Especial por el
Día de los Enamorados
Autor: Augusto Adolfo Becker

    Cuando en la noche te envuelven
    Las alas de tul del sueño,
    Y tus tendidas pestañas
    Semejan arcos de ébano,
    Por escuchar los latidos
    De tu corazón inquieto,
    Y reclinar tu dormida
    Cabeza sobre mi pecho,
    Diera , alma mía,
    Cuanto poseo:
    ¡La luz, el aire
    Y el pensamiento!

    Cuando se clavan tus ojos,
    En un invisible objeto,
    Y tus labios ilumina
    De una sonrisa el reflejo;
    Por leer sobre tu frente
    El callado pensamiento
    Que pasa como la nube
    Del mar sobre el ancho espejo,
    Diera, alma mía,
    Cuanto deseo:
    ¡La fama, el oro,
    La gloria, el genio!

    Cuando enmudece tu lengua,
    Y se apresura tu aliento,
    Y tus mejillas se encienden,
    Y entornas tus ojos negros;
    Por ver entre sus pestañas
    Brillar con húmedo fuego
    La ardiente chispa que brota
    Del volcán de los deseos,
    Diera, alma mía,
    Por cuanto espero,
    La fe, el espíritu,
    La tierra, el cielo.


    Te ví un punto, y, flotando ante mis ojos
    La imagen de tus ojos se quedó,
    Como la mancha obscura, orlada en fuego,
    Que flota y ciega, si se mira al sol.

    Adonde quiera que la vista fijo,
    Torno a ver sus pupilas llamear,
    mas no te encuentro a tí; que es tu mirada:
    Unos ojos, los tuyos, nada más.

    De mi alcoba en el ángulo los miro
    Desasidos fantásticos lucir:
    Cuando duermo los siento que se ciernen
    De par en par abiertos sobre mí.

    Yo sé que hay fuegos fatuos que en la noche
    Llevan al caminante a perecer:
    Yo me siento arrastrado por tus ojos,
    Pero adonde me arrastran, no lo sé.


    Para que los leas con tus ojos grises,
    Para que los cantes con tu clara voz,
    Para que llenen de emoción tu pecho
    Hice mis versos yo.

    Para que encuentren en tu pecho asilo
    y les des juventud, vida, calor,
    tres cosas que yo no puedo darles,
    Hice mis versos yo.

    Para hacerte gozar con mi alegría,
    para que sufras tú con mi dolor,
    para que sientas palpitar mi vida,
    Hice mis versos yo

    Para poder poner ante tus plantas
    la ofrenda de mi vida y de mi amor,
    con alma, sueños rotos, risas, lágrimas,
    Hice mis versos yo.

    Regalo de La Guía al Día para todos los enamorados