JOAQUINA PRADES,
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EL PAÍS ha tenido acceso a los datos del padrón de 1996, que aún no ha sido publicado en el BOE. Éstos son algunos indicadores del comportamiento demográfico más reciente de los españoles:
• En el siglo XXI seremos menos. En la última década España ha aumentado su población en 1,2 millones, un 3,1 por mil, el porcentaje más bajo registrado en lo que va de siglo. La tendencia continúa su descenso. El INE proyecta el escaso entusiasmo reproductor de los españoles y augura que, en las primeras décadas del siglo XXI, seremos menos. No obstante, cada vez es mayor el número de demógrafos que opinan que tan importante como tener más hijos va a ser acoger a los inmigrantes. «Aunque sólo sea por propio interés, nos conviene aceptar de buen grado a los diferentes », aseguran en el INE. España cuenta con más de medio millón de inmigrantes extranjeros legalizados.
• Regreso a casa. Los andaluces dicen adiós a Cataluña; los gallegos se despiden del País Vasco y los castellanos dejan Madrid. La tendencia se confirma: los emigrantes vuelven a casa, aunque aproximadamente un tercio de ellos están jubilados. Su regreso al hogar baja la población de las comunidades que les acogieron en la década de los sesenta y aumenta el padrón de las localidades donde nacieron ellos o sus padres.
• Madrid baja de los tres millones. Madrid pierde 143.642 almas. Por primera vez desde hace más 25 años, la población madrileña se sitúa por debajo de los tres millones: 2.866.850 personas viven en la capital de España. Los madrileños se comportan igual que los ciudadanos de las grandes capitales europeas: dejan la ciudad y se instalan en el área metropolitana. Leganés, Móstoles, Getafe, Fuenlabrada y San Sebastián de los Reyes aumentan su población. En las zonas residenciales del Oeste se disparan Las Rozas, Pozuelo y Majadahonda. La comunidad crece en 74.734 habitantes.
• Récord mundial en Euskadi. Las mujeres vascas apenas si llegan a tener un hijo (0,9%), cuando la media necesaria para mantener la población de Euskadi se sitúa en torno a 2,1. La tasa de natalidad de los vascos es la más baja del mundo, según reconoce el Instituto Vasco de Estadística. «El futuro es sombrío», afirma Alejandro Ipiña, economista experto en movimientos de población: «En 50 años seremos la mitad». En la última década, cerca de 40.000 vascos, en su mayoría parejas jóvenes con un hijo, han dejado atrás la extrema dureza de la margen izquierda del Nervión (28% de paro juvenil) y la crisis industrial de los núcleos urbanos del interior para buscar un lugar bajo el sol amable de Levante. Los que se han quedado se encuentran más solos y envejecidos. Bilbao tiene ahora 11.000 habitantes menos.
• El declive de las ciudades. Madrid pierde 143.642 vecinos (4,7%); Barcelona 134.734 (8,2%); Bilbao 10.964 (3,06%) y Valencia 6.226 (0,82%). También son menos los vallisoletanos, turolenses, gaditanos y pamplonicas. Toledo aloja a parte de los madrileños que buscan viviendas más baratas fuera de la capital: sube un 10,3%.
• Barcelona cae. La ciudad de Barcelona, el cinturón industrial y la provincia al completo pierden población. Sólo en la capital se contabilizan 134.737 barceloneses menos. Juan Antonio Módena, del Centro de Estudios Demográficos, lo explica: la configuración urbana de Barcelona dificulta su crecimiento y dispara el precio del suelo. En el primer cinturón de la ciudad, también saturado, las viviendas alcanzan precios prohibitivos, por lo que la población opta por alejarse hasta el segundo cinturón, situado a unos kilómetros de la capital. Los menos afortunados económicamente habitan Cerdanyola; los más ricos, Sant Cugat. Lleida padece un estancamiento de su población, mientras Girona y Tarragona, agradables provincias costeras, la multiplican.
