El País Digital
Martes
25 marzo
1997 - Nº 326

A Argentina le duele el cuerpo

La protesta social enrarece la conmemoración de otro aniversario del golpe militar

CARLOS ARES , Buenos Aires
Cuando comienza el otoño y toca el 24 de marzo en el calendario, la sociedad argentina parece revolverse sobre sí misma para lamerse heridas abiertas, que sangran, que no cierran, que no cesan de doler. Ya son 21 los años pasados desde aquella madrugada del 24 de marzo de 1976, cuando el comunicado número uno de la Junta Militar que encabezaba el general Jorge Rafael Videla confirmaba el anunciado y temido golpe de Estado contra el Gobierno que por entonces presidía María Estela Martínez, Isabel, la viuda de Perón. Pero, como canta Carlos Gardel en un tango famoso en todo el mundo, «20 años no es nada», apenas un aliento de vida cuando se ha sufrido y se ha perdido tanto.

Este lunes 24 de marzo de 1997, las bandas herederas de aquellos torturadores amenazaban con una huelga de la policía de la provincia de Buenos Aires para defenderse de lo que suponen un ataque contra la institución. Las denuncias de corrupción policial alcanzaron tal magnitud, que el Gobierno peronista de la provincia ordenó poner «en disponibilidad» a los más de 40.000 agentes y se calcula que unos mil oficiales superiores cesarán en sus funciones próximamente. Por de pronto, cincuenta de ellos ya fueron expulsados del cuerpo a finales de la semana pasada.

El crimen de un reportero gráfico de la revista Noticias , José Luis Cabezas, asesinado el pasado 25 de enero, fue el que desató finalmente el reclamo social para que se inicie el proceso de renovación de una fuerza que continúa bajo el control de mafias internas, dedicadas ahora al tráfico de drogas, al cobro de «servicios de seguridad», al secuestro y a la extorsión. La investigación del crimen ha salpicado a varios policías en activo de la provincia de Buenos Aires. El pulso entre los capos policiales y el gobernador Eduardo Duhalde, candidato natural del peronismo para suceder a Carlos Menem en la presidencia de la nación en las próximas elecciones, se volcó ayer a favor de los políticos. La huelga policial no tuvo efectos ni contó con la adhesión que sus anónimos organizadores esperaban. Un dolor de cabeza menos para los partidarios de una depuración a fondo.

Este lunes se desarrollaron también diversos actos para repudiar el golpe de Estado y la posterior dictadura militar, que desató la más brutal represión de que se tenga memoria en el país. Durante la madrugada, la organización Hijos, que reúne precisamente a los hijos de los desaparecidos, había realizado una marcha de antorchas.

Por la tarde, los organismos defensores de los derechos humanos, los sindicatos y los partidos políticos de la oposición convocaron también a una manifestación multitudinaria que se concentró frente a la sede del Parlamento y tenía previsto marchar por la noche hacia la plaza de Mayo. El día y la fecha sirvieron además para que los ciudadanos pudieran expresar a través de todos los medios de comunicación la necesidad de que «definitivamente se haga justicia y se termine con el estado de impunidad».

A los crímenes de la dictadura se han sumado durante la transición democrática cientos de muertes nunca esclarecidas en todo el país y la policía de la provincia de Buenos Aires estuvo, por acción u omisión, involucrada en muchos de esos asesinatos. Además, se sospecha de su participación en atentados terroristas como los que se realizaron contra la sede de la Embajada de Israel en Buenos Aires y la Asociación Mutual Israelita Argentina (AMIA).

También este lunes los maestros de escuelas públicas declararon una huelga nacional de 24 horas para reclamar contra la «reforma educativa» que propone el Gobierno y que, a juicio de los sindicatos, proyecta metas imposibles de cumplir y de alcanzar porque falla en la atención de las necesidades básicas, como los bajos salarios y la falta de recursos para desarrollar la instrucción primaria.

Las encuestas demuestran que el principal objetivo de la mayoría de los padres que envían a sus hijos a escuelas donde se les sirve un almuerzo ligero tiene más bien poco que ver con la pedagogía y se limita con toda modestia a que «al menos coman algo». Al final de la jornada, cada 24 de marzo, la sociedad argentina se va a dormir con la vaga sensación de que, aun cuando no sepa bien por qué, le duele todo el cuerpo.

© Copyright DIARIO EL PAIS, S.A. - Miguel Yuste 40, 28037 Madrid