El País Digital
Sábado
22 marzo
1997 - Nº 323

Buenos Aires inicia una purga para lavar su imagen expulsando a 50 policías por corrupción

JUAN JESÚS AZNÁREZ , Buenos Aires
Comenzó en Argentina la depuración de un cuerpo corroído por la corrupción. Poco antes de que el gobernador de la provincia de Buenos Aires decidiera la expulsión de 50 policías implicados en graves actos de corrupción, el comisario y dos agentes de una comisaría de La Plata, capital de una provincia que agrupa a la mayoría de la población argentina, eran detenidos como presuntos cómplices de una mafia dedicada al juego clandestino. Se les considera implicados en la falsificación de documentos públicos, estafa al fisco e incumplimiento de los deberes de funcionario, cargos compartidos por la mayoría de los 50 policías despedidos, primeros de una lista de 150 en una plantilla de 48.000 .

Pagando justos por pecadores, aunque con razones suficientes para la mala imagen del cuerpo, se asocia a la policía bonaerense con asesinatos, robos, extorsión y narcotráfico. Cuarenta inspectores asignados a la lucha contra el comercio de estupefacientes «se han convertido en consumidores de drogas», afirmó el gobernador Eduardo Duhalde.

Entre los expulsados figuran los oficiales acusados de participar en la desaparición de un albañil -cuyo cadáver fue encontrado en 1995, cinco años después de su muerte- y en el asesinato de un joven cazador de nutrias.

Portavoces de una asociación policial anunciaron un paro de protesta para este lunes por la aplicación de la Ley de Prescindibilidad, sancionada el pasado año, que permite los despidos sin sumario previo. Pero no es probable que el gobernador Eduardo Duhalde -que necesita hacer méritos para suceder a Carlos Menem en las próximas elecciones presidenciales- vaya a ceder.

Deseos de la mayoría

Sabe Duhalde además que ejecuta una purga deseada por la mayoría de los argentinos, y más por los periodistas, que lamentan la tardanza en el esclarecimiento del asesinato del fotógrafo José Luis Cebezas, perpetrado hace casi dos meses.

El lunes será un día complicado. La anunciada protesta policial coincide con un nuevo aniversario del golpe militar de marzo de 1976 contra el Gobierno de Isabelita Perón, una concentración en la plaza de Mayo y un paro docente frente al Congreso.

«Muchos policías saben que este proceso de depuración les alcanzan y eligen el peor de los caminos: tratan de crear un clima de zozobra e inseguridad», advirtió Duhalde. «Pero es inconcebible e inaceptable una medida de protesta, porque este tipo de situaciones aumentaría el descrédito de la institución». Preguntado sobre una posible sublevación del cuerpo, el gobernador dijo: «Espero que no haya carapintadas en la policía bonaerense». (Se llamó carapintadas a los militares que, con la cara tiznada de corcho quemado, se levantaron en armas contra la democracia en abril de 1987 -en Monte Caseros-, enero de 1988 -Villa Martelli-, diciembre de 1988 -en el edificio Libertador- y diciembre de 1990 -Regimiento de Patricios-).

Mientras tanto, el ex jefe de la policía provincial, Pedro Klodczyk, se querelló contra un sargento primero que le calificó como el padrino de una supuesta banda de narcotraficantes con asiento en la costa atlántica, en la que militarían mandos intermedios de la policía -con amantes incluidas-, políticos de medio pelo y conocidos empresarios de la zona costera.

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