El País Digital

Lunes
5 mayo
1997

POLÍTICA EXTERIOR

Las heridas de Italia y Cuba


Aznar y Fidel Castro, en la Cumbre
Iberoamericana celebrada en Chile (A.P).
JOSÉ MIGUEL LARRAYA
La política exterior ha seguido en gran medida el diseño del anterior Gobierno, pero ha mostrado peculiaridades. El pulso con Italia, en el caso del euro, y la posición crítica hacia Cuba en la UE y en la comunidad iberoamericana son dos ejemplos de un estilo poco ortodoxo en las prácticas internacionales. En el caso de Italia, las declaraciones de Aznar donde revelaba la petición del presidente Romano Prodi de caminar de la mano hacia el euro y su negativa a aceptarlo, era toda una declaración de intenciones y de forma de hacer política exterior. La irritación italiana fue tan intensa como el mensaje transmitido a los mercados. Lo que nadie sabe es si los beneficios que sacaba España de esa declaración eran proporcionales a la herida abierta a los italianos.

Con Cuba, la política de declaraciones rotundas alcanzó su apogeo en la Cumbre Iberoamericana de Santiago de Chile (Aznar invitó a Fidel Castro a tomar la iniciativa en la apertura de su régimen: «Si tú mueves ficha, yo muevo ficha»). La operación de imagen degeneró en un incidente diplomático que se reflejó en la posterior retirada del plácet al embajador español, José Coderch. La intervención airada, el pasado marzo, del habitualmente prudente ministro Abel Matutes en favor de un español que había tenido un accidente de tráfico en La Habana volvió a indignar al ministro Roberto Robaina, que cubrió de insultos a Matutes. El caso de Cuba ha teñido la imagen de Aznar en Latinoamerica, y el presidente puede comprobarlo en todas las ruedas de prensa de sus visitas a ese continente.

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