Castro abre zonas francas para lanzar a Cuba como centro comercial del Caribe
MAURICIO VICENT,
La Habana
Hasta el momento, en el Wajay hay 24 operadores comerciales -en todos los casos se trata de empresas que tenían arrendados almacenes in bond en La Habana y que ahora tienen un plazo de dos años para adaptarse a las nuevas regulaciones-, cuatro son operadores industriales -de los cuales dos son empresas españolas que se dedicarán a producir muebles y productos plásticos, con inversiones que no exceden el millón de dólares-, y un operador de servicios, que es también una firma española que ofrecerá asesoría jurídica.
El régimen laboral y salarial dentro de las zonas francas será controlado por el Estado, como en el caso de las empresas mixtas. Las empresas extranjeras contratarán a sus trabajadores a través de una agencia empleadora oficial, a quien le pagarán el salario en dólares, mientras que la agencia pagará a los trabajadores en pesos cubanos.
«Se estudia la posibilidad de crear un fondo de estimulación, y que los trabajadores de zonas francas reciban entre el 10% y el 15% de su salario en dólares», dijo Roberto Pérez, el vicepresidente de Almacenes Universales, la empresa cubana encargada de desarrollar el Wajay.
Éste es uno de los puntos más polémicos de la ley de zona franca, muy cuestionado por los empresarios extranjeros. Según algunos analistas extranjeros, entre las dificultades que se encontrará el Gobierno cubano para desarrollar esta zona están el no tener acceso al mercado estadounidense, el límite del 25% para importar productos a Cuba y los escasos y caros transportes desde Cuba. Como principales ventajas ofrecidas a los inversionistas están la «exención total de aranceles por la introducción dentro del área de productos destinados a las actividades autorizadas», así como diversos tipos de exenciones tributarias. Éstas son de varios tipos. La principal es la «exención total del pago de impuestos sobre las utilidades y por la utilización de la fuerza de trabajo a los concesionarios y operadores de actividades productivas por 12 años y bonificación del 50% por otros cinco años», mientras que en el caso de actividades comerciales y de servicios hay una exención total por cinco años y bonificación del 50% por tres años. La ley de zonas francas también prevé la posibilidad de establecer servicios bancarios y financieros, que podrán transferir libremente al exterior el capital proveniente de sus operaciones.
Según el ministro de Inversiones Extranjeras, Ibrahim Ferradaz, las zonas francas pueden convertirse en una nueva alternativa para los inversionistas y en un instrumento eficaz para atraer capitales extranjeros, más cuando Estados Unidos trata de desincentivar la inversión en la isla con la ley Helms-Burton. Para Ferradaz, entre los atractivos para invertir en las zonas francas de Cuba están las buenas comunicaciones, la posición geográfica y la mano de obra cualificada que ofrece la isla.
Las autoridades cubanas anunciaron que hoy abrirán la segunda zona franca en Berroa, a las afueras de La Habana; la tercera, en junio, en la bahía del Mariel, y antes de fin de año, la última, en Cienfuegos.
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Las autoridades cubanas inauguraron ayer en las cercanías del aeropuerto de La Habana la zona franca -un espacio no sujeto al régimen económico general del país- del Wajay, la primera de las cuatro áreas similares que el Gobierno comunista de Fidel Castro planea abrir este año en la isla con el objetivo de atraer capital e inversiones extranjeras y convertir a Cuba en una plataforma de comercialización y distribución de productos para el Caribe y América. La zona franca del Wajay tiene una extensión de 21 hectáreas y en ella podrán instalarse operadores comerciales, industriales y de servicios.
Las empresas que se establezcan en esta zona podrán ser de capital 100% extranjero y se beneficiarán de un sistema de exenciones aduanales y tributarias, aunque en principio sólo podrán importar a la isla el 25% de los bienes que produzcan o comercialicen.