sonia -con un traje a rayas grises y beis- y el rubio Harald tuvo, sin duda, un especial significado para los contrayentes.

Entre las invitadas, lució la belleza rubia de la reina Noor -cuyo nombre significa luz-, que optó por un abrigo y un vestido en tonos rosa chanel y foulard a juego cubriendo su cabello recogido en moño para la ceremonia. Representando a su madre la reina Margarita de Dinamarca, acudió Frederic, heredero del trono.

En nombre de los emperadores de Japón estuvieron en Barcelona los príncipes Takamado, ella con traje amarillo y sombrero a juego, color emblemático de su bandera. Don Iñaki fue presentado a sus altezas cuando acudió con la selección de balonmano, en junio pasado, para disputar unos encuentros en el país del Sol Naciente. Pero la más elegante aristócrata que pisó la catedral ayer fue Farah Diba, vestida con modelo azul marino con pamela del mismo color, que proporcionaba a su rostro un interesante misterio.

En representación de Suecia acudieron los reyes Carlos Gustavo y Silvia, y su hija y heredera, la princesa Victoria. Silvia eligió un traje de chaqueta y pamela en rosa chicle, mientras que Victoria, que llegó a la catedral con los invitados más jóvenes de las familias reales, iba vestida con chaqueta y falda muy entalladas en beis y sombrero en forma de chistera. El beis fue también el color elegido por la princesa María de Liechtenstein; por dos primas de la novia, Simoneta Gómez Acebo, con gran pamela conjuntada, y María Zurita, con pamela azul marino. En un beis más tostado iba la madre del duque de Lugo, Concepción Sáez de Tejada, condesa de Ripalda, acompañada por su hijo mayor, Amalio, y la esposa de éste. Avellana era el vestido de blonda y el adorno en la cabeza que llevaba la duquesa heredera de Luxemburgo, María Teresa.

Marina Doria, esposa de Víctor Manuel de Saboya, adornaba su peinado con un tocado de tul negro, aunque su vestido era rojo con detalles blancos. Como rojo era el dos piezas y la gran pamela que lucía la princesa Alexia de Grecia, testigo de boda de su prima, la infanta Cristina. Su madre, la reina Ana María, vestía de gris verdoso, mientras que su nuera, Marie Chantal, esposa del príncipe Pablo, llevaba un traje con pamela en tonos verdosos.

Otros invitados reales y de la nobleza fueron: el rey de Lesotho, Raniero y Alberto de Mónaco, Eduardo de Inglaterra, Felipe de Bélgica, Carlos de Habsburgo y su esposa Francesca Thyssen; la gran duquesa María de Rusia y su madre; Beatriz de Orleans; el rey Simeón de Bulgaria y su esposa; Alfonso de Borbón, su tío Gonzalo, y la duquesa de Alba y su esposo, Jesús Aguirre.

La nota exótica la puso la hija del rey Hassan de Marruecos Lalla Marian, con un kaftán dorado.

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