El País Digital
Lunes
3 marzo
1997 - Nº 304

El duro plan de ajuste económico mina la popularidad de Arzú a un año de subir al poder

JOSÉ ELÍAS , Guatemala
La desmovilización de la guerrilla guatemalteca comienza hoy. Sin embargo, el presidente de Guatemala, Alvaro Arzú, que firmó la paz que puso fin a más de 36 años de conflicto, no disfrutará con plenitud de lo que podía haber sido uno de sus mejores días desde que asumió el poder hace un año. La crisis económica que sacude al país, agravada por las medidas de choque implantadas por el Gobierno, ha hundido al presidente en la estima popular, según las últimas encuestas. Sólo un 34% de la población aprueba su gestión, frente al 70% de hace 12 meses.

Hace tan sólo dos meses, el país apostaba por el liderazgo de Arzú. Con la firma de la paz entre el Gobierno guatemalteco y la Unidad Revolucionaria Nacional Guatemalteca (URNG) a finales de diciembre, Arzú estuvo en el cénit de su carrera presidencial. Y las encuestas lo confirmaban: según los datos publicados en el semanario Crónica este fin de semana, un 70% de la población apoyaba al presidente, del Partido de Avance Nacional (PAN), hace un año.

Pero la economía se ha interpuesto en el camino triunfal del presidente. Arzú, que prometió en su campaña no castigar a la familia guatemalteca con nuevos gravámenes, mantener numerosos subsidios como política de Estado para garantizar el bienestar y reducir los índices de violencia en un término de 180 días, no ha podido ofrecer resultados.

Caída del poder adquisitivo

De hecho, el presidente ha roto la mayoría de sus promesas con medidas que han tenido un impacto bastante drástico sobre el poder adquisitivo de la mayoría de los ciudadanos. El año nuevo ha traído una escalada de precios en varios productos y servicios, derivada del aumento en los precios de combustibles ,del transporte y una cantidad de impuestos indirectos. Las nuevas medidas también han afectado al servicio telefónico, que a partir del 15 de febrero aumentó un 3.000%. Se prevé que pronto esta política también afectará al precio de electricidad y agua potable, entre otros servicios esenciales. El malestar de los ciudadanos por esas medidas se ha visto reflejado en una caída espectacular en la popularidad del presidente. La encuesta de Cronica -realizada en la Ciudad de Guatemala, bastión que le dio el triunfo a Arzú en las elecciones de 1996- muestra que sólo un 34% de los consultados califica la labor del presidente de buena. Además, un 49% de los encuestados afirma estar económicamente peor que el año pasado. Arzú tampoco ha podido cumplir con su promesa electoral de reducir los niveles de violencia y crimen en el país. Según la encuesta del semanario, un 67% de los guatemaltecos opina que la violencia se ha incrementado en el último año.

Con este panorama, no es de sorprender que los guatemaltecos no hayan podido disfrutar de la desmovilización de la guerilla tras 36 años de guerra civil. El llamado Día D , vigilado por las Boinas Azules de la ONU bajo el mandato del general español José Rodríguez, marca el comienzo del alto en fuego definitivo con la entrega de las armas por los combatientes. A partir de hoy, los miembros de la antigua guerrilla se incorporarán a la vida normal del país.

«Estamos aquí para dar fe ante el mundo de que la voluntad política se torna realidad», dijo Rodríguez, quien calificó de «simbolismo tremendo» que los antiguos combatientes se saluden sin armas en la mano.

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