Jueves 15, de Mayo de 1997 © Copyright El Mercurio S.A.P., Prohibida su reproducción |
Aumenta Obesidad: Malos Hábitos de Alimentación Engordan a ChileExpertos alertan ante el incremento de sobrepeso, especialmente entre presescolares. Ministerio de Salud elabora planes para enseñar a comer en forma equilibrada y nutritiva. Por Patricia Vildósola
Difícil es para Eduardo V. su vida diaria. Desde su metro 80 de estatura, los algo más de 130 kilos le impiden hacer muchas cosas que le gustarían. "Me limita en movimiento, me cuesta respirar, siempre estoy transpirando, duermo mal, e incluso descubrí que hay deportes que quisiera hacer y no puedo" . Eduardo, a sus 29 años, es lo que en medicina se conoce como un obeso, es decir, su peso supera en más de 20 % al que debería tener para su estatura y edad. Si bien hasta hace algunos años, éstos se veían principalmente en Estados Unidos, hoy basta recorrer calles chilenas para encontrarlos. Y, lo más dramático, dicen los especialistas, es que la obesidad también va en rápido aumento entre los niños, desde lactantes. Estadísticas del Ministerio de Salud indican que actualmente la situación afecta al 6 % de los menores de 6 años controlados en los consultorios del país. En adolescentes los porcentajes aumentan a alrededor del 20 % y en adultos al 30 %. Lo que más preocupa es que estas cifras, especialmente entre los preescolares, van en aumento. Estudios realizados en 1994 por el Instituto de Nutrición y Tecnologías de Alimentos (INTA) en escolares de educación básica (6 a 14 años) de Calama, Santiago, Temuco y Punta Arenas, mostraron que el 20 % de los varones y el 27 % de las niñas eran obesos. Así, rápidamente, la obesidad se transforma en un problema emergente de salud pública, que lleva a que Ministerio de Salud haya creado una unidad de Nutrición que, entre otras cosas, elabora planes para prevenir que esta enfermedad siga aumentando. Es que, aunque muchas veces ni los mismos afectados lo saben, la obesidad indirectamente mata. Es un factor de riesgo para la hipertensión, enfermedades cardiovasculares (primera causa de muerte en el país), diabetes, colesterol alto e incluso ciertos tipos de cáncer. El endocrinólogo Pedro Becker, miembro del equipo de Tratamiento Multidisciplinario de la Obesidad de la Clínica Las Condes, explica que un obeso anticipa en cerca de 20 años la presentación de alguna de esas dolencias. Luis L. sabe que la última vez pesaba "como 112 kilos". Si bien su gordura nunca lo apabulló, admite que "permanentemente me chequeo para prevenir, pero igual tengo miedo. Además, vivo con dolor de piernas y de espalda". Pero, no es sólo el riesgo a enfermarse lo que hace necesario prevenir en los infantes. Un obeso ve muy afectada "su calidad de vida", indica Becker. Problemas para desplazarse, cansancio contínuo, dificultades para vestirse. Luis cuenta que "casi nunca encuentro qué ponerme y muchas veces me mando a hacer la ropa". Para Claudia R., casada con un obeso, lo más duro es "sufrir con ellos el diario mañana empiezo la dieta , y la preocupación de que cualquier día se enferme". Estudios comprueban que el 35 % de los menores beneficiados por el programa de alimentación escolar, tiene sobrepeso. Se atribuye a que estos pequeños tras consumir las tres comidas diarias que les aporta el Estado, ingieren dos o tres más en sus hogares. A los niños, la situación se les hace más difícil. Son discriminados por sus compañeros, no pueden participar en algunos juegos y, muchas veces, son objeto de burlas. Y un niño gordo, según los entendidos, tiene una alta probabilidad de terminar como un adulto con sobrepeso. En la etapa de lactante y en la de adolescente, se multiplican las células grasas, es decir, que si se es obeso en ese período, hay más probabilidades de ser adulto con exceso de peso.
