• 700.000 latinos serán expulsados de EE UU dentro de nueve días
![]() hispanoamericanos en Nueva York (Magnum). |
JAVIER VALENZUELA
La escena ocurrió el pasado 16 de septiembre. Clinton y Gore presidían en un hotel de Washington la fiesta de apertura del Mes de la Herencia Hispana que había organizado el caucus o grupo de congresistas latinos del Capitolio. Gore, cuya hija, Karenna, hizo prácticas de periodismo en EL PAÍS y habla un excelente castellano, disparó, ante el aplauso y las risas de los 1.600 asistentes, la frase que se había preparado en la lengua de Cervantes: «Aquí estamos presentes; su voto es su voz y querer es poder». Clinton no quiso ser menos y soltó una frase en spanglish: «Mi caucus es su caucus » .
Actos solemnes y fiestas callejeras en Nueva York, Chicago, Washington, Miami, Los Ángeles y muchas otras ciudades norteamericanas celebran hasta el próximo día 15 el Mes de la Herencia Hispana. Entretanto, cientos de miles de mexicanos, salvadoreños, guatemaltecos, hondureños, nicaragüenses y latinos de otras nacionalidades que viven y trabajan en el país desde hace años, pero sin los correspondientes papeles, se ven amenazados de expulsión. El 21 de octubre vencerá el plazo adicional de tres semanas que les concedió el Congreso para que regularicen su situación.
Es la cara y la cruz de la situación de los 30 millones de hispanos que viven en EE UU. Los hispanos son propietarios de 1,5 millones de negocios y los 500 principales prosperan a mayor velocidad -16,3%- que el resto de la economía norteamericana. Y la emergencia en las grandes ciudades de una clase media hispana lleva a Broadway a incorporar la latinidad a los musicales neoyorquinos -The capeman, Tango, El tricicle...-; a The Washington Post, a publicar páginas deportivas en castellano, y a los almacenes Sears de Boyle Heights, en Los Ángeles, a «hispanizar» su personal, sus carteles y sus mercancías.
Los hispanos son ya más del doble que en 1975 y, con su actual ritmo de crecimiento, superarán a los negros en el año 2005 como primera minoría del país y en el 2050 constituirán la cuarta parte de la población norteamericana. A diferencia de otras oleadas migratorias conocidas por EE UU, los hispanos, dice la congresista californiana Loretta Sánchez, «creen que pueden ser buenos ciudadanos norteamericanos sin perder sus señas de identidad lingüísticas y culturales».
Así que, en una curiosa revancha de la historia -un tercio del actual territorio de EE UU, el comprendido entre Florida y California, perteneció a la Corona española, y luego a México en buena parte-, Estados Unidos se está «hispanizando».
El castellano es hoy la segunda lengua del imperio y puede emplearse no sólo hablando con chóferes o jardineros, sino al examinarse para el carné de conducir, solicitar el alta en el suministro eléctrico o informarse por teléfono del estado de la cuenta bancaria.
«Un poder hispano, poder político, económico y cultural, está emergiendo en este país, al mismo tiempo que mucha de nuestra gente sigue siendo pobre y, lo que es peor, discriminada por la cultura dominante anglo», dice Raúl Yzaguirre, presidente de La Raza. Este grupo de presión hispano tiene prevista para hoy, 12 de octubre, la celebración de numerosos actos reivindicativos en todo el país.
Si nadie lo impide, cientos de miles de inmigrantes ilegales hispanos tendrán que optar en cuestión de días por sumergirse definitivamente en la clandestinidad abandonar Estados Unidos, en muchos casos separándose de sus familias y perdiendo empleos, estudios y tratamientos médicos. Las reformas a las leyes sobre la inmigración que les afectan son el resultado de la presión de los conservadores republicanos, que contemplan con angustia la persistencia de una oleada migratoria hispana que puede poner en cuestión la hasta ahora indiscutible hegemonía de la cultura blanca, anglosajona y protestante.
