El País Digital
Martes
25 marzo
1997 - Nº 326

Fase final de la negociación para liberar a los 72 secuestrados por el MRTA en Lima

LAURA PUERTAS , Lima
El asesinato de dos policías, la reunión entre el presidente Alberto Fujimori con el representante del Vaticano y miembro de la Comisión de Garantes, Juan Luis Cipriani, y la de todos los mediadores con Néstor Cerpa, el jefe del Movimiento Revolucionario Tupac Amaru (MRTA), que tomó la residencia del embajador japonés, agitaron el ambiente que rodea la crisis de los rehenes que cumple hoy 98 días. La cita entre Cipriani y Fujimori despertó expectativas, tras haber trascendido que las negociaciones para liberar a los 72 cautivos están en su fase final.

No hubo declaraciones al término de la entrevista pero se supo que Cipriani llevó al Palacio de Gobierno un borrador elaborado por los garantes para romper el estancamiento en las negociaciones entre el Gobierno y el MRTA.

La propuesta, en líneas generales, consistiría en el viaje de los secuestradores a Cuba -previa amnistía para todos ellos- acompañados de los garantes y un importante grupo de los rehenes, además del pago de una significativa suma de dinero que serviría para que Cerpa pueda apoyar desde la isla a los prisioneros emerretistas y a sus familiares. Asimismo, el Gobierno liberaría a algunos prisioneros y mejoraría las condiciones carcelarias, al mismo tiempo que facilitaría el camino para que el Comité Internacional de la Cruz Roja (CICR) reanude sus visitas a los condenados por terrorismo.

A juzgar por la «cura de silencio» autoimpuesta por Fujimori, los garantes y Cerpa, las negociaciones parecen estar pasando por su momento más crítico. Más allá de los rumores sobre posibles acuerdos entre las partes, lo concreto es que los protagonistas principales de la crisis de los rehenes -Fujimori y Cerpa- han negado públicamente haber cedido un milímetro en sus posiciones originales.

Salida pacífica

El mandatario peruano ha reiterado en todos los tonos que buscará una salida pacífica, sin que ello signifique la liberación de ningún preso emerretista. Néstor Cerpa, por su parte, cada vez que ha tenido contacto con la prensa ha ratificado que el asalto a la residencia tiene como principal objetivo lograr la liberación de sus compañeros de armas -más de 400- que purgan condenas en diferentes cárceles del país.

En medios diplomáticos, sin embargo, se maneja la versión de que el Gobierno peruano habría cedido en la liberación de algunos emerretistas, vía el indulto o la revisión de condenas, con la única condición de que los beneficiados no se hayan visto involucrados en delitos de sangre. Un diplomático dijo a EL PAÍS que el MRTA habría recibido una lista de encarcelados y habría indicado quiénes deberían ser los excarcelados. Entre ellos se encuentra la esposa de Cerpa, Nancy Gilbonio.

Por otro lado, se espera que las negociaciones para bien o para mal se intensifiquen en los próximos días y no necesariamente mediante entrevistas directas entre los secuestradores y el Gobierno. El método consistirá en que los garantes irán, sucesivamente, haciendo propuestas a las partes, hasta que se llegue a una solución final. «El Gobierno peruano tiene que entender que no está negociando con 12 emerretistas sino por la vida de 72 rehenes», dijo el diplomático vinculado a la Comisión de Garantes. «En ese momento», agregó, «la solución será viable».

Mientras tanto, a última hora de la noche del domingo (madrugada en España), dos policías fueron acribillados en Huachipa, distrito del este de Lima. Dicha zona ha sido durante años dominio de Sendero Luminoso, aunque no ha quedado descartado que el MRTA tenga algo que ver en el suceso. Los atacantes se llevaron las armas de las víctimas. La policía peruana aún no ha identificado a los autores del crimen. De acuerdo con la versión de los testigos, los atacantes no dieron vivas a ningún grupo subversivo ni dejaron notas reivindicando el atentado.

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