HABITOS ENGORDANTES
¿Cuál es la causa de que los chilenos se desplacen de la desnutrición a la obesidad? Los malos hábitos alimenticios sumados a la falta de ejercicio, son los principales implicados en el cambio de estructura grasa de muchos chilenos. "No se puede desconocer el aspecto genético, pero si a éste se unen los factores ambientales, entonces el problema comienza a crecer", dice el doctor Santiago Muzzo, del INTA. Son los "pop corns" (cabritas) a la entrada del cine, las papas fritas, hot dogs y pizzas, exceso de ketchup y mayonesa, junto a una invasión de alimentos ricos en azúcares refinados, los principales "colaboradores" de que el contorno de los chilenos se engruese. Atrás quedaron los días de las ensaladas, guisos de verduras, leguminosas una vez a la semana, y otros alimentos ricos en fibras y bajos en grasas. Malos hábitos que comienzan en la infancia. "Las colaciones de los niños ya no son un sandwich o una fruta, sino productos envasados como souflés, papas fritas o dulces, que no siempre alimentan, pero generalmente engordan. También ocurre en cumpleaños, donde ya no existen los canapés de pollo o huevo, sino comida chatarra hipercalórica", asegura María Teresa Zúñiga, jefa del departamento de Nutrición del centro especializado Nucenter. La comida "chatarra" se ubicó en el tercer lugar de los productos más consumidos por niños, según las respuestas entregadas por las madres en una investigación realizada por el INTA entre 686 preescolares de los sectores sur y sur-oriente de Santiago. Otros estudios indican que cerca del 60 % de los niños (en una muestra de dos mil familias) consume golosinas dos o tres veces al día; el 17 %, tres a seis veces; y el 24 %, ninguna. Formas aprendidas en la niñez que se mantienen cuando adultos, y que se acentúan por la rapidez de la vida diaria. Menores sentados ante el televisor o un juego, con muy pocas horas de gimnasia en el colegio, o adultos sedentarios, sólo ayudan a que las calorías consumidas de más se transformen en grasa, coinciden los especialistas. Eduardo V. recuerda que en el colegio hacía poco deporte y que, ahora de adulto, casi nada. Cuando intentó aprender a bucear "descubrí que mi capacidad respiratoria era mucho menor de la que pensaba". Es común que detrás de un obeso se esconda un mal de tipo sicológico como una depresión encubierta o problemas de ansiedad. Junto a eso aparece, especialmente en los hombres, una falta de conciencia de lo que significa consumir alimentos en exceso. "Me encanta comer y cuando lo hago no me doy cuenta de que me hace mal", reconoce Eduardo.
APRENDIENDO A COMER
Hay acuerdo en que la principal forma de evitar que el problema siga creciendo es la educación. Hacia eso se enfocan los programas del Ministerio de Salud. "La gente tiene que aprender a tener un estilo de vida saludable y ser responsable de ello", dice Cecilia Castillo del departamento de Nutrición de ese Ministerio. De ahí que con la colaboración de distintos especialistas elaboraron una pirámide que divide en grupos los alimentos que se deben consumir en una dieta sana. En ella aparecen arroz, cereales, frutas, verduras, carnes, pescados y leche. A ello se suma un afiche que grafica cuánto debe comer cada persona -según edad y sexo- de cada uno de los grupos. Esto, junto a un tríptico informativo se está repartiendo en consultorios. Pretenden llegar también a colegios, para que los niños aprendan a tener una "alimentación equilibrada". En ello trabajan con el Ministerio de Educación. María Teresa Zúñiga enfatiza la importancia de que la enseñanza y formación de buenos hábitos empiece "desde preescolares". Luis se preocupa de que su hija de cinco años no engorde. "Cuidamos de su alimentación. No quiero que ella pase por los mismos problemas que he vivido yo". Hay que tener en cuenta que tratar a un obeso no es tarea fácil, ni rápida. En ese tratamiento se debe involucrar tanto al enfermo como toda la familia. No basta que el niño sepa que no tiene que comer dulces, sino que la mamá tampoco debe dárselos. Según los especialistas, lograr que un gordo baje real y permanentemente de peso, es factible. Pero, para ello, debe someterse a un tratamiento multidisciplinario en el que participen endocrinólogo, nutricionista, siquiatra o sicólogo, fisiatra o kinesiólogo e incluso, en algunos casos, cirujano. Alimentos dietéticos pueden ayudar siempre que las personas sepan qué contienen, y no los consuman como si no engordaran. Los medicamentos también son parte de algunos tratamientos. "No hay remedios malos, sino que, cuando no funcionan, es porque son mal usados", señala Becker. Pero, nada de eso llevará a un buen fin si el obeso no comprende que para tener éxito se requiere de mucha constancia, y que la iniciativa debe partir de sí mismo. "Es un proceso largo. Por ejemplo, para un sobrepeso de 20 kilos, hay que tratarse por un período de cuatro a ocho meses", dice Becker. Los especialistas insisten en que con buenos programas de educación, los niños aprenderán a comer bien, y Chile no se transformará en un país de obesos. |