Por: Fausto Rosario Adames, Hispanet, Republica Dominicana
Las propuestas enviadas por el gobierno al Congreso para modificar los aranceles, el ITEBIS, el Impuesto Selectivo al Consumo y el Impuesto Sobre la Renta, conjuntamente con otras medidas que adquirirían fuerza de Ley si se aprobaran junto al Presupuesto de Gastos para 1997, crearon un hervidero mayúsculo en el sector empresarial y político. Para estos sectores no fue tan preocupante que el gobierno devaluara el peso con la unificación cambiaria, que se hizo subiendo el valor del dólar en relación al peso, ni el aumento de los precios de los combustibles en un nivel considerado alto. Estas dos medidas tuvieron aplicación inmediata, y a pie juntillas la Corporación Dominicana de Electricidad aumentó el previo del kilovatio/hora y los precios de algunos productos comestibles comenzaron a subir. Las negociaciones gubernamentales tomaron un camino inesperado: negociar con una parte de los empresarios, considerándola como representativa de la sociedad civil y los sectores más afectados. Choferes, dirigentes sindicales, estudiantes, empleados públicos y privados, pobladores, profesionales y grupos políticos comenzaron a de inmediato a sazonar el sancocho que se serviría en la previsible crisis por los bajos salarios, la inflación, la especulación, las rebajas de los combustibles y cientos de demandas postergadas y pospuestas hasta la llegada del nuevo gobierno. El subsidio de 336 millones para los choferes, a fin de que no aumentaran los precios del pasaje fue apenas un ají en el sancocho. Comenzaron las acusaciones y contracusaciones, denuncias de robo, de falsos choferes, de rutas inexistentes, listas trastocadas…el pandemonium. Comenzaron los choferes con las paralizaciones del transporte, y los disturbios y arañazos simbólicos siguen aún en los medios de comunicación entre los dirigentes de grupos de choferes y los funcionarios del gobierno. Luego fueron las enfermeras y los médicos. Por los salarios de las enfermeras y por las cancelaciones de médicos en el IDSS. Nuevamente hubo negociaciones, y hasta una reunión con el Presidente Leonel Fernández. A la salida del Palacio los dirigentes gremiales hablaron de un acuerdo y el director del IDSS habló de lo contrario. Aún existe confusión. Los maestros hablaron de aumentos salariales, y la secretaria de Educación los envío a hacerles piquetes al Congreso Nacional. El lío no fue tan grande, pero la ADP llamó a paralizar las escuelas, y horas antes retiró el llamado. Muy pocos maestros y alumnos dieron clases. El gobierno no quería disturbios y el Presidente habló con los maestros por teléfono, les dijeron que esperaran su retorno del viaje a Venezuela para la negociación. Los maestros fueron a Palacio, hablaron con Danilo Medina, secretario de la Presidencia, y se pusieron de acuerdo sin la presencia de la secretaria de Educación, Ligia Amada Melo, quien se quejó de la marginación. En algunos barrios hay quemas de neumáticos, basura en las calles, árboles en el suelo, enfrentamientos entre jóvenes con pasamontañas y policías contramotines. Hubo algunos heridos, entre ellos oficiales de la Policía Nacional. Las protestas toman un rumbo cada vez más ardiente. El Colectivo de Organizaciones Populares, de Ramón Almánzar, y la Fuerza de la Revolución, de Narciso Isa y Fernando Peña, reivindican muchos de los movimientos huelgarios en Moca, Bonao, Santiago, Santo Domingo. El Jefe de la Policía, Camilo Nazir Tejada, revela que los organismos de seguridad del Estado determinaron la existencia de pagos con dinero a muchos de los jóvenes que se lanzaron a las calles. El secretario de Interior y Policía, Norge Botello, reitera la denuncia, pero excluye de responsabilidades en las protestas a los partidos Revolucionario Dominicano y Reforma Social Cristiano. ¿Tienen Isa Conde y Almánzar dinero para pagar dinero a las personas para protestar? No, rotundamente. ¿Ha sido esa tradición de las organizaciones revolucionarias, populares y de izquierda? No, definitivamente. ¿Es cierta la denuncia de que alguien paga dinero para crear problemas al gobierno? Tal vez. ¿Estaría el narcotráfico detrás de los jóvenes que se lanzan a las calles? Difícilmente. Los negociantes de las drogas prefieren la tranquilidad para sus operaciones, y la situación dominicana no es ni mínimamente crítica para ellos intentar desestabilizar el gobierno. ¿Qué pasa, entonces? Pareciera que el gobierno debe revisar sus planes y pensar mejor sus estrategias.
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