El País Digital
Sábado
17 mayo
1997 - Nº 379

Gobierno y ex guerrilla de Guatemala comparten el premio Príncipe de Asturias

JAVIER CUARTAS, Oviedo
El Gobierno de Guatemala y la Unidad Revolucionaria Nacional Guatemalteca (URNG), que el pasado 29 de diciembre pusieron fin a más de 36 años de conflicto bélico con la firma del llamado Acuerdo de Paz Firme y Duradera, comparten desde ayer el Premio Príncipe de Asturias de Cooperación Internacional. El galardón reconoce y distingue el esfuerzo del Gobierno y de los insurgentes en la búsqueda de una salida pacífica para una dolorosa y sangrienta guerra civil que asoló al país.

El premio pretende ser, según hizo público el jurado, un estímulo para la feliz culminación de este proceso de reconciliación nacional. La distinción, dotada con cinco millones de pesetas y una escultura de Joan Miró, será entregada el próximo otoño por el príncipe de Asturias, don Felipe de Borbón, en Oviedo. Junto con la candidatura galardonada, resultó finalista la del presidente egipcio, Hosni Mubarak, propuesto por su contribución al proceso de paz árabe-israelí.

El acuerdo de Guatemala -que puso fin a un conflicto que causó 100.000 muertos, 40.000 desaparecidos y un millón de desplazados- recibió el premio por decisión mayoritaria del jurado, que presidió el ex presidente del Gobierno español Leopoldo Calvo-Sotelo.

En el acta del fallo se destaca el «espíritu de armonía y de reconciliación» que animó a ambas partes y que inspiró dicho pacto, que, a juicio del jurado, debe servir de «ejemplo para asentar la paz en Centroamérica».

La candidatura conjunta del Gobierno de Guatemala y de la URNG fue propuesta por uno de los miembros del jurado, el diplomático y director del Instituto Cervantes, Santiago de Mora-Figueroa. Según Mora- Figueroa, el acuerdo de pacificación guatemalteco «tiene un valor ejemplar» y «puede servir de modelo para otros conflictos en el mundo». En los mismos términos se expresó otro de los jurados, el ex primer ministro portugués Francisco Pinto Balsemao.

El ex ministro español de Defensa, Gustavo Suárez Pertierra, que también participó en las deliberaciones, destacó la importancia de un «proceso de paz realizado con mucho esfuerzo en una zona muy inestable y en la que se ha cebado la desgracia humana», y en cuya consecución, subrayó, tuvo un importante papel «la cooperación de diversos países, entre ellos España y la ONU».

El vicepresidente primero del Congreso, Enrique Fernández-Miranda, también miembro del jurado, declaró que este premio insta a que «el acuerdo dure y tenga sus frutos para Guatemala y toda Centroamérica».

Alvaro Arzú: «Por ahora, las cosas están saliendo muy bien»

MAITE RICO , México

Alvaro Arzú.

El pasado jueves, el presidente de Guatemala, Alvaro Arzú, sostuvo en sus manos un fusil Kaláshnikov. El arma había pertenecido a la Unidad Revolucionaria Nacional Guatemalteca (URNG) y el general español José Rodríguez, jefe de los boinas azules de la ONU, se la acababa de entregar como símbolo de la culminación de la desmovilización y desarme de la guerrilla. Arzú sostuvo el arma unos segundos y la pasó rápidamente a un ayudante.

El viernes, una llamada madrugadora le anunció la concesión del premio Príncipe de Asturias. Arzú sonrió. Otro símbolo, que era un nuevo impulso al proceso de paz. «Me quedé entusiasmado», explicó en una conversación telefónica con EL PAÍS. «El premio viene a darle un marco de actuación muy importante al país, en esta nueva era que estamos tratando de conformar para Guatemala. Es un reconocimiento al pueblo de Guatemala, y que recibimos a nombre del pueblo de Guatemala, que es quien realmente logró el exito llevar a término un conficto armado de más de 30 años».

Alvaro Arzú, empresario de 50 años, llegó a la presidencia del país en enero de 1996 precedido de su fama de hombre determinado y pragmático. Lo primero que hizo fue plantarse en México para sostener cara a cara una reunión con los comandantes guerrilleros. Aquel encuentro histórico destrabó unas negociaciones que se prolongaban ya cinco años. Doce meses más tarde, el 31 de diciembre, ambas partes firmaban la paz.

Rebosando optimismo, Arzú asegura que el proceso marcha sobre ruedas. «Todas las trabas han sido superables. Por ejemplo el desarme, que ha sido motivo de conflicto en casos similares en otros países, se ha dado tal y como estaba programado. La reincorporación de la URNG a la vida civil se desarrolla sin contratiempos. Por ahora, las cosas están saliendo muy bien». «Ambas partes», dice, tienen una actitud «de mucha seriedad».

El presidente asegura que las zancadillas puestas al diálogo de paz tanto desde los sectores más reaccionarios como de grupos de activistas próximos a la guerrilla han quedado atrás, a pesar de ciertas campañas negativas de prensa. «Pero no han logrado calar en la sociedad guatemalteca, que está convencida del camino emprendido».

Pablo Monsanto: «La paz camina firme, pero en aguas turbulentas»

M. R. , México

Pablo Monsanto.

La Cancillería española llamó a Pablo Monsanto de madrugada para comunicarle el fallo del jurado del Premio Príncipe de Asturias. Y el antiguo comandante de la Unidad Revolucionaria Nacional Guatemalteca (URNG) sintió «mucha felicidad». Y un gran alivio: el galardón español llega en un momento oportunísimo. «La paz camina poco a poco, a paso firme, pero en medio de aguas turbulentas. Hay una campaña de sectores poderosos, a través de la prensa nacional, destinada a deslegitimar la verificación internacional y desgastar a los protagonistas del acuerdo, el Gobierno y la URNG».

La visión de Monsanto, que ha legalizado este nombre de guerra (el suyo de verdad es Jorge Soto), no rebosa el optimismo del presidente Arzú. «Las medidas previstas en los acuerdos de paz tendrán como resultado el cambio total de Guatemala. Por eso hay ciertos grupos empresaria les que se oponen a la aplicación completa de los acuerdos».

Como siempre, las alusiones se refieren a la poderosa Cámara del Agro, pero también a sectores que militan en el propio Partido de Avanzada Nacional (PAN), la formación de Arzú. «Ellos quieren impulsar una agenda de gobierno paralela a la agenda de la paz, y están presionando mucho».

La URNG está en plena transformación para convertirse en partido político. Sus casi 3.000 miembros acaban de dejar de las montañas para integrarse a la vida civil, cargados de esperanzas, pero también de temores. Por eso el premio, dice Monsanto, tiene mucho calado. «El Príncipe de Asturias significa no sólo un reconocimiento a los esfuerzos que se han hecho para construir la paz en Guatemala, sino un compromiso para el Gobierno y para nosotros para profundizar el proceso y lograr los resultados que la comunidad internacional espera».

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