El País Digital
Domingo
25 mayo
1997 - Nº 387

Paramilitares de Colombia admiten que violan los derechos humanos

EFE , Nueva York
Carlos Castaño, jefe del grupo paramilitar más rico y violento de Colombia, reconoce que sus fuerzas violan los derechos humanos en su lucha contra la guerrilla izquierdista, pero se defiende diciendo que están «librando una guerra irregular«.

El Ejército colombiano «no puede hacer el trabajo; si los soldados usaran los mismos mecanismos que nosotros usamos y que son los únicos que dan resultados», se ofrecería una recompensa de un millón de dólares por su cabeza también, declaró Castaño en una entrevista con la revista Newsweek que sale mañana lunes.

En diciembre pasado, ante el aumento de la violencia perpetrada por el grupo ACCU (Autodefensas Campesinas de Córdoba y Urabá), liderado por Castaño, el Ministerio de Defensa ofreció una recompensa de un millón de dólares por su captura.

Las fuerzas de Castaño han asesinado a más de 300 civiles entre julio y diciembre pasados, según el grupo estadounidense pro derechos humanos Human Rights Watch , y se teme que el número de asesinatos perpetrados por este escuadrón de la muerte aumente mucho este año, dijo la revista.

Las víctimas de ACCU suelen ser apresadas durante la noche, torturadas, mutiladas y luego decapitadas, lo que ha valido a las fuerzas del grupo paramilitar el apodo de «cortadores de cabezas».

La lucha entre los grupos paramilitares y la guerrilla izquierdista ha obligado a al menos un millón de colombianos a abandonar sus hogares y aldeas en la última década.

Pero, aún así, muchos colombianos creen que los métodos violentos de ACCU ofrecen la única solución a 35 años de conflicto, agregó la revista.

Castaño, quien remplazó a su hermano Fidel al frente de ACCU en 1995, sostiene que ha impuesto el imperio de la ley entre sus efectivos.

Tribunal secreto

Ahora, los sospechosos comparecen ante un tribunal secreto de jueces paramilitares, y se necesitan dos testigos que corroboren las acusaciones para que emita un veredicto de culpabilidad, dijo Castaño.

Sostuvo que estos «tribunales» han condenado a muerte a sólo cinco personas, todas ellas por asesinato premeditado, pero los expertos en derechos humanos dicen que la guerra librada por Castaño es más indiscriminada que antes, no menos, como él dice.

Después de que las guerrillas izquierdistas mataron a un policía en la aldea de Caicedo el año pasado, dicen testigos de los hechos, 20 pistoleros de ACCU entraron en el pueblo, detuvieron a cuatro comerciantes, los acusaron de vender comida a los guerrilleros, y los mataron de un tiro en la plaza del pueblo.

En Montería, las fuerzas de Castaño mataron en 1996 a media docena de carniceros que supuestamente habían comprado ganado anteriormente robado por guerrilleros.

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