La sombra del dinero de la droga planea en la precampaña electoral en Bolivia
MABEL AZCUI
, La Paz
Hasta ahora, la precampaña de los partidos se ha mantenido en un nivel bajo. La situación puede cambiar a partir de la próxima semana, porque el nuevo régimen electoral ha introducido aspectos fundamentales como el apoyo financiero del Estado a los partidos durante las campañas electorales y el control de sus cuentas, la obligada participación femenina en un 30% en las listas y la creación de una comisión de ética para castigar el transfuguismo político.
Trece partidos y tres coaliciones participarán en las elecciones de este año. Los partidos más votados en 1993 han designado ya a sus candidatos. El gobernante Movimiento Nacionalista Revolucionario (MNR) apoya al abogado Juan Carlos Durán, de larga trayectoria política. Su principal adversario, Acción Democrática Nacionalista (ADN), postula por sexta vez desde 1979 al ex dictador Hugo Bánzer, y el Movimiento de Izquierda Revolucionaria (MIR), al también ex presidente Jaime Paz Zamora.
La Unidad Cívica Solidaridad ha presentado al empresario Ivo Kuljis, mientras que la cuarta agrupación más votada en las elecciones generales de 1993, Conciencia de Patria (Condepa), ha elegido como candidata a una mujer. La comadre Remedios Loza, una guapa chola artesana de 47 años, ha heredado la jefatura del populista Condepa y la candidatura a la presidencia de Bolivia a la muerte del fundador jefe de ese partido, Carlos Palenque, por un paro cardiaco el 9 de marzo.
De pollera, mantón y sombrero bombín, la diputada Loza está segura de que la muerte de Palenque no será en vano, sino que dará a su partido la victoria en las urnas en La Paz, donde Condepa es la primera fuerza, y en el resto de Bolivia.
La precampaña se animará con la inyección de dinero fresco del Estado que, en un monto de 11,4 millones de dólares, se asignará a los partidos, según los votos de los anteriores comicios.
La aportación estatal, criticada por los ciudadanos, ha sido un balón de oxígeno para la clase política. «Nos ha salvado, pues estábamos con el agua al cuello y afrontando la actitud reacia de amigos empresarios que no quieren comprometerse con ningún partido», señaló un dirigente político. Aludía así a la situación de un banquero encarcelado por el caso Banco Vínculo, un escándalo que involucró a miembros del gobernante MNR, presuntos receptores de donaciones a cambio de ocultar la supuesta quiebra de entidades bancarias.
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La sombra de acusaciones de presuntos vínculos con el narcotráfico, que mantiene a un dirigente del Movimiento de Izquierda Revolucionaria (MIR) en la cárcel, ha determinado que los políticos bolivianos huyan como de la peste de cualquier sospecha de presunta financiación ilegal y demuestren que cuentan con recursos suficientes para la campaña de las elecciones presidenciales del próximo junio. Todos los candidatos se han esforzado en el contacto directo con sus electores, prescindiendo de los medios de comunicación.
La nueva ley de reforma del régimen electoral, la presencia -por primera vez en la historia- de una chola (mestiza) como candidata a la presidencia y la elección de diputados uninominales convierten en únicas las próximas elecciones de Bolivia, las últimas del siglo en el país andino.