Hoy arranca otro
Congreso del Partido Comunista de Cuba con freno y
marcha atrás
Miami. Rui Ferreira
Cuando el V Congreso del Partido Comunista de Cuba
inaugure hoy sus sesiones, la mayoría de las
atenciones estarán orientadas hacia los posibles
cambios que habrán de producirse en la dirigencia
política del país. Porque, en lo que concierne a
cambios en el sistema político, las autoridades
castristas han reafirmado en las últimas semanas que
al cónclave «hay que percibirlo como una
reafirmación de la línea política de la
revolución».
La
expectativa entre los observadores se centra ahora en
los cambios de figuras. En identificar una rotación
en altas instancias, lo que sería una indicación de
una muy silenciosa lucha por el poder o, también,
una discreta purga de altos niveles.
En el Congreso anterior, celebrado en 1991 en
medio del descalabro del mundo socialista europeo y
principal apoyo económico castrista, se asistió a
la entrada de muchas figuras jóvenes. El Comité
Central fue renovado en más del 50 por ciento, la
cifra más alta desde su fundación en 1965. A partir
de ese momento, el régimen inició una serie de
reformas económicas, que incluyeron la legalización
de la tenencia de divisas, una mayor apertura al
turismo, a las inversiones extranjeras y se permitió
también el trabajo por cuenta propia. Pero algunas
de esas reformas, puestas en práctica por elementos
nuevos llegados a las altas esferas, no han dado los
resultados esperados y este V Congreso sería una
oportunidad para ver qué aspectos no funcionaron
según quién sale o quién entra en el Comité
Central.
«No habrá cambios»
Por primera vez en este tipo de reuniones, los
comunistas cubanos discutirán alrededor de un solo
documento, llamado «El Partido de la unidad, los
derechos humanos y la democracia», dedicado en su
casi totalidad a hacer un recuento de la historia del
país, con especial énfasis en los aspectos
revolucionarios del castrismo. Además, al contrario
de congresos anteriores, los delegados no discutirán
soluciones concretas a la crisis económica, sino que
conversarán sobre grandes temas. «Lo más
importante será discutir los conceptos generales, la
política por desarrollar. Tendremos un V Congreso de
la unidad, el socialismo y por la victoria», dijo
recientemente Esteban Lazo, miembro del Buró
Político del partido. El documento, distribuido para
discusión entre los casi 1800 delegados hace seis
meses, poco o nada refiere en materia de soluciones a
la crisis económica, que no sean postulados
ideológicos.
El pasado lunes, el ministro de Economía, José
Luis Rodríguez, dijo a los periodistas extranjeros
que «no habrá cambios en la política económica
que estamos llevando a cabo», sino más bien, «(el
congreso) ratificará la continuidad de lo que hemos
venido haciendo». Entre 1990 y 1993, el Producto
Nacional Bruto cubano se redujo un 35 por ciento,
pero creció 0,7 por ciento, 2,5 y 7,8 en 1994, 1995
y 1996 respectivamente. Este año las autoridades
querían lograr un cuatro por ciento, pero el
ministro admitió que será una cifra difícil de
lograr a causa de la baja zafra azucarera, los bajos
precios internacionales del azúcar y el níquel,
así como el incremento de los costos del petróleo y
el paso del huracán «Lily» hace meses.