El País Digital
Domingo
20 abril
1997 - Nº 352

Se entrega uno de los prófugos del caso del fotógrafo argentino asesinado

EFE , Buenos Aires
En lo que supone el último capítulo en el caso que más ha conmovido a Argentina desde hace años, uno de los dos prófugos implicados en el asesino del fotógrafo de prensa, José Luis Cabezas, se entregó ayer a la policía.

Con la rendición de José Luis Auge, en un puesto policial de la ciudad bonaerense de Castelli, cerca de Dolores, se da un paso más en el esclarecimiento del homicidio cometido el 25 del enero pasado, cuando el fotógrafo de la revista Noticias fue obligado a bajarse de su coche, a arrodillarse esposado antes de que le dispararan a quemarropa. El cadáver de Cabezas apareció calcinado en un vehículo también quemado cerca de la ciudad atlántica de Pinamar.

Los investigadores del caso, presidido por el juez José Luis Macchi, estiman que la entrega de Auge provocará que Horacio Anselmo Braga, el otro involucrado, adopte la misma actitud y se rinda a la justicia argentina.

Hasta la fecha, tres policías y tres civiles han sido arrestados, acusados de ser los autores materiales del crimen. A estos seis se suman otros cinco, identificados como delincuentes comunes, procesados desde febrero bajo la misma sospecha. Ahora sólo hace falta encontrar a los autores intelectuales del asesinato.

La declaración de Auge puede complicar la situación del detenido ex oficial policial Sergio Camaratta, ex jefe del destacamento de la ciudad balnearia de Valeria del Mar, quien, al parecer, fue uno de los que coordinó al grupo, según fuentes oficiales.

Mafia policial

Uno de los encarcelados, Gustavo González, acusó al ex oficial de policía, Gustavo Prellezo, de haber matado a Cabezas de un disparo y de sus declaraciones surgieron elementos para intensificar la investigación. González no ha revelado si el gatillo lo apretó Prellezo o Braga y su testimonio no da ninguna pista al respeto.

González integraba el grupo de mafia policial del narcotráfico y delincuentes comunes que tenía como misión secuestrar y dar una paliza a Cabezas, según el testimonio de algunos de los implicados. Este grupo pretendía impedir que el reportero gráfico informara acerca de bandas de policías y civiles dedicadas al robo y al tráfico de drogas en la zona de la costa atlántica donde se produjo el asesinato.

Argentina no ha visto semejante caso de implicación policial en los últimos años, y el seguimiento del mismo ha sido extenso. La prensa nacional se ocupa a diario del caso. El testimonio de González fue especialmente significativo, porque era la primera vez que uno de los que están implicados en el caso reconocieron su participación en voz alta.

De acuerdo con los investigadores, se han dado pasos hacia el descabezamiento del grupo que, al parecer, cometió el crimen. De momento, sin embargo, existen escasos avances sobre los instigadores del episodio.

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