Historia Póstuma de Eva Perón

Raúl Jassen

Ultima parte

Publicado el 3 de abril de 1966

Ha transcurrido más de una década desde que el Presidente argentino, general Juan Domingo Perón fue derrocado. Los acontecimientos políticos de Argentina han estado, desde entonces, sometidos a dos mandatos fundamentales de la conciencia histórica del país, convertidos en los ejes polarizantes de toda la vida política nacional: el regreso que no se logra del jefe del Movimiento Peronista, y la recuperación del cadáver de su ilustre esposa, Eva Duarte de Perón.
Ambos hechos pesan mucho y han decidido la acción de los grupos que, en favor o en contra (puesto que la política es polarizante), debieron pronunciarse sobre esos dos tópicos imprescindibles para cualquier comentario objetivo del desarrollo de todos los acontecimientos sucedidos desde 1955 en adelante.

¿Dónde está el cuerpo?

La finalidad de esta serie de reportajes ha sido, primordialmente, la de brindar al público todo el material posible sobre un hecho brutal en sí mismo, que ha conmovido hondamente a los pueblos de América, como lo fue el del secuestro, y posterior desaparición, del cuerpo de Eva Perón.
Es bueno, pues, hacer una recopilación de las diversas teorías mantenidas sobre el particular, de las cuales nos hemos ocupado en los cuatro capítulos anteriores.
Uno de los inculpados directos en el escabroso asunto afirmó que el cuerpo había sido llevado, desde una dependencia de la Secretaría de Informaciones de Estado (SIDE), a cargo de la cual estuvo el "procedimiento", hasta el horno crematorio del cementerio de la Chacarita, donde fue incinerado el cadáver.
Esta versión es totalmente falsa. Evidentemente fue urdida con el solo objeto de distraer la atención de algunas personas que investigaban por su cuenta y riesgo empeñadas en establecer la verdad, sin deformaciones de ninguna especie.
En primer término, el camión azul utilizado para el secuestro del cadáver que estaba en el edificio de la CGT, perteneció a la Policía Federal: está debidamente probado que el mismo estaba a disposición de la Tercera Seccional (comisaría) y hubo de ser sustraído de la cochera policial sin conocimiento de sus autoridades. Nunca existió el otro camión, el repartidor de hielo, mencionado en la carta-confesión dirigida al padre Virgilio Filippo, párroco de la iglesia de La Inmaculada Concepción, por uno de los cuatro secuestradores (carta que insertamos en uno de los anteriores capítulos).
Además, nunca hubo declaraciones del personal, que de modo permanente, trabaja en el mencionado horno crematorio, donde se mantiene la correspondiente guardia durante las veinticuatro horas del día. ¿Por qué no los interrogaron?
¿Es verosímil digno de ser creído que un hecho de esa naturaleza, ¡nada menos que la cremación del cadáver de Eva Perón! hubiera pasado inadvertido para los obreros del crematorio? ¿Y que éstos, en su mayoría peronistas, ni siquiera hubieran intentado dar cuenta del suceso a los dirigentes locales del Movimiento?

Surgen más incógnitas

Además, ¿no era aquello una complicación para los planes de los siniestros conjurados? Un simple detalle hubiera servido para descubrir toda la trama y entonces ellos se habrían enfrentado con su propia condena a muerte. Pues no se debe dudar: el gobierno de la "revolución libertadora" los habría asesinado sin compasión, de haberse cumplido aquel supuesto. Y esto lo dice nada menos que el capitán Manrique, jefe de la Casa Militar en aquel entonces.
También se ha dicho (lo dijo el ex Presidente Arturo Frondizi) que el cuerpo de Evita descansa en una iglesia de roma y que ello es del conocimiento del Vaticano. Esta tesis debe quedar descartada rotundamente. No es verosímil la existencia de un contacto real entre el Movimiento Peronista, y ninguno de los que ocuparon el poder en Argentina después de la caída de Juan Domingo Perón.
No existe, sobre este particular, ni siquiera la presunción de negociaciones en tal sentido. Y aun suponiendo que se hubiera tratado de mantener en secreto, ¿habría callado la familia Duarte, tan alejada del ideario peronista por el cual tanto trabajó y luchó Evita? El juicio de este periodista es que no. Y también el de muchos observadores. Por otra parte, es difícil guardar cuando intervienen muchas personas y servicios de información que se contraponen entre sí, por envidia o celo profesional, una información de tanto calibre. Pensemos, sobre todo, que la situación argentina es absolutamente anormal y que, desde luego, ello origina hechos que, en otro lugar cualquiera del mundo, son imposibles de imaginar.

