Lunes
5 mayo
1997
JESÚS DUVA
Un año después de su llegada al poder, Jaime Mayor Oreja es el ministro mejor valorado por los españoles, incluso por encima del presidente del Gobierno . Parte del mérito es, lógicamente, imputable al propio Mayor; otra parte, a que su gestión se ha visto favorecida por el azar, y, por último, los ciudadanos sienten cierta debilidad hacia el responsable de mantener la ley y el orden.
En el último año han sido desarticulados seis comandos de ETA; detenidos 123 presuntos etarras entre España y Francia; extraditados 6 supuestos terroristas desde Francia y uno desde Alemania, y otros 11 han sido «entregados» por Francia y uno por México. Además, las fuerzas de seguridad han desmantelado 10 pisos francos -dos en Galicia, uno en Navarra y siete en Madrid-, en varios casos gracias al azar. «¿Es que la policía va a tener siempre la suerte en contra? La suerte también es a veces un arma policial», señala un comisario , un tanto molesto de que se intente infravalorar sus éxitos.
Gracias al azar, la policía ha reencontrado el rastro del comando Madrid , prácticamente perdido desde hace un decenio. Una denuncia por impago del alquiler, el desahucio ordenado por un juez y la explosión fortuita de un detonador han destapado la infraestructura del comando de ETA en Madrid. Bien es cierto que, por el momento, no se ha detenido a ninguno de sus activistas.
Otra de las prioridades del ministro Mayor ha sido la batalla contra la creciente violencia callejera impulsada por ETA. A través de los denominados grupos Y , esta organización ha implantado un nuevo método para complementar la actividad terrorista propiamente dicha, sobre todo en Guipúzcoa y Navarra.
En este periodo han sido desarticulados 19 grupos Y , y detenidos 98 integrantes y 14 personas relacionadas con ellos. «En estos grupúsculos, cuya principal arma son los cócteles incendiarios, hay muchos jóvenes de sectores marginales», explica un experto de Interior, «pero también hay chicos de familia burguesa e incluso algún estudiante aventajado». «Esto se volverá pronto contra ETA. Los ciudadanos empiezan a hartarse de las molestias y los problemas que ocasionan en sus vidas la quema de autobuses y el destrozo de cabinas», ha comentado Juan María Atutxa, consejero vasco de Interior.
La gestión de Mayor también ha tenido lunares: la expulsión masiva de 103 inmigrantes africanos, parte de los cuales fueron narcotizados con Haloperidol; el aún no aclarado secuestro y violación sufrido por un testigo protegido del caso Lasa-Zabala ; la sombras de duda sobre presuntas torturas sufridas en la comisaría de San Sebastián por el supuesto etarra Fernando Elejalde.
Pero quizás el mayor fracaso sea no haber logrado liberar al abogado Cosme Delclaux ni al funcionario de prisiones José Antonio Ortega Lara, este último heredado de la anterior etapa socialista, junto con el también irresuelto secuestro del empresario Publio Cordón por los GRAPO. En el plano estrictamente político, el ministro tiene pendiente restablecer sus deterioradas relaciones con los partidos nacionalistas vascos, ocasionadas fundamentalmente por la inflexible política penitenciaria de Jaime Mayor.
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