Aunque nacidas en Tejas y ciudadanas norteamericanas, Rosa González y Ester Hernández acaban de ser víctimas de la hispanofobia conservadora. Contratadas por la empresa aseguradora Allied Insurance Agency, de Amarillo (Tejas), precisamente porque eran bilingües, han sido despedidas por hablar entre sí castellano en su lugar de trabajo. El caso ha sido llevado por The New York Times a su primera página de información nacional.
Tener aspecto de hispano como les ocurrió en agosto a cientos de vecinos de un barrio de Phoenix (Arizona) puede ser motivo suficiente para ser víctima de una redada policial en busca de inmigrantes ilegales. ¿Cuál es ese aspecto? Pues el del indio o mestizo de tez y cabellos oscuros. Ser ciudadano mexicano llevó, en septiembre, a Mario Benjamín Murphy a la cámara de la muerte en Virginia, mientras que sus cinco compinches anglosajones se salieron con cadena perpetua.
«Como el grupo más joven y de crecimiento más rápido, los hispanoamericanos son una creciente parte vital de nuestra economía», escribió Clinton en la proclama publicada por la Casa Blanca para anunciar el mes de la Herencia Hispana. «Pero su contribución», prosiguió, «es más que económica. Su fuerte compromiso con la familia, la comunidad y la patria sirven de ejemplo para todo nuestro pueblo. Y la cultura hispana continúa enriqueciendo nuestra vida social, intelectual y artística».
¿Predica Clinton en el desierto? A veces parece que sí. El pasado agosto, American Airlines tuvo que pedir disculpas y retirar un manual para sus pilotos que había provocado la justa indignación de los hispanos norteamericanos. Según el manual, ser latino implica una predisposición al «alcoholismo, la falta de respeto a las reglas y la tendencia a comunicar falsas alarmas de bomba para no perderse un vuelo».
Tres emporios cervantinos
Además de en diarios, semanarios, emisoras de radio y canales de televisión, el castellano está presente en el mundo del espectáculo neoyorquino, con estrellas como John Leguizano, Rubén Blades y Tito Puente. De hecho, los empresarios de Broadway, según The New York Times, acaban de descubrir que el mercado latino es el filón por explotar. Ahí está el lanzamiento del musical The Capeman.
Si en Nueva York los portorriqueños van creando una clase media y los dominicanos son los recién llegados que hacen cualquier trabajo duro por poco dinero, el exilio cubano ha convertido Miami en el centro de una prometedora relación triangular entre Estados Unidos, Europa y América Latina. Con independencia de la simpatía que susciten o no sus opiniones políticas, nadie puede negarles a los exiliados cubanos que han reconquistado Miami para la hispanidad. De los dos millones de habitantes del condado de Dade -la ciudad de Miami más sus alrededores-, unos 900.000 son hispanos; 670.000 de ellos, cubanos. Su comprensión de los mecanismos internos norteamericanos les ha permitido crear un poderoso lobby o grupo de presión política en Washington.
El pasado 12 de julio, The Washington Post -que ha comenzado a publicar información sobre fútbol en castellano ante el creciente peso en la capital de las comunidades centroamericanas- titulaba: «Los latinos lideran la expansión económica del sur de California». Según el diario, más de la mitad de las compras de viviendas en el condado de Los Ángeles son efectuadas por hispanos, y esa comunidad es propietaria de un cuarto de todos los negocios de la zona.
De los 10 millones de habitantes del condado de Los Angeles la ciudad más sus interminables suburbios, 4,2 millones son hispanos, mexicanos en su mayoría. La imagen que asocia a esta población con los «espaldas mojadas» o inmigrantes ilegales no es del todo correcta. En el sur de California está enraizándose una clase media hispana con poder adquisitivo y voluntad de poder. Es la gente que, en noviembre de 1996, hizo ganar a Loretta Sánchez frente al ultraderechista Bob Dornan en la disputa por un escaño en el Congreso de Washington. Y la que hace que el noticiario nocturno de Univisión tenga en Los Ángeles y alrededores más audiencia que cualquier otro en inglés.
