jueves, 09 de octubre de 1997

Treinta años de la muerte del Ché: El hombre devorado por un póster

Madrid. Alberto Pérez Giménez

Argentino, cubano, boliviano; médico, economista y militar; burgués, comunista y trotsquista; capaz tanto de firmar cientos de sentencias de muerte como de parar un ataque porque sus enemigos dormían... Ernesto «Che» Guevara es, ante todo, un hombre hecho de luces y sombras a quien la muerte convirtió en mito. Hoy, 30 años después, su póster es usado tanto en los campos de fútbol como a la mayor gloria del hombre que le abandonó camino de su muerte.

Ernesto Guevara era, en los primeros meses de 1959, un hombre castigado por la penuria de casi dos años de lucha en la sierra cubana, con su asma a cuestas, la barba larga, el cuerpo seco y un brazo en cabestrillo. Con su acento argentino y su hablar casi en voz baja, cumplió con efectividad su primer encargo en la nueva Cuba revolucionaria: dirigir la Comisión Depuradora de La Cabaña, organismo encargado de juzgar a los responsables de crímenes cometidos durante el régimen anterior.

Firmó 350 penas de muerte

El hoy profesor en Puerto Rico, José Vilasuso, relata que en ese tiempo «yo era un abogado de origen humilde, recién graduado» que se integró en dicha Comisión. «El Che era un hombre asequible que pasaba largas horas perorando de política en su despacho de la vieja fortaleza, con su grueso tabaco asomando por un lado de la boca y cuyo sabor alternaba con sorbos de mate. A los pocos días de comenzar los juicios nos reunimos con él. Una idea central resumía su pensamiento: “No demoren los casos, noto mucha lentitud en los procesos, tenemos demasiados juicios pendientes, deben dejar a un lado los prejuicios burgueses; esto es una revolución y se necesita proceder por convicción». Su mandato se cumplió: durante los meses de enero a julio de 1959 se fusiló de lunes a viernes, «el promedio osciló entre uno y siete cada noche». En toda Cuba, el proceso costó unas 4.000 vidas. Sólo en La Cabaña, bajo la supervisión directa del Che, «se aplicó la pena capital a no menos de 350 seres humanos».

El particular Nuremberg –mucho más sangriento que éste– de la Revolución cubana marcó a Guevara, que pasó a ocuparse luego del Banco Nacional, del Ministerio de Industria y, finalmente, a buscar fuera de Cuba algún lugar donde hacer prender la llama de su Revolución. Para entonces ya había renegado de la ortodoxia soviética y se había enfrentado con la burocracia del régimen castrista, particularmente con Raúl Castro, quien veía en el Che el competidor directo.

En Bolivia, hacia donde parte con la seguridad de que Fidel Castro no hará nada para ayudarle, pasa once meses intentando hacer germinar la revolución. Allí, el hombre que firmó más de 300 sentencias de muerte, detiene un ataque en plena selva porque en el camión del Ejército ve a soldados harapientos dormitando.

Son las contradicciones de un hombre de carne y hueso, con sus luces y sus sombras, cuyos restos serán hoy enterrados en una faraónica ceremonia orquestada por quien no hizo nada por retenerle cuando hace 31 ños le vio partir hacia una muerte segura: Fidel Castro. Y a su diestra, Raúl.

LA DISCUSIÓN CON RAÚL CASTRO Y LA RUPTURA CON FIDEL

Marzo de 1965. Ernesto Guevara acaba de regresar de un viaje por Argelia y acude a entrevistarse con Fidel Castro. Allí está también Raúl, que acaba de volver de Moscú donde las autoridades soviéticas le han recriminado los excesos verbales de Guevara en China y África. El Che ha criticado la ortodoxia soviética y ha mostrado su fervor por el comunismo chino. Raúl Castro le echa en cara la «traición» y le acusa de «trotsquista».

Las pocas versiones que han circulado acerca de la contestación del Che a Castro hablan de un duro enfrentamiento con Raúl e, incluso, de insultos directos hacia el hermanísimo. Guevara, ante la pasividad de Fidel, intenta únicamente arrancar un compromiso a Fidel: que Cuba le apoye en su intento de exportar la revolución a Bolivia. Ni siquiera eso logra.

Ese mes de marzo es la última aparición pública de Ernesto Guevara en Cuba. En abril parte hacia el Congo y en octubre, el propio Fidel hace pública la carta de despedida del Che al pueblo cubano. En ella anuncia que abandona todas sus funciones en el Gobierno y que, incluso, renuncia a la nacionalidad cubana. Es la ruptura definitiva con Fidel.

ERNESTO GUEVARA DE LA SERNA, ARGENTINO, 39 AÑOS

1928: El 14 de junio nace en Rosario, Argentina, en el seno de una familia burguesa, Ernesto Guevara de la Serna.

1945 a 1951: La familia Guevara se traslada a Buenos Aires. Ernesto termina sus estudios secundarios y comienza la carrera de Medicina. También empieza a viajar por el continente.

1953: Se diploma en Medicina con una tesis sobre Alergología (él es asmático). Viaja a Bolivia y Guatemala.

1954: Conoce a la economista peruana Hilda Gadea, exiliada en Guatemala, con la que se casará un año después.

1955: Instalado en México, entra en contacto con los revolucionarios cubanos allí exiliados.

1956: Conoce a los hermanos Castro, Raúl y Fidel. Éste es un joven abogado que se ha exiliado de Cuba tras ser amnistiado por el frustrado asalto al Cuartel de Moncada.

En diciembre desembarca en Cuba, a bordo del «Granma», junto a Castro y 80 revolucionarios más en un intento de derrocar al dictador Fulgencio Batista. Por sus comienzos victoriosos, es promovido a «comandante».

1958: Toma la villa de Santa Clara.

1959: Guevara y sus hombres, «los Barbudos», hacen la entrada triunfal en La Habana el 1 de enero. Veinte días después mueren su mujer y su única hija.

En junio se casa con la cubana, miembro de la resistencia, Aleida March. En noviembre es nombrado presidente del Banco Nacional.

1961: Castro le nombra ministro de Industria.

1964: Tras participar en la Asamblea General de la ONU emprende un viaje de tres meses por China, África y otros países del Tercer Mundo.

1965: Tras volver a Cuba, hace su última aparición pública en La Habana en el mes de marzo.

En abril sale hacia el Congo para intentar establecer un movimiento guerrillero con las milicias nacionalistas. Allí se desespera con los dirigentes de estos movimientos y, en especial, con el actual presidente, Laurent Kabila, a quien reprocha sus excesos y su nula presencia en las acciones.

En octubre, Fidel Castro hace pública una carta de despedida del Che en la que éste anuncia el abandono de todas sus funciones en el Gobierno y la renuncia a la nacionalidad cubana, pese a mostrar su apoyo a Fidel.

1966: A finales de año deja clandestinamente Cuba con destino a Bolivia para exportar al continente la revolución.

1967: El 8 de octubre es herido y capturado por el Ejército de Bolivia después de 11 meses de guerrilla en la sierra. Su salud es deplorable: no tiene medicinas para tratar su agudo asma.

El 9 de octubre es ejecutado en la escuela de La Higuera, en la localidad boliviana de Vallegrande, de dos ráfagas de metralleta disparadas por un soldado ebrio al que le prometieron un reloj de oro. Su cadáver es enterrado en una fosa común. Antes, sus manos han sido cortadas y llevadas a Cuba. Castro las conserva en un lugar secreto.

1997: En julio, sus huesos son hallados en una pista de aterrizaje en Vallegrande. Semanas después, son enviados a Cuba, donde Castro los recibe con todos los honores.


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