El País Digital
Lunes
5 mayo
1997 - Nº 367

Como Mío Cid en los Andes

Mario Vargas Llosa regresa con discreción pero con polémica a Perú tras siete años de ausencia

JUAN JESÚS AZNÁREZ ENVIADO ESPECIAL , Lima

Mario Vargas Llosa en la campaña de
las presidenciales de 1990 (G. Sánchez).
En su discreto retorno a Perú después de siete años de ausencia, Mario Vargas Llosa fue recibido efusivamente el viernes por amigos de toda la vida y colaboradores políticos que aún le quieren presidente. Uno de ellos es Alberto Maza, activo promotor de su candidatura en la disputa electoral de 1990, ganada en la segunda vuelta por el ingeniero agrónomo Alberto Fujimori, cuya política critica el autor con severidad. «Mario tiene metido dentro el bicho de la política», sostiene Maza en el aeropuerto internacional Jorge Chávez. «Personas como él representan la conciencia de Perú, y su presencia puede ser como la del Mío Cid, que ganó la batalla después de muerto».

El sobresaliente escritor, que presentará el miércoles su última novela, Los cuadernos de don Rigoberto, se abrazó y besó emocionado con cuantos pudo entre aquellos que le aplaudían y reclamaban en la terminal. «Mario, qué alegría». «Bienvenido a Perú». Minutos después partió con escolta hacia su nueva vivienda de Barranco, junto al mar. «Nos vemos en casa», citó. A 20 metros de los admiradores, una señora y varios más despotricaban contra Vargas Llosa, a quien esperan homenajes y bienvenidas, y las imputaciones e invectivas de sus enemigos.

Vargas Llosa llegó invitado por Alfaguara y Peisa, que coeditan su última novela, y será investido doctor honoris causa por la Universidad de Lima, distinción importante, pues es la primera vez que la recibe en Perú después de habérsele concedido en universidades europeas y estadounidenses. «Es un mérito que ganó hace muchos años», dice su amigo Jorge Grumberg. «Mario debe venir como lo que es, como un intelectual importante, y yo quiero que venga más a menudo». ¿Y por qué esa ausencia tan prolongada? «Pues porque no solamente es peruano, sino que pertenece al mundo, y por tanto, tiene compromisos en todo el mundo. Vamos a hacerle los honores que se merece para que se sienta feliz en su patria».

«¿A qué viene Vargas Llosa?», se preguntaba ayer en titulares la revista dominical del Expreso, diario que no regatea críticas. «Su retorno, al parecer, es esperado con fruición por ciertos grupos que llegaron a abrirle apenas un poco la cremallera del poder, y esperan poder atraer de vuelta al ruedo al matador ya sin coleta». De momento, el polémico escritor ha departido con los amigos en su casa de Barranco, se pone al día y prepara el programa de las próximas jornadas.

Maza fue su estrecho colaborador siete años atrás del aspirante a presidente. «Esta visita constituirá un reencuentro con su país. Sabemos, por sus declaraciones, que está alejado de la política pero a mí me parece que se refiere a su alejamiento para un cargo público. El bicho de la política lo tiene metido», asegura Maza. «Así que, de repente se produce un despertar sobre todo en momentos difíciles, en momentos en que la popularidad del presidente (Fujimori) se viene abajo, sube como la espuma, o sea, la inestabilidad es total».

La personalidad de Vargas Llosa y no pocas de sus declaraciones e iniciativas fueron negativamente percibidas en Perú. Maza reconoce que «hay bastante gente en este momento en contra de Mario. La propaganda oficial lo satanizó. Cuando se acogió a los beneficios de la nacionalidad española, y muchísimos peruanos se han acogido a ella, el Gobierno montó una campaña que parecía más una cacería de brujas, y verdaderamente deja un poco de huella».

La iracundia de una guía de turismo demuestra hasta qué punto cuajó esa presentación sesgada, cuando no la manipulación, de algunos de los juicios o movimientos del escritor. «¡Fuera de acá!», gritaba. «Él ya no es peruano. ¿Cómo puede serlo alguien que pidió que se cortara la ayuda humanitaria al Perú? Yo voté por él y por eso estoy más en contra. Es un traidor». ¿Y por qué se enfada tanto? «Pues, señor, qué nos queda a los que votamos por él y nos traicionó. Y además habló de los incas y sus bárbaras costumbres, y eso, como guía de turismo y como peruana, me duele».

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