El País Digital
Lunes
26 mayo
1997 - Nº 388

Al menos cuatro muertos en un choque entre militares y guerrilleros mexicanos

MAITE RICO , México
El Ejército Popular Revolucionario (EPR), un grupo guerrillero surgido en México en 1996, volvió a irrumpir violentamente en la vida política del país al emboscar, el pasado sábado, a un convoy militar en el Estado sureño de Guerrero. El balance oficial del enfrentamiento, que duró una hora, es de cuatro muertos (dos soldados y dos guerrilleros) y tres militares heridos.

Algunos testimonios, sin embargo, aumentan a cinco el número de militares muertos, y a diez los heridos.

El suceso ocurrió en una carretera federal guerrerense donde ya el EPR había realizado otras emboscadas. El convoy militar, integrado por cuatro vehículos y unos veinte efectivos (personal sanitario y una escolta de infantería), regresaba a su base en Chilpancingo, la capital del Estado, tras haber atendido a un poblado damnificado por una fuerte tormenta de granizo.

Las versiones aún son confusas, aunque, según los testigos, los miembros del EPR habían instalado un retén para distribuir propaganda entre los automovilistas. Al pasar el convoy, sin embargo, comenzó una lluvia de fuego desde las laderas. Un taxista pudo escuchar en su radio el mensaje que un policía que presenciaba los hechos enviaba a sus superiores: «¡Los están acabando!».

Los militares se defendieron y el tiroteo se prolongó una hora, hasta que los guerrilleros se retiraron. En su batida posterior, el Ejército, que perdió a dos sargentos, encontró los cuerpos «de dos agresores no identificados», armados con fusiles AK-47 con las siglas EPR.

Este grupo, surgido en junio de 1996 en la depauperada sierra guerrerense, tiene sus raíces en los movimientos armados mexicanos de los años setenta, de los que también heredó su discurso dogmático.

Sin embargo, sus relucientes armas automáticas y sus impecables uniformes han despertado cierta desconfianza en diversos sectores políticos, que no descartan que el EPR esté siendo utilizado como un elemento desestabilizador en el contexto de la lucha por el poder que se vive en el seno del Partido Revolucionario Institucional (PRI), la formación gobernante desde 1929.

La guerrilla, que últimamente ha intensificado sus acciones de «propaganda armada», había anunciado una «tregua» en estas semanas de campaña electoral para las elecciones legislativas del próximo 6 de julio.

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