IU y CONDEPA dieron una sorpresa con los porcentajes que alcanzaron y se convierten en fuertes actores de la política nacional. El MNR y el MBL tendrán que reflexionar y aceptar los errores cometidos, los cuales les han hecho dar un gran paso atrás. El MIR suspira tranquilo, mientras ADN goza de una victoria que no fue tan amplia como algunos esperaban
Karina Vargas, Santa Cruz
Los resultados de las elecciones generales ya están pasando la factura a las diferentes tiendas políticas y son un indicador de los aciertos y errores que percibió la ciudadanía durante el último tiempo, tomando en cuenta las acciones que desarrollaron como oposición u oficialismo, y también la conducta que siguieron durante el período preelectoral.
Hay grandes derrotados y ganadores. Otros, sin tener un fracaso, estuvieron por debajo de lo esperado. Pero ahora, todas las colectividades tendrán un período de evaluación, en el cual también tendrán que atender las posibles alianzas y sacar el mejor provecho de la votación.
Por ahora Acción Democrática Nacionalista festeja, pero sin caer en el triunfalismo. Su votación, de un 22,3% de acuerdo a las primeras proyecciones puede entenderse como un avance en relación a los resultados de 1993, cuando en alianza con el Movimiento de Izquierda Revolucionaria (MIR) bordeó el 27%; pero está por debajo del 26% de 1989.
Hay un respiro
Uno de los más felices es el MIR que logra consolidarse como la segunda fuerza en el Parlamento, pese a que en los votos se encuentra en tercer lugar. Esto es más satisfactorio para la tienda del gallo considerando que han postergado a su más enconado rival durante el último tiempo, el Movimiento Nacionalista Revolucionario (MNR).
De acuerdo a los datos entregados por ATB, Jaime Paz Zamora alcanzó un 17.7% lo cual sumado a la votación de ADN alcanza al 40%, porcentaje muy superior a los resultados alcanzados en 1993. Sin embargo, aún está distante de los aproximadamente 22 puntos alcanzados en 1989 y que le permitieron ocupar la Presidencia de la República.
No obstante, los resultados le permitirán al MIR ratificar su importancia en la vida política del país y eliminar las dudas que surgieron en torno a su futuro durante el bullado caso de los "narcovínculos", donde sufrió varios golpes bajos, los cuales no ha logrado superar totalmente.
Los más felices
Sin duda, la votación obtenida por Izquierda Unida (IU), que se ubica en el sexto lugar con 3,7%, ha sido sorpresiva y ha marcado la progresiva importancia que están tomando ciertos sectores, tomando en cuenta que concentró la adhesión en zonas como el trópico cochabambino, que es bastante contestaria a las políticas del actual gobierno y crítica con el sistema.
Además, probó el desmarque de los campesinos respecto de organismos como la Central Obrera Boliviana y el surgimiento de intereses comunes, representados en dirigentes como Evo Morales, Román Loayza y Alejo Véliz, los que seguramente le darán un nuevo cariz al Parlamento.
Conciencia de Patria (CONDEPA), con un 15,8%, demostró que ha podido superar la muerte de su fundador, Carlos Palenque, y las figuras que han surgido también responden a los intereses de un sector de la población también bastante crítico de Sánchez de Lozada. Por ello, la tienda de Remedios Loza se perfila como un factor decisivo para el próximo gobierno y puede constituir una garantía de gobernabilidad.
Esto prueba que han sido aquellas colectividades que marcaron mayor oposición las que pudieron hacer la mejor cosecha a la hora de distribuir los votos.
La debacle
Definitivamente el gran perdedor de estas elecciones fue el Movimiento Nacionalista Revolucionario (MNR), que sólo obtiene un 17,7% de los votos, bastante lejos de el 37% logrado en 1993 y que le permitió negociar en muy buena posición.
Factores para ello hay muchos. El desgaste propio de un partido que se encuentra en el poder, sumado a la soberbia que repetidamente demostraron sus dirigentes y los efectos de la guerra sucia, que tuvieron en esta colectividad a una de sus mayores protagonistas.
Sin embargo, no hay que quitar mérito a la figura de Juan Carlos Durán, que logró avanzar bastante desde el 7% inicial que le daban las encuestas. Pero tuvo que lidiar con muchos obstáculos, como la división interna generada durante el proceso de nominación -que nunca pudo ser superada- y la participación de Goni en la campaña, donde sus actuaciones estaban más dirigidas a favorecer su reelección en el 2002, que a lograr más votos para el candidato rosado.
Parece ser que no hubo el efecto deseado de medidas como el pago del Bonosol al final del período, bastante cuestionadas por la oposición. Tampoco se vio la respuesta de sectores como los indígenas, los cuales -innegablemente- han avanzado durante el actual período.
El paso atrás
El Movimiento Bolivia Libre (MBL) intentó mantener cierta independencia respecto del MNR durante el gobierno que termina, y muchas se convirtió en una piedra en el zapato para los emenerristas. Sin embargo, su gran caída parece demostrar que fueron los más perjudicados dentro de la alianza y ello se refleja en una votación del 2,5% que marca un profundo retroceso frente al más de 5% de 1993.
Los emebelistas no lograron capitalizar el voto indígena, pese a la presencia de Marcial Fabricano y a su participación en la promulgación de la ley INRA.
Probablemente los efectos de la votación sean más que un período de reflexión para los "trigo limpio", considerando que están a punto de perder su calidad de partido político.
Finalmente, Unidad Cívica Solidaridad (UCS), encabezada por Ivo Kuljis logró avanzar en relación a 1993 y obtuvo el 15,9% de los votos. Algo positivo, pero que está lejos de las proyecciones que propios y extraños daban a la tienda celeste. Sin embargo, logró esquivar el desgaste de la coalición y, aparentemente, impuso una imagen propia al final del período.
Desde esta perspectiva, los partidos políticos tendrán
una dura tarea en los próximos días, con el objeto de aumentar
aciertos o corregir errores. No obstante, para algunos ya es demasiado tarde.