Jennifer López
Jennifer López ganó un millón de dólares -la cifra más alta jamás alcanzada por una actriz hispana- por su interpretación cinematográfica de Selena, la asesinada cantante tejana. Ha rodado bajo las órdenes de Francis Ford Coppola en Jack , y ahora es la protagonista femenina de U Turn, la última producción cinematográfica de Oliver Stone. Como la mexicana Salma Hayeck, Jennifer López encarna ahora en el cine norteamericano un mito que siempre ha cautivado a los anglosajones: el de la mujer latina, la mujer morena, sensual y fuerte. Entre sus antecesoras pueden citarse Dolores del Río y Rita Hayworth.
Gloria Estefan
Cantante -y próspera empresaria asociada con su marido, Emilio Estefan-, Gloria Estefan ha conseguido triunfar en el mercado anglosajón sin perder los vínculos con la comunidad de origen. Gloria Estefan cantó en la segunda toma de posesión, el pasado enero, de Bill Clinton. Recientemente, ha vuelto a desmarcarse en una carta enviada al Nuevo Herald, el diario en castellano de Miami, de las actitudes «intolerantes» del sector más duro del exilio cubano. A Gloria Estefan, que se declara «ferviente anticomunista», le preocupa bastante que la gente crea que todos los anticastristas son tan cerriles.
Jorge Mas Canosa
Parte del exilio cubano en Florida sigue con inquietud el estado de salud de Jorge Mas Canosa, afectado por una enfermedad degenerativa de los huesos. Propietario de la empresa de telecomunicaciones MasTec, es conocido como el patriarca de la oposición extrema al régimen de La Habana y aspirante a suceder a Fidel Castro. Es el gran director de orquesta del lobby cubano en Washington, cuyos solistas son los congresistas por Florida Ileana Ros-Lehtinen y Lincoln Díaz-Balart, y el padrino de la ley Helms-Burton. Mas Canosa es la quinta fortuna hispana. En el puesto inmediatamente superior figura su hijo y heredero Jorge Mas.
Bill Richardson
Hace dos semanas, Bill Richardson recibió en el Kennedy Center de Washington el premio de la Herencia Hispana en el apartado de Política. Nacido en California, hijo de un anglosajón y una mexicana descendiente de vascos; criado en México; congresista en Washington por Nuevo México y enviado especial de Bill Clinton para desatascar conflictos graves en sitios como Irak, Cuba o Corea del Norte, el bilingüe Richardson fue nombrado embajador de EE UU en la ONU a comienzos de este año. Al designarle sucesor de Madeleine Albright, el presidente Clinton le convirtió en el hispano que ha llegado más lejos en la política norteamericana.
Óscar de la Renta
De origen dominicano, el diseñador de moda Óscar de la Renta ha asociado su nombre a la modernidad neoyorquina. No es el único hispano que lo ha conseguido: ahí están los nombres de Carolina Herrera y Narciso Rodríguez. Óscar de la Renta diseñó los trajes que lució Hillary Rodham Clinton en los festejos de la segunda toma de posesión de su esposo como presidente. Excelente perfumista, el dominicano ha sido designado con el título de «Leyenda Viviente» por The American Society of Perfumers. Desde 1982, De la Renta financia el orfanato La Casa del Niño en La Romana (República Dominicana), donde ahora se albergan 630 menores.
Roberto Goizueta
Presidente y director ejecutivo de Coca-Cola desde hace tres lustros, Roberto Goizueta es, con una fortuna personal de 846 millones de dólares, el hispano más rico de Estados Unidos, según la clasificación anual de la revista Hispanic Business. Goizueta, que ha atravesado recientemente problemas de salud, nació en La Habana. Tiene gracia que las dos palabras que componen la marca que preside («coca» y «cola») estén en el grupo de las 500 de origen español que los norteamericanos usan a diario. En la clasificación de los hispanos más ricos le sigue Joseph Unanue, dueño de la empresa de alimentos de Nueva Jersey Goya Food.
