El País Digital
Martes
26 agosto
1997 - Nº 480

Muere en Santiago el líder socialista chileno Clodomiro Almeyda a los 74 años

M. D., Santiago de Chile

Clodomiro Almeyda.
Víctima de un cáncer generalizado, que se le había extendido hasta sus pulmones, falleció ayer en su domicilio a los 74 años el ex vicepresidente y ex ministro de Relaciones Exteriores del Gobierno de Salvador Allende, y uno de los patriarcas del socialismo chileno, Clodomiro Almeyda Medina. Su valiente desafío a la dictadura militar aceleró el proceso de transición en Chile.

Sus restos eran velados ayer en la sede del Partido Socialista en la capital, a la que concurrieron cientos de personas, y serán incinerados y sepultados hoy en el cementerio general de Santiago, en una ceremonia a la que asistirá el presidente Eduardo Frei.

El Gobierno decretó duelo oficial de tres días después que se supo del fallecimiento. Almeyda, que era llamado don Cloro en el PS, fue trasladado el viernes desde la Clínica Las Condes, donde era atendido del cáncer, hasta su domicilio. Fue socialista toda su vida, de profesión abogado y profesor de filosofía, ministro de Defensa, Relaciones Exteriores e Interior en el Gobierno del socialista Allende.

En esta última condición, durante un viaje de Allende, ocupó el cargo de vicepresidente de la República. El 11 de septiembre de 1973, el día del golpe de Estado del general Augusto Pinochet, compartió el destino de muchos izquierdistas, quedándose en la sede de Gobierno, el Palacio de La Moneda, que fue bombardeada e incendiada por los militares a las órdenes de Pinochet.

Allí fue detenido por el Ejército y trasladado, como prisionero, hasta la austral isla Dawson, donde permaneció casi un año. Después debió partir al exilio forzoso, residiendo en la República Democrática Alemana y en México. Fue uno de los líderes del exilio de la oposición al gobierno militar, y se dedicó a intentar la reunificación de su partido, hasta que en 1988, sorpresivamente, retornó sin permiso de los militares, cuando era presidente de la Izquierda Unida.

Su desafío abierto a la dictadura, al regresar ilegalmente del exilio, fue uno de los indicios del ocaso del régimen autoritario. Detenido, fue entrevistado por este diario mientras estaba en la cárcel. Allí dijo a EL PAÍS: «Estoy preso, pero al menos estoy en mi país» y recordó que había estado en «peores cárceles que ésta cuando fui hecho prisionero en campos de concentración, después del golpe militar».

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