La violencia común causa en El Salvador más muertos diarios que la guerra civil
JUAN JOSÉ DALTON
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San Salvador
Óscar Fernández, jefe de asesores de la dirección de la Policía Nacional Civil (PNC), asegura, en una conversación con EL PAÍS, que en los cuatro años de funcionamiento del cuerpo de seguridad pública se ha primado «la cantidad de agentes sobre la calidad profesional de los mismos».
La propia existencia de la PNC se considera como uno de los logros más importantes del proceso de paz salvadoreño. Sin embargo, se mantiene como la institución del Estado que más viola los derechos humanos, según la Procuraduría para la Defensa de los Derechos Humanos, en cuyo informe de 1996 le atribuye el 58% de atentados contra la vida.
El presidente del Tribunal Disciplinario de la PNC, Óscar Miranda, aseveró que anualmente se procesan cerca de novecientos casos por delitos graves y muy graves relacionados con negligencias, faltas consecuentes de la ingesta de alcohol, uso indebido de armas, deserción, cohecho y maltrato a la población.
Uno de los señalamientos más insistentes que se le hace a la policía es su incapacidad mostrada hasta el momento de capturar a los jefes del crimen organizado y a los que controlan el narcotráfico. «En las redadas antinarcóticos, sólo se captura a revendedores de marihuana o de cocaína», asegura el experto en drogas Carlos Avilés.
«Si en estos momentos nos es difícil investigar los delitos más sencillos, por incapacidad numérica y profesional, mucho más difícil nos resulta luchar contra el crimen organizado, que tiene mucha experiencia, recursos financieros y más técnica que las instituciones de seguridad pública», enfatiza Fernández. Para el asesor policial, en «esta transición, la Administración de justicia marcha con vaivenes».
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La falta de profesionalidad de la policía en El Salvador, según reconoce un alto funcionario, le impide un eficaz combate contra el alarmante aumento de la delincuencia en la presente etapa de posguerra, en la que los muertos por la violencia callejera y el crimen organizado superan de forma sorprendente, en promedio diario, a las víctimas del enfrentamiento bélico. Durante los 12 años (1980-1992) de guerra civil, el promedio diario de muertos fue de 17, mientras que en los dos últimos años se contabilizan entre 22 y 24 muertos diarios por la delincuencia.