Regreso al Río de la Plata

Así, pues, se debe volver a la tesis original, a la que tiene la mayor posibilidad de ser verdadera: que el cuerpo de Eva Perón fue arrojado a las aguas del Río de la Plata. Esta afirmación que luego de muchas investigaciones, es la que tiene mayores visos de verosimilitud, se afirma en hecho insoslayablemente certeros.
El hecho de que interviniera, de un modo tan especial, la Marina de Guerra (o, al menos, algunas de sus jerarquías más notorias), hace presumible que el cadáver fue conducido a la Base Naval de Martín García, donde no hay otra jurisdicción que la del arma citada. No había, pues, el peligro de que, en caso de descubrirse la verdad, ésta saliera del ámbito naval castrense.
En segundo término, se conoce la matrícula del transporte fluvial encargado del macabro transporte y hasta el nombre del comandante del mismo. Se sabe, del mismo modo, que el camión celular de la Policía Federal, donde se llevaba el improvisado féretro, ingresó una vez por lo menos, a la Secretaría de Marina (en la cual se lleva un riguroso control de todos los vehículos que pasan a sus sitios de estacionamiento) y otra a la de Guerra (donde se sigue el mismo procedimiento de control). De modo que estas son pruebas concluyentes.
Además, están las confesiones de dos de los secuestradores del cadáver de Eva, o sean Arandía y Moore Koening, quienes han dejado entrever a sus amigos la "culpabilidad directa" de la Marina en toda la cuestión. Estos dos testigos uno muerto por su propia mano, luego de haber asesinado a la esposa, creyéndola el fantasma de Eva son importantísimos para determinar la verdad de esta tesis.
Finalmente, ¿qué otro lugar mejor se les podía ocurrir a los secuestradores y a sus mandantes, que el fondo del Río de la Plata, para hacer desaparecer el cuerpo, ya ultrajado, de la esposa del general Perón?

¿Habrá investigación?

Hasta aquí los hecho escuetos y las suposiciones basadas en los mismos. Ya hemos dicho que el misterio de la desaparición "del cadáver que más pesa en la historia argentina y manda más que muchos vivos", según la acertada definición de un historiador, es uno de los más impenetrables de la vida, tanto política como histórica, del pueblo argentino.
Ahora, después de once años, con una fuerte representación en la Cámara de Diputados de la Nación y en muchas legislaturas provinciales, el Movimiento Peronista puede estar en condiciones de promover aunque sea aliado con amigos circunstanciales la creación de una Comisión Parlamentaria Investigadora. Pero aún aquí habría mucho qué decir. ¿Quiénes querrán dar sus votos a los peronistas para llevar adelante la iniciativa? No puede pensarse en los legisladores frondizistas, por cuanto su jefe también está comprometido en el mismo caso. Menos aún, en los socialistas "argentinos", ni en los democráticos, caracterizados enemigos del peronismo y, particularmente, de lo que ellos dominan "personalismos totalitarios". El resto de los integrantes de la Cámara "alentistas", demo-cristianos y conservadores tampoco se prestarían a servir de punta de lanza de la iniciativa peronista.
Creemos que, en ese caso, a nivel estrictamente parlamentario, los culpables del desmán quedarán sin castigo... en este mundo. No obstante, una amenaza cierta y permanente para ellos la constituye el posible regreso al Poder del Movimiento Peronista que, cualesquiera que fuesen las circunstancias que pueden rodear a tal hecho, se vería impulsado por la dinámica de los hechos, aún contra la voluntad de sus jefes o de las conveniencias políticas del momento, a buscar a los culpables y castigarlos condignamente. ¿Se comprende, pues, en qué estriba una de las causas mayores y más fuertes que unen a los enemigos de Perón para procurar que nunca retorne al país el ex dictador argentino, actualmente asilado en España?

***Fin***