Los profesionales reunidos en Zacatecas alertan sobre la amenaza de la globalización informativa
MAITE RICO
, Zacatecas
Esta denuncia atraviesa las conclusiones presentadas en la tarde del jueves por los responsables de las seis mesas de trabajo en que se dividió el congreso: prensa, libros, radio, televisión, cine y nuevas tecnologías. En el apartado de prensa, el catedrático español Bernardo Díaz Nosty destacó que la imposición progresiva de una matriz mercantilista en los medios de comunicación está llevando a un «reduccionismo ideológico y discursivo«, que afecta a la lengua. La estandarización de los mensajes, «secuestro de la expresión«, hace asomar una suerte de pensamiento único.
No obstante, añadió, no hay que «demonizar la globalización«, fenómeno de origen anglosajón, pero sí establecer fronteras de defensa de las identidades propias. Y la prensa de referencia tiene una responsabilidad importante en los procesos de regeneración lingüística y cultural, puesto que crea opinión sobre los creadores de opinión. Los medios escritos deben concienciarse y buscar soluciones que sirvan de estímulo a otros sectores de la comunicación.
Nuevas tecnologías
La penetración de las pautas uniformizadoras y la influencia anglosajona que llegan de la mano de las nuevas tecnologías tiene su registro patente en los medios audiovisuales. «El contexto de la internacionalización«, como dijo Alejandra Lajous, directora del Canal 11 de la televisión mexicana, se refleja en la penetración de la industria de entretenimiento estadounidense en todos los países. La «globalización« es, de hecho, una «norteamericanización«. El reto de los países hispanohablantes es fortalecer las industrias culturales propias.
A conclusiones similares llegó la mesa de cine, coordinada por Reynaldo González, director de la Cinemateca cubana. A pesar de los lamentos, dijo González, hoy se ve más cine que nunca, gracias en parte a la televisión y el vídeo. Y el reto esencial, como ocurre en los otros medios, es luchar contra esa homogeneización de los mensajes y la expresión, que amenazan «con limar las diversidades preciosas« que conforman las culturas hispanas. Y ese reto sólo puede enfrentarse «con el respeto a la Babel de acentos y enriquecimientos múltiples que es nuestra lengua española«. La petición de esta mesa: que las autoridades sean conscientes de la necesidad del apoyo a la industria cinematográfica y que muestren respeto por estos creadores.
Daniel Martín Mayorga, ingeniero madrileño que ha estado a cargo de la mesa sobre nuevas tecnologías, una de las más sugerentes, expuso con claridad las fortalezas y las debilidades del español en esta nueva sociedad global de información. Nuestro idioma, dijo, es la segunda lengua en importancia como instrumento de comunicación, tiene gran continuación geográfica y sustenta una cultura rica y prestigiosa. Pero todo ello pasa a un segundo plano ante las debilidades, que se derivan ante todo del poco peso de la comunidad hispanohablantes en el concierto mundial de la informática y las telecomunicaciones y de su dependencia del exterior.
El listado de carencias fue demoledor: los países de habla española no cuentan con recursos suficientes para la investigación y el desarrollo, y sí existe en cambio un desigual nivel educativo, profundos desequilibrios territoriales y sociales, y una «escasa conciencia de la relevancia económica del idioma«. Si no se destinan recursos para el desarrollo, si no cooperan más las instituciones interesadas en el idioma y si las empresas de comunicación hispanohablantes no luchan por tener presencia en los grandes emporios tecnológicos, no se podrá lograr la protección del patrimonio cultural español y del idioma, que quedará convertido en un mero instrumento utilitario.
La sombra de la llamada «globalización« (la expansión de redes de información y comunicación a escala mundial) sobrevoló Zacatecas y arrancó la principal conclusión del I Congreso Internacional de la Lengua Española, que ayer terminó sus trabajos en esta ciudad mexicana: frente a la imparable uniformización de contenidos, actitudes y lenguaje que llega desde los nuevos centros de poder, la comunidad hispanohablante debe establecer estrategias de defensa de la propia identidad. El español es, además de patrimonio cultural inalienable, todo un valor estratégico.
Por encima de debates y desacuerdos, los expertos que han participado a lo largo de tres densas jornadas en los trabajos del Congreso, dedicado a la lengua española y los medios de comunicación, han coincidido en una preocupación común: la expansión de las nuevas tecnologías, vinculadas a poderosos intereses económicos, está acelerando la imposición de patrones culturales externos, cuyos mensajes estandarizados empobrecen el lenguaje y el pensamiento.
del Congreso de la Lengua (L. A. García).
M. R.
, Zacatecas
El libro y la radio son mundos que pueden sortear mejor los embates de la uniformización lingüística que nos invade. En el libro la palabra se recrea. En la radio se expresa con espontaneidad.
