miércoles, 08
de octubre de 1997 Garzón detiene a
un militar argentino que participó en los «vuelos
de la muerte»
Madrid. Nieves Colli
El juez Baltasar Garzón ordenó ayer la detención
del ex marino argentino Adolfo Scilingo, que ha
relatado su participación en los llamados «vuelos
de la muerte», en los que miles de personas fueron
arrojadas vivas al mar durante la dictadura en
Argentina. Scilingo regresará hoy a la Audiencia
Nacional para concluir su declaración ante el
magistrado, quien, según señalan fuentes
jurídicas, podría ordenar su ingreso en prisión.
El ex teniente de navío Adolfo Scilingo declaró
como imputado por delitos de terrorismo y genocidio
durante tres horas ante el juez de la Audiencia
Nacional Baltasar Garzón, que investiga la
desaparición de seiscientos ciudadanos españoles
durante la dictadura militar en Argentina, entre los
años 1976 y 1983. La declaración, sin embargo, no
ha concluido y Scilingo tendrá que volver a partir
de las diez de la mañana de hoy ante el magistrado,
que ayer ordenó que permaneciera detenido en la
prisión de Carabanchel hasta que decida sobre su
situación.
Fuentes jurídicas indicaron que cuando concluya
la declaración el ex capitán podría ingresar en
prisión, ya que ha reconocido su participación en
la ejecución de prisioneros que fueron arrojados con
vida al mar en los llamados «vuelos de la muerte».
No obstante, dada la actitud de colaboración que
parece mantener Scilingo ha venido a España de
forma voluntaria para declarar sobre la «guerra
sucia» en su país, Garzón podría dejarle en
libertad y ordenarle que se mantenga a disposición
del Juzgado.
La comparecencia de Scilingo se celebró sin que
el fiscal que se ocupa de este sumario, Pedro Rubira,
estuviera presente. La ausencia del representante del
Ministerio Público fue criticada por el abogado de
la acusación José Luis Galán: «El fiscal
dijo es uno de los grandes desaparecidos
españoles de este proceso».
Scilingo, que fue miembro de la Plana Mayor de la
Escuela de Mecánica de la Armada (ESMA) argentina
desde finales de 1976 hasta diciembre de 1977,
comenzó su larga declaración con un relato sobre
cuál era la situación en Argentina desde 1975.
Al ser preguntado sobre los «vuelos de la
muerte», reconoció, aunque no sin ciertos titubeos,
que había participado en varios de ellos.
El abogado Carlos Slepoy, que ejerce una de las
acusaciones, señaló que Scilingo implicó a la
Iglesia de su país en estas ejecuciones al asegurar
que les adoctrinaban para asesinar a los prisioneros
y les convencían de que les daban una muerte digna
porque, antes de lanzarlos al mar desde los aviones,
los drogaban para que no sufrieran.
Un plan maquiavélico
Scilingo aseguró también que «la Armada
argentina montó un plan maquiavélico para la
represión de los subversivos», término con el que
se referían a los opositores al régimen.
Implicó al almirante Emilio Eduardo Massera,
otro de los militares imputados por Garzón, jefe de
un grupo especial formado por otros mandos militares
a los que él impartía órdenes. Entre otros,
Scilingo mencionó a Guillermo Ramón Arguedes,
Ramón Antonio Arosa, Roberto José Barbusso, Aldo
Fernández, Joaquín Gómez, Enrique Pedro
Montemayor, José Luis Seguele, Carlos Alfredo
Boinger y un tal Zarrategui. Asimismo, habló del
vicealmirante Mendía, al que calificó como el
ideólogo de los planes para deshacerse de los
«subversivos» en la ESMA.
Fuentes jurídicas aseguraron que el ex marino
argentino aportó una lista con los nombres de ciento
cincuenta y ocho militares implicados en las
desapariciones.
«Los sedábamos para arrojarlos vivos al mar»
«Los curas nos decían que teníamos que separar
la cizaña de la paja y nos adoctrinaban para el
exterminio», declaró ayer el ex marino argentino
Adolfo Scilingo ante el juez, según explicó el
abogado de la acusación Carlos Slepoy.
«Nos decían que la muerte que les dábamos era
cristiana y por eso los sedábamos, para que no
sufrieran cuando los arrojábamos vivos al mar»,
añadió el ex marino, siempre según el abogado, que
estuvo presente en la declaración.
Con este espeluznante relato, Scilingo se
refirió al conocimiento que la Iglesia argentina
tenía de la ejecución de miles de personas durante
la dictadura que gobernó el país andino entre 1976
y 1983. En este caso, personas que murieron siendo
arrojadas al mar en lo que se convertía en su
último viaje, los llamados «vuelos de la muerte».
«La Armada argentina declaró
también mostró un plan maquiavélico y
siniestro para la ejecución de los subversivos»,
término con el que se referían a los defensores de
una ideología contraria a la de los gobernantes.
Antes de venir a España y prestar declaración
ante el juez, Scilingo ha relatado en su país cómo
eran los «vuelos de la muerte» y cómo arrojaban
desde los aviones a los prisioneros. «Voy a declarar
toda la verdad, sin eludir responsabilidades,
relatando los asesinatos que cometí», dijo.
Esta declaración de intenciones le ha costado
ser amenazado de muerte en Argentina. El mes pasado
sufrió una agresión por parte de un grupo de
desconocidos que, tras advertirle que «se callara la
boca», le grabaron en la cara con una navaja las
iniciales de tres conocidos periodistas a los que
Scilingo había facilitado información sobre los
desaparecidos.
«Me dijeron explicó entonces a los medios
argentinos que había que terminar con el tema
de los desaparecidos y que si no los cuatro [él y
los tres periodistas] íbamos a ser boleta
[asesinados]».
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