Andy García
«Nunca des un paso atrás, ni siquiera para tomar impulso», suele decir, en español con acento cubano, Andy García. Nacido en La Habana y, como tantos otros hijos de exiliados, muy bien integrado en EE UU, Andy García es un valor seguro en las producciones cinematográficas norteamericanas desde su actuación en la tercera parte de El Padrino. Pero García no se limita a actuar en Los Intocables o García Lorca; es también el director y productor del documental Cachao, como su ritmo no hay dos. En septiembre recibió en Washington el premio a la Herencia Hispana en el apartado de Artes.
Henry Cisneros
Henry Cisneros no vive en Washington desde que, el pasado enero, tuvo que abandonar su cargo de secretario de Vivienda y Transporte en el Gobierno de Bill Clinton. La carrera política del que fue cuatro veces consecutivas alcalde de San Antonio (Tejas), y al que los medios de comunicación llegaron a considerar el primer latino con posibilidades de luchar por la presidencia de EE UU, se torció por el descubrimiento de que tuvo una aventura extraconyugal. Pero Henry Cisneros sigue teniendo poder. Mucho poder. Está en Los Ángeles, ejerciendo de presidente de Univisión, la principal cadena de televisión en castellano al norte del Río Grande.
Isabel Allende
La escritora chilena Isabel Allende es tal vez el buque insignia del grupo de autores hispanos afincados temporal o permanentemente en EE UU. Un grupo en el que unos escriben en inglés, otros en castellano y alguno se atreve con las dos lenguas. Entre ellos hay nombres tan interesantes como los de Junot Díaz, Laura Esquivel, Rosario Ferré o Tomás Eloy Martínez. Y Julia Álvarez, la autora de Cómo las chicas García perdieron sus acentos, que es una protagonista habitual del suplemento literario de The New York Times. Su humor y su frescura la han colocado en uno de los primeros lugares de este grupo al que los principales periódicos del país no pierden de vista.
Federico Peña
Secretario -o sea, ministro en el lenguaje político norteamericano- de Transportes, Federico Peña es hoy el hispano de más alto rango que sienta sus reales en Washington. Una hispana, Aida Álvarez, ocupa también un puesto en el gabinete de Clinton: el de secretaria de Estado para la Pequeña y Mediana Empresa. En el Congreso, el demócrata californiano Xavier Becerra encabeza el caucus hispano, el grupo de congresistas que tienen el español como lengua materna. En las elecciones celebradas en 1996, el voto latino logró llevar a la colina del Capitolio a 19 de los suyos, la cifra más alta de la historia.
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El año pasado, en plena campaña para su reelección, bailaban Macarena. Ahora, cuando Estados Unidos celebra el Mes de la Herencia Hispana, dan un paso adelante y chapurrean castellano. Y es que Bill Clinton y Al Gore son los primeros ocupantes de la Casa Blanca que deben en parte su victoria al voto hispano -3,5 millones de latinos votaron por la pareja en noviembre de 1996- y los primeros que han comprendido que el creciente peso demográfico, político, económico y cultural de esta comunidad marcará el siglo XXI estadounidense.
J. V.
Mala cosa es querer aprender inglés en Nueva York, Miami o Los Ángeles. Con unos dos millones de hispanos sobre un total de 7,5 millones de habitantes, en Nueva York es posible pasarse el día entero hablando y escuchando castellano. La lengua de Cervantes, con acentos caribeños o en versión spanglish, es la dominante en las zonas puertorriqueñas o dominicanas de El Barrio, Loisaida, Washington Heights, el sur del Bronx o el Williamsburg de Brooklyn.