La supervivencia del libro está garantizada, aseguran los expertos que participaron en el I Congreso Internacional de la Lengua Española. Si bien la literatura del siglo XXI se verá obligada a pelear su espacio, como indicaba el escritor cubano Lisandro Otero, en el apabullante mundo de los medios de masas, el lugar que ocupa nunca podrá ser sustituido. El coordinador de la mesa del libro, el editor mexicano Jaime Labastida, se encargó de responder a los profetas que auguran la desaparición del libro en las procelososas corrientes tecnológicas: «Los iconos de las computadores son fugaces, efímeros. No debemos exagerar su influencia ni erigirlos como ídolos. Pasarán. Permaneceremos«.
Las propuestas de esta mesa han sido muy prácticas: la promoción de leyes a favor de la industria librera, campañas de impulso a la lectura y, sugerida por el ex presidente colombiano Belisario Betancur, la petición del establecimiento de un sistema de libre circulación del libro en todos los países de habla hispana, con la supresión de gravámenes.
Para los ponentes de radio, la comunicación está por encima del lenguaje. Por su inmediatez, su penetración y su proximidad a los pueblos, la radio se convierte en el transmisor de la lengua viva. Son las comunidades la que dan legalidad al uso de la palabra. Despúes, dijo Manzanares, llega el apoyo y la rúbrica de las academias. El objetivo es producir programas que otorguen un reconocimiento a las distintas formas de expresión de los países hispanohablantes, e incentivar a los comunicadores para que se preparen bien, como responsables sociales frente al idioma.
La defensa de los particularismos, de lo cotidiano, fue también esgrimida por los profesionales que participaron en la mesa de cine, entre ellos cuatro españoles: los cineastas Antonio Giménez Rico, Antonio Mercero y José Luis Garci, y el guionista Mario Onaindía. Las divergencias surgidas con respecto al doblaje (atentado a la cultura, según algunos, y componente de esa misma cultura, según Garci) desaparecieron ante la afirmación de Giménez Rico: no sólo hay que defender a ultranza la palabra, sino también la forma de contar las historias. Y recordando a Roberto Rossellini, aseguró que la «única forma de hacer cine internacional es que éste sea profundamente local».
ÁLEX GRIJELMO, Zacatecas
ENVIADO ESPECIAL
El académico mexicano Guido Gómez de Silva, de 71 años, ha presentado en el I Congreso Internacional de la Lengua Española, el Diccionario geográfico universal, una obra donde se puede consultar la correcta escritura de los nombres de países, ciudades y accidentes geográficos de todo el mundo, reflejados tanto en español como en aquellas lenguas a las que hayan sido traducidos.
Gómez de Silva ya había publicado su diccionario etimológico del español, en el que incluyó muchos topónimos y la explicación de su significado. «En ese diccionario», ha declarado a EL PAÍS, «empleé 17 años, porque lo hice sin computadora. Y en éste sólo he necesitado cinco años, porque me ayudé de la informática».
La obra ha sido iniciativa de la Academia Mexicana de la Lengua y tuvo como origen las innumerables consultas que recibía esa institución sobre cómo escribir en español los nombres de ríos, montañas, ciudades o países, sobre todo de aquéllos cuyo nombre original se expresa en otro alfabeto (nombres árabes, griegos, chinos, rusos...). El diccionario oficial de la Real Academia Española no daba respuesta a tantas dudas, puesto que no recoge nombres propios ni registra todos los gentilicios.
La obra de Gómez de Silva ha sido editada por el Fondo de Cultura Económica de México y puesta a la venta en Zacatecas con motivo del congreso. Los ejemplares remitidos a esta ciudad se agotaron en dos días, dado el interés de los centenares de ponentes y participantes.
Otro de los proyectos presentados en el Congreso ha sido el Centro Virtual del Instituto Cervantes. Esta institución, que enseña español a 27.000 alumnos repartidos en 32 centros en todo el mundo, ha abierto un espacio en Internet para llegar allá donde su presupuesto no alcanza. Desde el ciberespacio el instituto ofrecerá a todos los rincones del planeta un banco de consultas y sugerencias lingüísticas, en colaboración con el Departamento de Español Urgente de la agencia Efe, y abrirá una vía de intercomunicación para profesores y estudiantes, informa Maite Rico. El programa, todavía en fase experimental, abarcará también la vertiente cultural, con ofertas de exposiciones y foros sobre arte y arquitectura, por ejemplo. De momento, cuatro centros piloto, situados en Manila, Bremen, Casablanca y Chicago se encargan de examinar los materiales, la facilidad de acceso a la red y la sincronía entre los diferentes husos horarios.
Su puesta en marcha está prevista a partir del próximo verano. El espacio en la red del Cervantes servirá también de apoyo y punto de encuentro para uno de los proyectos que se han perfilado en Zacatecas: el libro de estilo común para los medios de comunicación latinoamericanos.
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