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Martes
29 abril
1997 - Nº 361

Guerrilla y paramilitares se reparten Colombia en dos zonas con vistas a los próximos comicios

PILAR LOZANO, Bogotá
La pugna entre la guerrilla y los paramilitares amenaza con partir Colombia en dos este año electoral. Las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC), la insurgencia más antigua del país, anunciaron el fin de semana que impedirán a los partidos tradicionales (liberal y conservador) participar en los comicios de octubre en la zona que controlan. Raudos, los paramilitares proscribieron a la izquierda del territorio sobre el que señorean. El Gobierno, consciente de que su brazo no llega ya a muchas partes del país, sostiene que garantizará la participación de todos. La situación es explosiva: un vicepresidente de la Cámara de Representantes resultó ayer con graves quemaduras tras un atentado.

El panorama -a pesar de que las autoridades han respondido a estas amenazas diciendo que se garantizará el normal desarrollo de los comicios- es desolador. Tal como van las cosas, Colombia está cerca de ser un país sin Estado y dividido en dos: el norte y occidente, la zona más rica y poblada del país, bajo control de los grupos de autodefensa y paramilitares. El oriente y sur, la zona de llano y selva, casi despoblada, en poder de la guerrilla.

Los analistas lo predijeron hace unos días: el año electoral 1997-1998 puede ser el más violento en la historia de Colombia. Esto, en un país que registró en las elecciones de 1989 el asesinato de tres candidatos a la presidencia, puede resultar más de lo que la sociedad está dispuesta a soportar. Los anuncios simultáneos de la guerrilla y las Autodefensas Unidas de Colombia (reciente agrupación de los grupos paramilitares más grandes del país) de que boicotearán las elecciones del 16 de octubre parecen estar dando la razón al pesimismo. Ese día se elegirán alcaldes, gobernadores y representantes de las corporaciones regionales en toda la nación.

Los analistas vienen diciendo que la guerrilla y la autodefensa, enfrascadas hoy en una guerra cuyo objetivo es ganar territorio, aprovecharán estas elecciones para reforzar el poder que cada una de ellas tiene en diferentes zonas del país. La guerrilla tiene presencia en 622 municipios de los 1.062 de Colombia. Los paramilitares, en 450.

Según el comandante nacional, general Roso José Serrano, la meta de la insurgencia es colocar alcaldes en 600 municipios del país. La meta de los paramilitares es avanzar en su tenebrosa política de limpieza anticomunista en zonas que ahora están bajo control guerrillero.

Pero los primeros en anunciar su táctica fueron las FARC. El pasado viernes, en un comunicado de su bloque sur, este grupo advirtió que impedirá que los políticos de los partidos tradicionales (liberal y conservador) adelanten sus campañas proselitistas en tres provincias en las cuales ellos tienen fuerte influencia: Caquetá, Putumayo y Huila.

Los guerrilleros justifican su decisión de boicotear las elecciones señalando que las tres provincias se encuentran abandonadas por el Estado y que los políticos regionales no han defendido sus intereses, a pesar de las recientes protestas campesinas.

Las autodefensas, que han actuado ya hasta en poblaciones panameñas, contestaron el pasado domingo: impedirán la realización de campañas políticas de los movimientos de izquierda en territorios encabezados por ellos; no permitirán tampoco a los candidatos a las alcaldías en los municipios de influencia guerrillera establecer pactos con grupos subversivos.

Ayer se produjo la primera alarma . En Arauca, provincia del Oriente, de gran influencia guerrillera, se registró un atentado contra el segundo vicepresidente de la Cámara de Representantes, Julio Acosta, quien resultó levemente herido. Uno de sus guardaespaldas murió.

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