• El gallego que apagará la luz. Galicia acentúa la tendencia apuntada en los últimos años: ya no envía emigrantes, los recibe. Retornan a casa las familias gallegas que purgaron la autarquía franquista en Alemania, Suiza, Cataluña y el País Vasco. Los más jóvenes se instalan en las capitales atlánticas: Pontevedra, Vigo y A Coruña aumentan la población. Ourense y Lugo la pierden; ambas provincias soportan, además, elevados índices de mortalidad (11,8 por mil en Lugo; 9,9 en Ourense). La proyección de los datos demográficos apunta que, de seguir así, el último lucense u orensano apagará la luz en torno al año 2090.
• Un niño llamado Nieves. «Todas las normas legales tienen su cuota de fraude, y el padrón no ha sido una excepción». Estadística libra una batalla sin cuartel contra la picaresca ciudadana: vecinos que se censan donde tienen su segunda vivienda para conseguir los beneficios fiscales de la primera; ciudadanos que fijan el domicilio en el lugar de trabajo para obtener aparcamiento de residentes; niños que simulan vivir con tíos o abuelos con el fin de matricularse en determinado colegio; parados dados de alta en varias provincias.... Trucos que nacieron en el momento en que se elaboró el primer censo, cuando Floridablanca quiso poner orden, en el siglo XVIII, al maremágnum de la población española. Muchos varones fueron bautizados con nombre de mujer. Llamándose Nieves, Carmen o Pilar burlaban la gleba.
• Alicante: en busca del sol. Alicante es la ciudad con mayor crecimiento de población de todo el territorio nacional. Aumenta un 10,6% y en parte se debe a los 42.667 extranjeros asentados en sus urbanizaciones. De ellos, la parte del león es para los británicos (16.000), seguidos de franceses, alemanes y holandeses (9.000), belgas (3.000), suizos y escandinavos, entre otros. También figuran empadronados 13 rumanos, 18 luxemburgueses y 27 búlgaros.
• Almería, padrón en cuarentena. Almería es la única capital de provincia con el padrón en cuarentena. El INE investiga la propuesta de población de derecho realizada por el Ayuntamiento, que alcanza los 170.503 habitantes, para verificar si existe alguna anomalía en 20.000 de sus nuevos vecinos. Junto con Almería, existen otras siete poblaciones bajo sospecha, que ponen en entredicho los censos provinciales de Cádiz, Córdoba, Cuenca, Lugo y Santa Cruz de Tenerife. Se trata de poner fin de ese modo a la picaresca municipal, que en ocasiones infla su censo con datos falsos -incluso con difuntos- para aumentar las ayudas que el Estado concede a los ayuntamientos en función del número de habitantes.
• El triunfo de la ciudad media. Es uno de los datos más relevantes del padrón. La migración interior opta por las ciudades medianas, de entre 100.000 y 500.000 habitantes, a ser posible cerca del mar. Son poblaciones que cuentan ya con centros universitarios, buenas instalaciones deportivas y sanitarias y una notable oferta cultural y de ocio, privilegios que antes se disfrutaban casi en exclusiva en las mega-urbes. Y, además, las viviendas son más baratas; la contaminación, menor; el tráfico es más fluido y las distancias más cortas. Murcia es el prototipo de esta nueva tendencia: en los últimos cinco años ha acogido a 17.659 nuevos vecinos.
• Andalucía se dispara. Andalucía aumenta su población en cuatro puntos, un índice de crecimiento sólo superado por Murcia y las comunidades insulares. Su población es joven y la tasa de natalidad vive momentos de auge. Tres de sus ciudades -Huelva, Cádiz y Granada- pierden población, pero el fuerte aumento de las otras capitales y, sobre todo, el incremento en los núcleos urbanos del interior la compensan con creces. Málaga incorpora además a 37.133 extranjeros en su padrón y Sevilla sortea el éxodo de las grandes ciudades acogiendo a otros andaluces: ya son 697.487 sevillanos, 14.459 más que en 1991.
• Los paraísos insulares. Más de 300.000 nuevos vecinos se han asentado en Canarias y Baleares atraídos por la calidad de vida en las islas. Se trata del mayor crecimiento registrado en España desde el censo de 1991. Para muchos, tanto españoles como extranjeros, estas islas se acercan a su idea del paraíso: primero van de vacaciones y después deciden quedarse.
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